Los precios de la hacienda se recuperaron a principios de año hasta alcanzar los niveles nominales de marzo de 2012, pero esa tendencia parece agotarse en marzo de 2013. En las últimas semanas, los valores han retrocedido respecto de los picos de febrero. "Vendí una jaula de novillos a 11,50 pesos por kilo a principios de febrero y cargué otra igual la semana pasada y me costó que me pagaron 10 pesos", se quejó un productor de Nueve de Julio.
La principal razón de este comportamiento es el aumento de la oferta de hacienda. Según Ignacio Iriarte, director de Informe Ganadero, la faena de vacunos se viene acelerando en 2013: en los primeros 15 días de marzo, las entradas al mercado de Liniers aumentaron 30% respecto de igual fecha de 2012. "Ha comenzado a aparecer el engorde pastoril primavero-estival de machos y van a faena muchas hembras que antes se guardaban para reproducción", señala el especialista.
También crece la oferta de vacas viejas, que en 2010 y 2011 recibían otra oportunidad para aumentar el rodeo y este año se venden como gordas. El porcentaje de hembras en la faena subió al 42% y se ubica a un par de puntos del nivel de equilibrio, muy por encima del 35-36% de mediados 2011, en plena fase de recuperación del stock. Además, la actividad ganadera no es el gran negocio de 2011 y la inflación determina que el productor deba vender volúmenes crecientes para pagar los gastos del campo y de vida.
La seca estival también determinó que aparezca en los mercados mucha hacienda mal terminada o sin terminar, que debe salir de los campos antes del invierno y cuya cotización baja el promedio de las ventas globales. "La menor retención y la mayor oferta que se observa es sinónimo de un menor nivel de inversión, una realidad que hoy se extiende a toda la economía argentina", sintetiza Iriarte. Y añade: "La fase de retención del ciclo ganadero -explosiva de 2010 a 2012- habría permitido recuperar cuatro millones de cabezas de los diez millones perdidos entre 2007 y 2009, pero ahora ese proceso se está agotando rápidamente, y ello contribuye a aumentar la oferta de carne".
Con una oferta creciente de carne vacuna y exportaciones estancadas, todo el volumen adicional debe ser volcado al mercado local, cuyo consumo per cápita habría crecido en marzo hasta los 63-64 kilos, 4 o 5 kilos más que en 2012, favorecido por el menor aumento de la carne con relación a otros alimentos.
De cara a los próximos meses, empero, Iriarte cree que la demanda interna no tiene tanta fuerza como para generar nuevos aumentos en los precios de la hacienda si continúa la oferta abundante.
Mientras tanto, la caída de las exportaciones disimula la pérdida de capital ganadero en la Argentina, que ha pasado de 2,4 vacunos por habitante a mediados de los 70, a 1,2 en la actualidad. "Si en algún momento se volvieran a vender al exterior los volúmenes históricos, quedaría evidenciada la escasez y el consumo debería caer nuevamente a 55 kilos per cápita", proyecta Iriarte. Y agrega que "por el aumento de la faena de hembras no es descabellado empezar a considerar la posibilidad de que el stock deje de crecer y se estanque próximamente, como tantos otros sectores del economía".
INVERNADA MÁS TRANQUILA
Con el avance de la zafra, el mercado de terneros muestra un comportamiento más encalmado. Los precios están estancados o en leve baja según zonas respecto de los vigentes en 2012. "Hay muchas terneras y vaquillonas en venta, un fenómeno que no se veía tanto en 2011 y 2012", compara el titular de un remate feria de la Cuenca del Salado.
La relación de precios flaco/gordo, que había llegado al 50% hace dos años, hoy descendió al 25%, con perspectivas de perder algún punto adicional a medida que avance la zafra y si el mercado de gordo sigue saturado", adelanta Iriarte. Sucede que los compradores de feedlot -el 80% de la demanda- se fijan límites muy estrictos en los valores por pagar, porque quedaron muy golpeados con los precios del maíz y del ternero en 2012.
"La oferta de terneros es más abundante que en 2012 porque hay mayor producción; porque el criador necesita vender por razones financieras, y porque hay mayores ventas de terneras. También influye el tiempo fresco, que limita el rebrote otoñal luego de la seca estival, y la perspectiva de heladas, que alejan a los compradores de los remates", afirma el intermediario. Añade que los precios de los machos fluctúan de $ 11 a 12 por kilo de acuerdo al peso. El mercado de vientres está muy trabado, con escasos pedidos y con pocos negocios concretados"
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