martes, 31 de diciembre de 2013

¿Cómo ocurre y se evita la mortalidad neonatal en lechones?


¿Cuáles son las causas y los factores que inciden en la mortalidad neonatal en el ganado porcino? El porcinocultor debe conocer todos aquellos aspectos relacionados con la mortalidad neonatal, para poder manipular y atender a los lechones en las mejores condiciones, por eso conocer la respuesta a la pregunta planteada en una necesidad en los [...]
¿Cuáles son las causas y los factores que inciden en la mortalidad neonatal en el ganado porcino? El porcinocultor debe conocer todos aquellos aspectos relacionados con la mortalidad neonatal, para poder manipular y atender a los lechones en las mejores condiciones, por eso conocer la respuesta a la pregunta planteada en una necesidad en los productores porcinos.
La publicación Razas Porcinas publicó un artículo en el que intenta dar respuesta a esa interrogante. Con ese fin afirma que “la mortalidad perinatal es una causa mayor de ineficacia en la producción porcina, con una alta incidencia en los rendimientos finales”, pero a pesar de ello son pocos los productores que prestan la atención para evitar una alta incidencia, acostumbrándose la mayoría de ellos a unos determinados porcentajes, entendiéndolos como normales. Pero cuando esos productores comparan sus resultados con otras explotaciones adquieren conciencia del problema que sufren.
¿QUÉ ES LA MORTALIDAD NEONATAL?
El artículo Razas Porcinas explica que cuando se refiere a mortalidad neonatal “nos referimos a la que acontece en la primera semana de vida del lechón y dejaremos para otros artículos la que se produce a lo largo de la lactación o durante el destete. Durante esa primera semana post-parto va a acontecer el 90 % de las bajas”.
En el artículo tampoco se hace referencia a los lechones que han nacido sin vida, en los cuales debe distinguirse entre los lechones muertos antes del inicio del parto y los muertos durante el proceso del parto, siendo la causa más frecuente, en este último caso, la asfixia.
¿POR QUÉ SE DA LA MORTALIDAD NEONATAL EN CERDOS?
“La especie porcina se caracteriza por presentar un porcentaje de mortalidad neonatal muy elevado en comparación con otras especies como la vacuna , ovina o equina, constituyendo aproximadamente del 10 al 15 % de los lechones nacidos vivos y eso, a pesar de contar la porcinocultura con una de las más modernas tecnologías en producción animal”.
Ese alto índice se debe “a la propia naturaleza del lechón” que al momento de nacer lo hace “con deficiencias fisiológicas muy marcadas, lo que le va a dificultar su adaptación al nuevo medio en las primeras 24-72 horas de vida”.
Entre esas deficiencias se destaca el bajo peso al nacimiento en relación a su peso adulto; además nace sin una capa protectora de pelo y con una cubierta de grasa subcutánea muy fina, sin apenas reservas energéticas corporales, para poderlas movilizar en las primeras horas, y si a ello unimos el hecho de presentar una mayor superficie corporal relativa con respecto a su estado adulto, todo ello provoca un bajo aislamiento del lechón respecto a la temperatura ambiente, explica Razas Porcinas.
Esa situación de vulnerabilidad frente a la temperatura ambiente se agudiza porque el animal no cuenta con un sistema de termorregulación maduro en el momento del nacimiento.
La combinación de esos factores ocasiona un importante número de bajas por pérdidas de calor o enfriamiento y por hipoglucemia.
FACTORES A TENER EN CUENTA.
Si el productor de cerdos desea llevar a cabo un adecuado u óptimo manejo debe prestar atención al de que en la supervivencia del lechón “inciden de manera importante una serie de factores dependientes del lechón mismo, de la cerda y del medio ambiente”.
Factores ligados al lechón: peso al nacimiento, nivel imnunitario, comportamiento et-epimelético y tipo genético.
Factores ligados a la cerda: número de parto, peso de la cerda, comportamiento maternal, producción lechera y tamaño de la camada.
Factores ligados al medio ambiente y sistemas de producción: instalaciones y manejo de los animales, alimentación, temperatura ambiente, etc.
Razas Porcinas aclara que en la bibliografía consultada “existen importantes diferencias respecto al porcentaje de mortalidad de cada una de las causas citadas por los diferentes autores como responsables”, por lo cual existe una gran variabilidad entre las granjas, influyendo notablemente el régimen de manejo.
CAUSAS DE LA MORTALIDAD NEONATAL.
Haciendo a un lado las causas muertes neonatales por anomalías genéticas o malformaciones, el resto de las causas responsables de la mortalidad del lechón es susceptible de ser disminuida su influencia con una mejora en las técnicas de manejo del ganado.
