La Prodiplosis longifila (Gagné), comúnmente denominada prodiplosis, negrita o caracha, es una mosca neotropical, pequeña y polífaga, considerada uno de los principales problemas fitosanitarios limitantes para el cultivo del tomate.
Según reportó Agencia de Noticias UN, este insecto afecta los brotes tiernos del tomate, las inflorescencias y los frutos pequeños, deformándolos y limitando su producción.
Es más, de acuerdo a Yuri Mercedes Mena, estudiante de Maestría en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UN) en Palmira, la complejidad de este insecto ha obligado a la mayoría de los productores de tomate al uso indiscriminado de insecticidas químicos que promueven un alto grado de contaminación en el ambiente y en los frutos, lo que conlleva al deterioro del equilibrio biológico, el desarrollo de resistencia, la pérdida de rentabilidad y el abandono del cultivo.
“Los hábitos de esta plaga permiten su presencia en el desarrollo fenológico del cultivo. Lo anterior limita las opciones de manejo y obliga a la búsqueda de resistencia varietal como la mejor alternativa para la protección del cultivo”, sostuvo la estudiante en declaraciones a Agencia de Noticias UN.
Ante este escenario, la estudiante de maestría emprendió un proyecto para evaluar la resistencia a esta poderosa plaga en accesiones silvestres de tomate y en poblaciones recurrentes derivadas de cruzamientos interespecíficos, seleccionadas previamente por su resistencia al pasador del fruto N. elegantalis, otra plaga importante.
La investigadora realizó evaluaciones en condiciones de campo y de casa de malla, utilizando un diseño de bloques completos al azar con cuatro repeticiones.
“Se evaluó el número de brotes sanos por planta, el número de brotes con daño por la plaga, el número de brotes con presencia de larvas vivas y muertas del insecto y el número de larvas vivas o muertas por brote”, afirmó la investigadora a la agencia de noticias.
Durante el experimento en campo, las accesiones silvestres no mostraron daño ni fueron preferidas para la oviposición, presentando algún grado de resistencia. Sin embargo, Unapal-Maravilla y tres genotipos correspondientes al grupo de retrocruzamiento RC3 fueron susceptibles al insecto; mientras que el genotipo 4212P4 fue considerado como de menor preferencia por el insecto plaga, según aseguró la investigadora.
Los genotipos provenientes de retrocruzamientos evaluados en estos ensayos fueron previamente seleccionados por resistencia a N. elegantalis, y en este procedimiento es posible que hayan podido descartarse genotipos con resistencia a P. longifila.
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