Los frigoríficos manejados por sus trabajadores tienen prohibido comprar vacas en el Mercado de Liniers.
La decisión es del Gobierno ni de los consignatarios que administran ese mercado. Pero se produce de facto debido a la cartelización que existe entre los más importantes matarifes que manejan el negocio de la carne en Buenos Aires, que no aceptan la competencia de ese tipo de cooperativas.
Ya tiene los novillos y los arrieros. Pero si le faltaba algo a Liniers para parecer una película de “cow boys” era esto: un grupo que decide de mal modo y al margen de las reglas quién está habilitado para hacer negocios. Las víctimas son al menos tres frigoríficos recuperados por sus obreros, al cual empresarios apañados por el gobierno les impide ingresar a Liniers. La situación es tan grotesca que hasta el histórico matarife Alberto Samid fue a la comisaría y denunció haber recibido amenazas.
En agosto de 2012 Clarín i nformó que el frigorífico SUPGA, de Berazategui, envió una carta al ex secretario Guillermo Moreno denunciando que no les permitían adquirir hacienda en Liniers. “N osotros queremos comprar y pagar al igual que los restantes frigoríficos y no hay razones de ninguna índole para impedirnos hacerlo”, se quejaba Luis Maidana, presidente de esa cooperativa de trabajo. La queja no prosperó: apuntaba contra “el señor Jorge Martínez”, un empresario protegido por Moreno. Desde entonces, SUPGA está proscripta del mercado.
Ahora es la cooperativa de trabajo que intenta mantener activo el frigorífico Yaguané, de La Matanza, la que reflota el asunto.
Reabierto hace cinco meses, esta planta logró acordar el pago de sus pasivos y designó a un comprador para operar en Liniers. El 18 de noviembre el Mercado le otorgó la tarjeta que lo habilitaba para participar de los remates. Pero una vez más se interpuso Martínez.
Apodado “El Negro”, este empresario maneja varios frigoríficos (Panamericana, Agroflex y General Las Heras) y tiene gran porción del lucrativo negocio del sebo. Integrante de “la Mesa” de matarifes que definen cada mes las condiciones del negocio, Martínez se sentó durante muchos años a la derecha de Moreno.
Según fuentes del mercado, solo una vez pudo comprar hacienda la cooperativa del Yaguané en un remate de Lalor SA. Cuando Martínez se enteró, habría ordenado no comprar ganado a esa consignataria por una semana. Pero un viejo operador de Liniers desafió la orden y adquirió 400 vacunos. Después, “El Turco” Samid recibió un llamado a su celular. “Alberto, si te llevas las vacas vas a parar al hospital”, le habría dicho Martínez, según la propia denuncia de Samid ante la Comisaría 42.
Según estadísticas de Mercado de Liniers, de las 1.458.790 cabezas comercializada allí 2013, Yaguané adquirió tan solo 58, mientras que otra cooperativa llamada La Victoria compró apenas 39 animales. SUPGA ya ni figura. Las tres plantas adjudicadas a Martínez, en cambio, absorbieron más de 10% de la oferta.
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