martes, 3 de junio de 2014

Descubren que la mosca de la fruta piensa antes de actuar


Estudios científicos realizado en Oxford concluyen que las moscas de la fruta pueden recopilar y considerar información de su entorno para determinar cuál es su mejor opción, en definitiva piensan antes de actuar.   Un equipo de científicos de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, anunció esta semana que su estudio más reciente demostró que […]
Estudios científicos realizado en Oxford concluyen que las moscas de la fruta pueden recopilar y considerar información de su entorno para determinar cuál es su mejor opción, en definitiva piensan antes de actuar.

Un equipo de científicos de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, anunció esta semana que su estudio más reciente demostró que las moscas de la fruta son capaces de considerar información de su entorno antes de actuar, es decir, piensan.

Pensar antes de actuar, es decir, recopilar información antes de tomar una decisión, se considera una señal de inteligencia superior, propia de primates y seres humanos, aunque en ocasiones estos últimos parezcamos empeñados en demostrar lo contrario. Ahora, investigadores de la Universidad de Oxford han descubierto que las tan aparentemente insignificantes moscas de la fruta también muestran indicios de inteligencia. En vez de actuar impulsivamente o por instinto, “meditan” un rato antes de enfrentarse a un problema difícil, informó Abc de España.

Para comprobar su hipótesis, los científicos colocaron un grupo de moscas de la fruta en cajas que poseían conductos de aire en sus costados. Por un lado salía un olor fuerte y por el otro, uno más tenue y en unos pocos minutos los insectos eligieron dónde querían estar, informó por su parte El Mundo, también español.

El experimento fue llevado a cabo por el jefe del equipo del Centro de Circuitos Neurales y de Comportamiento de la Universidad de Oxford, Gero Miesenböck, y se demostró que los insectos evaluaron las características del hábitat y eligieron estar cerca del olor tenue, porque era menos peligroso.

Miesenböck agregó que se trata de una “evidencia clara”, de “un proceso cognitivo que se ejecuta en un cerebro muy simple”.

Para confirmar sus datos, el equipo sometió a las moscas a diferentes graduaciones de olores y a menor diferencia entre ellos, mayor fue el tiempo que necesitaron los insectos para tomar una decisión que, de estar en el mundo salvaje, podría ser de vida o muerte.

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