Un mercado con mejor tono, pero segmentado: valores inesperadamente mejores para vacas y novillos, y subas casi inexistentes o muy modestas para la hacienda liviana de feedlot.
Hay una serie de factores, la mayoría inesperados y novedosos que explican este reciente entonamiento del mercado; por un lado, la exportación está creciendo (20 por ciento más en el período enero a septiembre) a partir de niveles extremadamente reducidos, pero hace meses habría tocado un piso, y ahora, a favor del aceleramiento de la devaluación y de un mercado internacional muy tomador, incrementa su participación en la faena.
Esto se siente especialmente en dos categorías: el novillo pesado y la vaca.
Otro factor para explicar este cambio favorable del mercado lo constituye la suba espectacular del precio del cuero, que alcanza cerca del 40 por ciento en menos de dos meses.
La suba en el precio internacional del cuero, que se expresa tanto en Australia como en Brasil o Uruguay, ya ha llegado a nuestras playas y se potencia con la aceleración de la tasa de devaluación, lo que significa a esta altura una inyección adicional genuina a toda la cadena de la carne, del orden de los 80 a 100 millones de pesos mensuales.
La industria frigorífica, tanto la consumera como la exportadora, ha intentando apropiarse de este incremento del cuero, pero con el paso de las semanas ha comenzado a volcar el mayor poder de compra que le da el mayor valor del cuero, al precio del ganado en pie.
Esta mejora en el poder adquisitivo de la industria se refleja mucho más en las vacas y en los novillos, actualmente muy escasos, que en las categorías livianas de feedlot (terneros, vaquillonas, novillitos), cuya oferta está tocando en estos días su máximo estacional en el año.
Mejora en la exportación
La industria exportadora, que sufrió graves quebrantos operativos en los últimos dos años, había logrado en los últimos meses achicar notablemente las pérdidas, debido a la mayor devaluación, la mejora en el mercado internacional y, más recientemente, de la valorización del cuero.
Pero el factor más decisivo para la mejora del sector exportador en Argentina ha sido el retroceso del precio del novillo en dólares, que hasta hace unas pocas semanas acumulaba una caída del 10 por ciento en esa divisa en términos interanuales.
Ahora, que se intenta aumentar las faenas para ir reincorporándose a un mercado internacional que luce muy promisorio, la exportación presiona sobre una oferta de novillos que resulta a nivel nacional un 43 por ciento más baja que hace siete años.
Es probable que en la categoría novillo pesado la caída del stock haya sido mayor aun que esa magnitud.
“Hay negocios, pero no hay novillos”, nos dice un exportador, que reconoce que la situación ha mejorado pero que en menos de tres meses el novillo pesado ha aumentado un 13 por ciento en pesos.
En pocos meses, la exportación ha pasado de representar el seis a siete por ciento de la demanda a absorber el ocho a nueve por ciento del total de lo faenado y está contribuyendo de manera importante a asimilar el volumen creciente de carne vacuna que se faena en la Argentina.
Ese volumen era de unas 206 mil toneladas mensuales promedio en 2011, de 216 mil toneladas en 2012 y que hoy supera las 240 mil toneladas mensuales.
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