Entre estas últimas causas es importante señalar: “aplastamiento, hipotermia o enfriamiento, hipoglucemia, canibalismo, infecciones y otras”, puntualiza el artículo citado.
Aplastamiento. Al respecto puntualiza: “Una de las principales causas de mortalidad neonatal es el aplastamiento de los lechones por parte de la cerda (30-45 % de las bajas), estando su origen en la mayoría de las ocasiones en un mal diseño de las instalaciones, más concretamente de la jaula de partos. De tal manera que con un correcto diseño (empleando camisas de parto, por ejemplo) se puede disminuir su incidencia. El diseño de la jaula tendría que obligar a la cerda a bajar lentamente y no debería limitar nunca el acceso a las mamas por parte de los lechones. Aún así, el porcentaje de muertes por aplastamiento es importante en muchas explotaciones. Junto al mal diseño de las jaulas de parto existen otros factores que contribuyen a aumentar el aplastamiento como son: el peso elevado de la cerda, los suelos resbaladizos e inadecuados y las situaciones de estrés. Así como cualquier causa que ocasione intranquilidad en la cerda: falta de agua, excesivo tamaño de la camada, o presencia de alguna enfermedad, como por ejemplo MMA”.
“La mayor incidencia por aplastamiento se ha observado en las primeras 12-24 horas post-parto, debido a que el lechón en las primeras horas de vida prefiere descansar cerca de la madre, buscando el alimento o el calor. De ahí que una mayor vigilancia y atención en los momentos posteriores al parto, y hasta que se establezca el ciclo de amamantamiento y veamos un comportamiento normal de los lechones, reducirá las bajas por aplastamiento; así como también, el suministro de calefacción a los lados de la cerda. Por tanto, existe la necesidad de incrementar la mano de obra en los alrededores del parto, siendo muy necesaria la presencia de operarios durante la noche ya que es cuando mayor porcentaje de partos se produce”.
“La mayoría de los aplastamientos recaen sobre lechones débiles, con pocos reflejos y con movimientos lentos, lo que les provoca una reacción tardía ante los movimientos de la cerda cuando se tumba”.
“Por otra parte, se ha observado que el aplastamiento es más elevado en cerdas multíparas que en primíparas, seguramente porque éstas últimas tienen un menor peso corporal. Así como también en cerdas nerviosas y con lesiones a nivel de los aplomos, lo que les provoca un enorme grado de ansiedad y hace que no paren de moverse, poniendo de manifiesto que el tipo de suelo no le resulta en absoluto cómodo. En nuestra opinión un suelo cómodo, poco resbaladizo y que contenga algún material para hozar mejora el descanso de la cerda en las primeras 12-24 horas post-parto, evitando movimientos bruscos que pudieran aplastar a los lechones”.
Pero ¿por qué las cerdas no se levantan cuando aplastan a sus lechones? La respuesta a esa pregunta es que tal vez “confunden el chillido de sus propios lechones con los de otros situados en parideras vecinas o será porque al estar conviviendo las cerdas muy cerca unas de otras y al estar escuchando continuamente los chillidos de los lechones ya se han acostumbrado a ese sonido y, por lo tanto, se manifiestan insensibles a los gritos de sus propios lechones”.
Hipotermia o enfriamiento. Al nacer el lechón experimenta un cambio en la temperatura externa, pasando de los 39º C del útero materno a los 20º C de temperatura ambiente de la sala de maternidad.
En el momento de nacer el animal presenta un intervalo de neutralidad térmica muy estrecho, con una temperatura crítica inferior muy alta entorno a los 32º-35º C.” Ante cualquier bajada de la temperatura ambiente de esos valores, los animales responden consumiendo las escasas reservas energéticas que poseen (grasa, glucosa y glucógeno) pero muestran una cierta dificultad metabólica para atender dicha demanda”, explica el artículo de Razas Porcinas.
Para sobrevivir a esa nueva situación “necesitan ingerir rápidamente el calostro que les aporta la energía necesaria (un lechón mama 15 veces en las primeras 12 horas de vida, ingiriendo unos 200 g de calostro). Si la temperatura ambiente descendiera a los 22º C un lechón en ayunas apenas podría sobrevivir unas horas”.
Los dos primeros días de vida del lechón “son de máxima importancia para la ontogenia de la termorregulación, ya que el fracaso de adaptación post-natal aumenta la mortalidad perinatal”.
