A pocos kilómetros de las montañas de Colonche, en la parte céntrica de la provincia de Santa Elena, Bartolomé Tomalá corta el monte que ha crecido alrededor de las plantas de sábila sembradas en una hectárea y media. Es una plantación que lleva cuatro años de cultivo y las pencas de la sábila (aloe vera) lucen verdes y gruesas.
Están en sus últimas semanas de crecimiento, antes de la cosecha planeada para agosto en la finca, que posee otras cinco hectáreas cultivadas de forma orgánica, sin uso de pesticidas y fertilizantes artificiales. Allí, Tomalá, uno de los empleados contratados, hace un trabajo meticuloso para no dañar las hojas carnosas de las que se extraerá la pulpa cristalina.
De esa labor depende su jornal diario, pero también 130 chicos que se educan con una parte de los fondos que genera la venta anual de la sábila, que Corporación Ecuatoriana Colonche Line embarca como jugo orgánico a países de la Unión Europea (UE).
Allá se utiliza la sábila peninsular para champús, jugos, cremas y otros artículos de uso cosmético. También una empresa local que fabrica productos naturales requiere esta materia.
La sábila de Colonche es uno de los seis rubros de exportación que registra Santa Elena. Según Agrocalidad, la agencia de aseguramiento de calidad del agro, en el 2013 se enviaron 20 toneladas al exterior.
Pedro Tomalá, encargado de la finca, aspira a que la cosecha de este año rinda para llenar unos 100 tanques (de 200 kg). Es que, dice, han logrado mejorar la productividad, pues antes se requería de dos hectáreas para cubrir la misma cantidad.
Para la cosecha, la sábila debe tener 50 cm de largo y 10 cm de grosor. En la finca, las plantas óptimas tienen unas 20 pencas, pero solo cortan la mitad para continuar la reproducción.
El cultivo está en una zona semidesértica, que depende de agua de pozo para el riego a goteo, cuando la lluvia es escasa. En esas condiciones, la sábila no está exenta de plagas que amenazan su crecimiento.
Tomalá explica que como es un cultivo orgánico, recurren a opciones naturales para combatir insectos. Usan, por ejemplo, varbasco machado y la misma aloína (líquido amarillento) que expulsa la sábila para el control de plagas.
Como ya se acerca la temporada de corte, vecinos que viven en las comunas cercanas a la plantación están a la expectativa. Algunos como Stalin Borbor, sin empleo fijo, encuentran allí una opción de trabajo.
“Cuando hay un pedido desde Europa, entonces podemos dar trabajo a unas 50 personas durante este proceso de cosecha y pelada de sábila”, asegura Úrsula Kälin, directora ejecutiva de la Corporación.
Pero no solo en época de cosecha, la sábila tiene un componente comunitario. Angélica Catuto, administradora de la finca, cuenta que también los adolescentes que reciben ayuda para sus estudios se involucran varias semanas en un programa de campo, en el que reciben charlas sobre prácticas de cultivos orgánicos.
Agricultura
El área en la que se encuentra el cultivo de sábila está a más de 30 minutos del perfil costanero de la Ruta del Spondylus. En la zona hay pequeños cultivos de maíz y cacao.
El área en la que se encuentra el cultivo de sábila está a más de 30 minutos del perfil costanero de la Ruta del Spondylus. En la zona hay pequeños cultivos de maíz y cacao.
Mentalizador
La iniciativa de sembrar sábila surgió del sacerdote suizo Bertram Wick, quien fue párroco de la iglesia católica de Colonche. Él realizó intentos previos con otros cultivos.
La iniciativa de sembrar sábila surgió del sacerdote suizo Bertram Wick, quien fue párroco de la iglesia católica de Colonche. Él realizó intentos previos con otros cultivos.
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