Por el cepo, la liquidación de la soja no frenaría la suba del dólar blue
El primer trimestre está terminando de la peor manera para el BCRA, con una continua caída de reservas, que ayer finalizó al borde de los u$s 41.000 millones, tras ventas por unos u$s 35 millones. El alivio para la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont llegaría a partir de abril, con la liquidación de la cosecha gruesa. Según la estimación del mercado, en los próximos tres meses deberían ingresar como piso unos u$s 2.000 millones mensuales, según señala Ambito Financiero.
Pero a diferencia de lo que sucedía en años anteriores, esta vez no está claro que el ingreso de dólares del campo genere automáticamente un alivio para la cotización. Sucede que el cepo modificó la dinámica del circuito cambiario. Hasta fines de 2011, los dólares entraban por el mercado único de cambios, aumentando fuertemente la oferta. Esto generaba presión a la baja de la cotización, al tiempo que aumentaban las reservas del BCRA.
Pero ahora, el panorama es distinto. Los dólares que entrarán por la soja se harán sentir en un aumento de las reservas. Sin embargo, son divisas que entran por el canal oficial, sin nutrir el mercado paralelo. Y al mismo tiempo, las compras que efectúa el Central implican una fuerte emisión de pesos que se vuelcan al mercado. De hecho, en este segundo trimestre la expansión monetaria vendrá por el lado de la compra de divisas, mientras que en diciembre el gran salto se produjo por la necesidad de salir a financiar el déficit del Tesoro nacional.
Si efectivamente entran unos u$s 2.000 millones mensuales, el Central estará volcando sólo por la vía de compra de divisas unos 10.200 millones de pesos por mes, tomando en cuenta la cotización de $ 5,10. La gran incógnita es, en todo caso, cuál será el destino de esos pesos. Si una porción termina demandando dólares a través de circuitos informales (especialmente, con el mecanismo legal de contado con liquidación), la consecuencia será mayor presión sobre el tipo de cambio.
Una alternativa para evitar la fuga al dólar sería incrementar las tasas de interés para que los ahorristas tengan mayores incentivos para quedarse en pesos. Éste fue uno de los remedios utilizados en 2002, cuando el dólar pasó de $ 1 a $ 3,80. Sin embargo, la actual conducción económica se ha mostrado reacia a este tipo de medidas, por la posibilidad de que se enfríe aún más el nivel de actividad.
La evolución de los plazos fijos no refleja al menos por el momento esta turbulencia del mercado informal. Es más, se produce un fenómeno inédito: crece la demanda de divisas, pero también suben los depósitos en pesos. Antes del cepo, la demanda de divisas tenía como correlato una ralentización o incluso la caída de las colocaciones en moneda local.
La evolución del “blue”, por lo tanto, dependerá mucho más de factores que van más allá de la liquidación de dólares del campo. Lo que suceda con la cotización en el mercado paralelo estará mucho más atado a la confianza que pueda generar el Gobierno con su política económica y también cómo se vaya desenvolviendo el panorama político de cara a las elecciones legislativas.
En Casa Rosada buscan quitarle entidad a la suba del dólar, aseguran que no impacta en el resto de la economía (“es un precio más”, repiten), y que en realidad se trata de intereses de sectores corporativos, en particular el campo, para forzar una devaluación y mejorar su situación competitiva.
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