Hipoglucemia. “De la ingesta de alimentos en las primeras horas de vida depende la tasa de supervivencia de los recién nacidos, lo cual se agudiza aún más en las especie porcina dada las características fisiológicas y anatómicas con las que nace el lechón”
Como fue dicho los lechones nacen con muy pocas reservas energéticas (grasa, glucosa y glucógeno), por eso deben ingerir rápidamente el calostro materno que aporta gran cantidad de energía debido a su alto contenido en grasa. Si ello no sucede “los lechones se ven avocados a una hipoglucemia, seguido de un coma y posterior muerte”. O sea que “es necesario mantener una alta tasa metabólica lo cual depende tanto del estatus fisiológico como metabólico y de la disponibilidad de substratos metabólicos, lo que implica la importancia de la ingesta temprana de una adecuada cantidad de calostro”, afirma la revista especializada en cerdos.
“Una vez que se ha establecido el vínculo materno-filial y el posterior ciclo de amamantamiento, la mayor o menor ingesta de leche por parte del lechón depende de la producción lechera de la cerda”, añade. Pero la producción láctea depende de una serie de factores intrínsecos al animal como son: raza, genotipo, edad y/o número de partos, número de mamas funcionales, tamaño de la camada y estado sanitario de la mama (síndrome Metritis-Mamitis-Agalaxia); y por otra parte depende de factores extrínsecos como la alimentación, la época del año, el régimen de manejo, etc.
Debe tenerse en cuenta que no solo importa la alimentación de la cerda durante el periodo de lactación sino también en el último tercio de la gestación, ya que de esta manera se mejora la producción lechera.
En otro orden de cosas, la síntesis de leche depende del nivel de prolactina lo cual está en relación a la duración del fotoperiodo durante la lactación. “Se ha observado que las cerdas sometidas a fotoperiodo largos durante la lactación presentan un porcentaje de mortalidad más bajo, destetando un lechón más por camada”.
Malformaciones o alteraciones genéticas. “Una serie de malformaciones genéticas que suelen provocar en la mayoría de los casos la mortalidad total de los lechones individuales que presentan estas lesiones y que no suelen afectar a camadas completas. Porcentajes muy elevados de malformaciones congénitas nos deben hacer sospechar de una elevada consanguinidad o de ciertas alteraciones genéticas en un macho reproductor en concreto”, advierte.
Una de las malformaciones más comunes es el “Síndrome de abducción de las patas” o “Splay-leg”, una patología de incidencia variable en las explotaciones porcinas intensivas, pero cuya presencia puede provocar una elevada mortalidad ya que entre un 50 y un 80 % de los lechones con esta patología no consiguen sobrevivir. Los síntomas se ven agravados en aquellas granjas con suelos lisos y resbaladizos, en los que el lechón tiene dificultades para ponerse de pie.
Otras malformaciones al momento del nacimiento son la atresia de ano, la ectopia cordis, la espina bífida, el paladar hundido, la hipoplasia renal o la hidrocefalia.
Infecciones. La importancia de las infecciones depende de las características de los microorganismos (título mínimo infectante, contagiosidad, patogenicidad y virulencia) y de las circunstancias que favorecen su presencia y supervivencia.
Los principales procesos infecciosos mencionados por Razas Porcinas son: enteretis, artritis-poliartritis, neumonías y septicemia.
La enteritis es provocada por E.coli enterotoxígeno, más frecuentes en cerdas primíparas con camadas numerosas y con una mala higiene. Se pueden desarrollar medidas profilácticas mediante la vacunación.
Artritis-poliartritis: la causa de esta patología suele ser la mala higiene de los instrumentos utilizados para el corte de las colas y los colmillos y las jeringas utilizadas. El cordón umbilical también puede actuar como puerta de entrada de microorganismos patógenos.
Neumonías, suelen estar provocadas por una menor ingesta de calostro, unido a situación de estrés como las corrientes de aire superiores a 0,5 m/s. Los agentes microbianos más frecuentes son: Streptococcus spp, Bordetella bronchiseptica y Pasteurella spp.
Septicemia: su mayor incidencia se detecta en las primeras 48 horas, siendo los agentes responsables: Actinobacillus suis, Streptococcus spp y E. coli.
Canibalismo. Se da en las cerdas que antes de parto se muestra intranquila e irritable. Estos animales “tiene grandes probabilidades de morder a su camada, bien nada más concluir el parto o cuando los lechones intenten mamar y emiten los primeros sonidos, matándolos o lesionándolos. Muchas veces también se muestra agresiva hacia el hombre, en especial cuando se les intenta arrebatar a las crías. En aquellas cerdas sobre las que tengamos sospechas que pueden desarrollar este tipo de comportamiento es conveniente retirarles las crías nada más nacer así como las secundinas, ya que la ingestión de éstas fomenta el canibalismo hacia los lechones”, se advierte.
“El canibalismo es más frecuente en primíparas, las cuales reaccionan con miedo ante el primer lechón, comportamiento similar al que tienen con el ganadero”.

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