Una investigación universitaria sobre vegetales detectó concentraciones de metales pesados como cadmio, níquel, plomo y aluminio en el brócoli producido en los estados de Guanajuato y Puebla.
No es la primera vez que se habla de que productos del campo guanajuatense están contaminados con productos químicos o elementos parasitarios. En agosto pasado empezó una averiguación para saber si un brote de ciclosporosis en Estados Unidos fue causado por el consumo de legumbres provenientes de San Miguel de Allende.
La investigación que descubrió metales pesados en el brócoli de Guanajuato y Puebla fue del Laboratorio de Química Analítica de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), institución que investigó además rábanos y calabacines.
Derivado de los estudios los científicos se encontraron con que el brócoli (Brassica olearacea L. var. italica) tiene concentraciones de cadmio, níquel y plomo, pero las más altas fueron las de aluminio, que tienen una presencia en este producto de entre 3,5, 2,6 y 4,5 miligramos por litro.
Ni en los rábanos ni en los calabacines se encontraron estas cantidades de este u otros metales pesados, señala la investigación de la UANL.
“Las hortalizas analizadas (rábano, brócoli y calabacín) las cuales son comercializadas y adquiridas en un local del mercado Mesón estrella ubicado en el municipio de Monterrey, provenientes de San Luis Potosí, Guanajuato y Puebla, se encuentran por debajo de lo límites máximos permisibles en niveles de cadmio, plomo y níquel según los parámetros de la Unión Europea y la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA).
“Pero en cuanto al aluminio, las muestras de rábano y brócoli sobrepasan el límite máximo de la EPA”.
La investigación de la Universidad Autónoma de nuevo León expone que estos metales pueden estar llegando al brócoli a través del aire contaminado, el agua de riego y, por supuesto, los pesticidas.
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