martes, 28 de octubre de 2014

Cambios en la lechería



“Hace tiempo que estamos pensando con la Facultad de Ciencias Agrarias de Esperanza y la gente de CREA Santa Fe Centro, en cómo dar el salto productivo. Hemos hecho algunas investigaciones, acciones y desarrollos con productores. Y, en una investigación en particular, hemos identificado tecnologías que son muy importantes y que están descuidadas. A esto yo lo llamo ‘estar de espaldas’ a estas tecnologías básicas”.-



Así lo indicó Javier Baudracco, especialista en producción animal, durante una conferencia ofrecida en el Congreso Tecnológico CREA que se desarrolló en Mar del Plata, Rosario y Santiago del Estero de manera simultánea.

“Hay un relevamiento que nos indica que, en primer lugar, les falta agua a las vacas. Hemos crecido en la cantidad de vacas pero no hemos hecho una gran inversión en la provisión de agua. Las vacas hoy producen más y necesitan más agua, y tenemos que adecuar eso. Esto tiene un impacto altísimo que ya lo estamos comprobando más allá de la teoría”, explicó.

“En segundo lugar, a los suelos les hemos pedidos mucho. Somos una lechería sin subsidio con precios de leche bajos, sin mucho alimento en el campo y por eso es fundamental que el suelo esté en buenas condiciones”, añadió.

Otra tecnología que está desvalorizada, o a la que no le damos la importancia suficiente, es la carga animal. “Hoy se dice que la tierra es cara y que tenemos que usar la menor superficie posible y la propuesta es, justamente, eficientizar el uso de la tierra y tener más vacas por hectárea.

Yo trabajo con productores desde hace unos años y lo que encontramos es que, a medida que se incrementa la carga, la producción y la rentabilidad se incrementan muchísimo”, advirtió.

Pero no es cuestión de amontonar vacas sino de tenerlas en condiciones adecuadas. La infraestructura de ordeño debe estar ligada al bienestar de las vacas pero, principalmente, al bienestar laboral de la gente.

“La generación Y (los jóvenes sub-30) quiere flexibilidad y la parte del día que mayor tiempo ocupa en un tambo es el ordeño. A mí me gusta ordeñar, pero es sacrificado y, creo, ese trabajo tiene que durar menos de tres horas por día. Hay investigaciones que muestran que la gente se cansa y se desmotiva pasado ese plazo”, explicó Baudracco.

“Tenemos una demora en la infraestructura con instalaciones que tienen 24 años en promedio; nos hemos quedado atrasados. Tenemos máquinas envejecidas que son las que están en contacto con la ubre, que es un tejido sensible y que tendrían que estar afinadas como un violín. No estamos siendo muy cuidadosos, y eso también restringe la producción”, agregó.

“Entonces, necesitamos talento, sistemas que inviten a la gente talentosa, que resulten atrayentes. Me refiero a sistemas en los que ganen bien, que tengan una buena jornada laboral, descansos, vacaciones. Y creo que la vivienda es la tecnología para garantizar esos talentos”, comentó.

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