La falta de competencia en los mercados externos por los costos laborales fue una de las mayores preocupaciones.
La pérdida de competitividad externa de la industria vitivinícola es el eje de preocupación de los bodegueros en el balance de fin de año, mientras que el crecimiento del mercado interno plantea nuevos desafíos.
Desde Bodegas de Argentina, su presidente, Juan José Canay, manifestó en varias oportunidades que el sector vitivinícola pide mejoras en la competitividad, especialmente por el desfasaje que existe entre la disparidad cambiaria y la inflación. Aunque reconoció que es un tema que de a poco está empezando a revertirse, a pesar de que llevará un tiempo el reajuste.
Por su lado, José Zuccardi, titular de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA) ratificó en declaraciones al diario mendocino Uno que “hay que trabajar sobre la competitividad del sector” en varios ejes, “especialmente en uno de ellos, que es la disminución de los aportes patronales”.
El empresario apuntó al costo laboral como la principal razón de la pérdida de competitividad del sector. “Producir un kilo de uva conlleva 60% de mano de obra, por lo tanto es necesario que los costos laborales se ajusten, que es lo que nosotros venimos pidiendo. Nos parece justo, la vitivinicultura es una actividad con mano de obra intensiva y absoluta”, aseguró.
En cuanto a las exportaciones, Zuccardi señaló que “necesitamos factores que nos permitan competir en los mercados internacionales en igualdad de condiciones. Necesitamos del Gobierno una comprensión de lo que significa la actividad vitivinícola”.
Desde el ámbito enológico, Sergio Casé, enólogo responsable de Trapiche, aseguró que la empresa creció, a pesar de las variables macroeconómicas. “Por suerte hemos crecido, pero no a las tasas que lo veníamos haciendo, hemos hecho mucha fuerza para mantener los mercados, algo que es muy complicado ante competidores muy fuertes como Chile y España, que hoy venden vinos mucho más baratos”, aseguró.
“Hay que amoldarse a cada situación y tratar de sacar el mayor provecho. Tener una pata fuerte en el mercado interno nos ayudó muchísimo, hoy estamos con un 50% en el mercado local y la otra mitad en el externo, cuando tres años atrás era el 65% de exportación. Esta situación nos ha ayudado a mantenernos”, remarcó Casé.
“La perspectiva para el 2014 es muy compleja, las importaciones siguen cortadas y tenemos que estar haciendo alianzas estratégicas para poder traer mercadería, por un tema de cupo de exportaciones, la idiosincrasia argentina hace que todos los años tengamos que afrontar experiencias nuevas. El objetivo de la empresa (grupo Peñaflor) es mantenerse y estar atentos a las mejoras del mercado, ya que se está reajustando el dólar.
Como grupo, la familia Bemberg siempre tiene una visión a largo plazo y seguimos con la idea de estar entre los cinco productores más importantes del mundo”, finalizó el enólogo.
En tanto, Ernesto Bajda, del equipo enológico de Catena Zapata, destacó como aspecto positivo que “el nivel técnico del 2013 ha sido muy bueno, especialmente para ciertos varietales que han explotado y han servido para explorar zonas, como el caso del Cabernet Franc y el Cabernet Sauvignon, que han dado muy buenos resultados”.
Por otro lado, “para las exportaciones ha sido un año muy difícil, pero hay buenas expectativas, las proyecciones siguen siendo interesantes. A mí me parece que el 2014 va a ser un año muy bueno para continuar explorando zonas que están dando buenos resultados y que nos vienen dando posibilidades de aprender”, agregó Bajda.
“En general, nos hemos visto afectados a nivel de economía regional, pero Argentina ha estado muy bien parada como marca y en nuestro caso hemos tenido muy buen posicionamiento con nuestros vinos, lo que sirvió para absorber la situación. Pero la industria necesita ser considerada como una economía regional”, añadió el enólogo de Catena.
“El mercado interno ha sido muy importante no sólo en el aspecto económico, sino en el aspecto cultural. Hay que evaluar sobre qué está pasando con el consumo de vinos en Argentina, no solamente por el crecimiento sino por el aumento en el consumo especialmente de vinos de más alta gama. El crecimiento del precio por botella en el mercado interno ha aumentado y no por una cuestión inflacionaria sino porque el consumidor está pagando más, por vinos de mayor calidad. Es una tendencia que el país por un tema cultural y eso es algo muy alentador para el mercado interno”, ratificó Ernesto Bajda.
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