Científico estudia especies de hongos que contribuyen a la pudrición en campo y almacenamiento
Una investigación encabezada por Frank Caruso, profesor adjunto en la Washington State University (WSU) en EE.UU., podría ayudar a extender la vida útil de los cranberries más allá del otoño y las vacaciones de invierno en EE.UU.
De acuerdo a lo informado por la WSU, el profesor está llevando a cabo una investigación centrada en las enfermedades que afectan al cultivo con la esperanza de darle al fruto una vida útil más larga.
“Algunos productores pueden perder hasta el 30% de su cosecha” debido a la putrefacción, que es causada a menudo por hongos, dijo Caruso al sitio web de la WSU.
“Es una pérdida significativa. El objetivo final de mi investigación es ayudar a los productores a reducir ese porcentaje de pérdida de fruta”, agregó.
Y es que el científico está estudiando las especies de hongos que contribuyen a la pudrición en el campo y en el almacenamiento. Para ello, Caruso está analizando muestras regulares de cranberries que le son enviadas desde el sudoeste de Washington: tres de bayas que son vendidas en fresco y otras tres que se venden en la industria conservera. Aquí el científico sigue la progresión de los hongos que se encuentran en las bayas a lo largo de todo su desarrollo y maduración, de agosto a noviembre.
“Lo que estoy encontrando hasta el momento son diferencias significativas en las poblaciones de hongos en las seis camas de enraizamiento”, dijo.
“Un hongo que estoy encontrando mucho, que no es un actor importante en la costa este, es el Colletotrichum acutatum, que es un importante patógeno de numerosos cultivos de frutas”, agregó.
Una vez identificados los hongos, Caruso correlacionará sus hallazgos con las solicitudes de fungicidas de los productores, lo que ayudará a determinar qué cambios son necesarios para reducir las pérdidas debido a la putrefacción en el cultivo.
“Sabemos que el fungicida Abound funciona bien en Colletotrichum acutatum” dijo.
“Pero hay otra cepa -o quizás una especie diferente- que estoy analizando en este momento y que estoy encontrando en niveles más altos en las camas de fruta fresca”, señaló.
“No sé qué importancia tiene en estas circunstancias, por lo que los próximos pasos serán identificar, aislar, inocular y comprobar si se produce podredumbre en la fruta. A continuación, los productores podrán tomar decisiones sobre cómo responder mejor”, agregó.
Cabe señalar que, y según lo informado, el trabajo de Caruso es financiado a través de una beca de un año, la cual podría extenderse a un proyecto de varios años, de la organización Cranberry Institute y la compañía Ocean Spray.
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