viernes, 30 de mayo de 2014

El campo habla . . .


… que, a pesar de que prácticamente no llovió en estos últimos días, la cosecha siguió avanzando con mucha lentitud debido a los excesos de humedad que se mantienen en vastas áreas. Tanto es así que hasta hubo un foto que recorrió la web, con maquinaria agrícola de un destacado dirigente industrial, con campo en […]
… que, a pesar de que prácticamente no llovió en estos últimos días, la cosecha siguió avanzando con mucha lentitud debido a los excesos de humedad que se mantienen en vastas áreas.
Tanto es así que hasta hubo un foto que recorrió la web, con maquinaria agrícola de un destacado dirigente industrial, con campo en la Cuenca del Salado, “enterradas” casi hasta medio motor… (“a cualquiera le pasa”, trataban de consolarlo). Lo cierto es que los encharcamientos que impiden recolectar lo que falta de la gruesa (que no es poco: casi el 30% de la soja, 70% del maíz, otro tanto del sorgo, y casi todo el maní y el algodón, entre otros), también impiden sacar lo poco que se levanta en los campos, por el estado de los caminos de tierra (la mayoría), y obstaculizan el inicio de las siembras, tal el caso del trigo y de algunos verdeos que, directamente, no pudieron concretarse.
Aunque todos los ojos están sobre la evolución de esta situación, y ya en el exterior parte de la firmeza de los mercados granarios se atribuye a las pérdidas adicionales que, se estima, habrá en la Argentina, localmente pareciera no pasar nada y aunque ya son inocultables los daños provocados por la ola de frío, humedad, manchado, podredumbre, dehiscencia de vainas, etc., los números oficiales siguen estables, aunque se sabe que algunos rendimientos extraordinarios de esta campaña no alcanzan a compensar las otras pérdidas.


… que, naturalmente, éste fue uno de los temas que se abordaba en los corrillos del multitudinario congreso de ASAGIR, que con la organización impecable del SEMA, realizaron los girasoleros en el Sheraton de Retiro. Mientras unos saludaban el acuerdo con el Club de París, algún otro se quejaba por la reimplantación de los cortes de gas a empresas del interior, y otros lucían algo menos entusiastas tras la reunión de empresarios con el titular del Banco central, Juan Carlos Fábrega (que dicho sea de paso, ya tiene en sus manos el supuesto flujo de dólares que, hasta diciembre, le brindarán las exportaciones agrícolas), los agricultores más fanáticos trataban de evaluar el impacto del conflicto entre Rusia, China y Ucrania. Este último país es un fuerte productor agropecuario (más de 32 millones de hectáreas de siembra) y uno de los grandes proveedores mundiales de trigo y de girasol cultivo que ahora deberá compartir “cartel” con la soja que acaba de irrumpir por aquellos lares, lo que entusiasma a los girasoleros locales que creen que este cultivo ya “tocó su piso”.
Los que no estarían tan entusiasmados son los aceiteros y no, justamente, por esta razón. Es que parece que se seguirá manteniendo la restricción para las admisiones temporarias de soja que, ayudaban a achicar la capacidad ociosa que mantiene esta industria (ya que, a pesar de las cifras oficiales, la producción local de soja no creció lo que se esperaba).
El caso es que el Gobierno sigue más que “cerrado” a cualquier cosa que se llame “importación” (aunque sea temporaria). Pero parece que también respecto a las exportaciones, pues sigue sin liberar mercados, lo que llevó a que, por ejemplo, Chile terminara abasteciéndose de leche en Nueva Zelanda(¡!!).
Pero más insólito aún fue el comunicado que la organización oficialista CanPo (Corriente Agraria nacional y Popular), que impulsara en su momento el ex titular de Agricultura y ahora de la Cámara de Diputados, Julián Dominguez que, casi sorpresivamente aparece muy activa de nuevo, sacó sobre lo que para ellos son “las 10 verdades lecheras”. Sin duda, el documento constituirá una de esas piezas de colección. No solo se olvidan, por caso, de los 10.600 millones de litros de leche que ya se producían en la Argentina en 1997, si no que se olvidan también de los 7.000 tambos (alrededor del 40%) que desaparecieron en esta última década, sin hablar de la situación de las usinas.
También se “olvidan” que el precio internacional de la leche estaba en menos de U$S 1.000/tonelada al principio de los 2.000, y llegó a superar los U$S 6.000 debido a la brutal escalada mundial de los precios de los alimentos desde 2004 a la fecha (y en la que nada tuvo que ver, obviamente, la Administración Kirchner). Pero lo que seguramente va a merecer más de un comentario es la afirmación de que “se logró la sostenibilidad tambera (¿?)…., gracias a una política de derechos de exportación (retenciones) mayores para el complejo sojero que para el lechero”. ¡Extraña manera de interpretar la vida! 8por no decir, “la producción”)


…que, donde tampoco las aguas están demasiado calmas es en la Federación Agraria Argentina (FAA), hasta ahora conducida por el mediático santafesino Eduardo Buzzi que ahora, tras dos dificultosas reelecciones, decidió finalmente dar un paso al costado hasta encontrar algún carril en la política grande, que parece ser su verdadera e inocultable- vocación.
El caso es que su decisión desató una sorpresiva, y parece que feroz, interna en la más progresista de las entidades nacionales del campo que conforma la Mesa de Enlace Agropecuaria. Así, lo que parecía apenas un trámite el próximo septiembre donde se encumbraría a el ex diputado nacional, el chaqueño Pablo Orsolini, o el conocido dirigente federado, Julio Currás, se transformó en un tembladeral por la aparición de otra fracción.
Esto llevó a que, hasta ahora, Currás se encolumnara directamente con Orsolini conformando una fórmula, y que este grupo decidiera no participar siquiera del Plenario de Entidades de la Agrupación Azul y Blanca . Al mismo tiempo, lejos de declinar las candidaturas y propuestas, sus voceros aseguraron que ahora más que nunca, insistirán en la posición. Y a todo esto,¿Buzzi donde estará?

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