Estamos avanzando en una ley muy importante, que venía postergada y que se la
merecen nuestros compañeros de laburo, los trabajadores rurales. Qué
paradoja después de tanto tiempo que vengamos a discutir una ley de
los que laburan a la intemperie, de sol a sol, y nos tenemos que estar
escondiendo de noche, a la madrugada por el miedo de algunos a las
expresiones
populares. La verdad es que es una paradoja bastante negativa.
Pero es una ley que, como ya dijeron otros diputados de mi bancada, el radicalismo
va a acompañar convencidos de que tenemos que avanzar en los derechos que les corresponden y también en muchos casos ir a formalizar en
forma de ley muchos beneficios que de hecho ya hoy tienen los trabajadores rurales.
Quiero
aclarar que sin duda para los pequeños y medianos productores el
trabajador
rural no es más ni menos que un amigo, un compañero de laburo con quien
se comparten muchísimas cosas. Por eso vale la pena venir a desmentir lo
que por ahí se dice, que el maltrato que perciben o que trabajan en
negro. Por ahí haya cosas que son ciertas, no venimos a decir que está
todo
bien, venimos a decir que adonde hay excepciones, hay trabajo
en negro, donde los trabajadores no viven dignamente como se lo merecen,
es nada más y nada menos, culpa de la patronal, pero también culpa del
estado, que debe ser quien controle que su gente viva dignamente. Porque
la
verdad que cuando hay alguien que no cumple las leyes tiene que haber un
estado para obligarlo a que las cumpla.
También he escuchado miles de veces y he leído en varios medios de comunicación
“objetivos” que hablan sin sentimiento propagandístico que dicen que es culpa de las patronales que los peones estén mal pagos. Quiero
decir
que es cierto que hoy el empleado rural no está con grandes salarios,
pero eso sucede porque podría estar gozando de un 37,5% de aumento por
convenio colectivo de trabajo entre la patronal y los empleados, lástima
que el ministerio de Trabajo no homologa más del 25%. Entonces no
tienen el
aumento que se merecen por culpa de este gobierno que se dice nacional y
popular, no busquen culpas en otros lados.
Y
quiero decir que me impresiona que en un Parlamento no se pueda
parlamentar. Me impresiona que no podamos discutir ni argumentar por el
apuro que aparece de sacar leyes que después de 8 años de gobierno, no
fueron capaces de sacarlas antes.
Quiero
decir que acá se está escondiendo, con la eliminación del
Renatre, con la persecución a un gremio, se dice que hay persecuciones
ideológicas, que hay revanchismos y egoísmos. Se sospecha que hay mucha
bronca acumulada en estos movimientos y la verdad que es grave que un
gobierno tiene que estar para unir posiciones y no para dividir al
pueblo
argentino.
Lo peor
es que atrás de ese revanchismo y esa venganza terminamos contradiciendo
los mensajes de la Presidenta de la Nación. Yo le creo cuando dice que
no gobierna para las corporaciones, pero lamentablemente tiene un bloque
oficialista que viene a legislar para las corporaciones. Porque
debilitando al gremio, partiendo al gremio en pedazos no afecta a los
pequeños y medianos productores (que pueden tener uno, dos o un puñado
de trabajadores), ahora esas grandes corporaciones, muchas veces
multinacionales, amigas o subsidiadas por el gobierno, tienen cientos de
empleados, y obviamente acá hay amigos que vienen del gremialismo y lo
pueden explicar mejor que yo, que en una empresa donde hay uno o dos
sindicatos los trabajadores se pueden hacer más fuertes para defender
sus
derechos, pero cuando se los divide en 4, 6 u 8 es mucho más difícil
para el trabajador, así que es mucho más fácil para el
patrón.
Por
eso reitero que este bloque oficialista viene a legislar para las
grandes corporaciones. Y atrás de este disfraz, atrás de todo esto se
viene a convalidar esa hermosa amistad que se evidencia en que ya no se
llaman
“señora Presidente” y “señor presidente de la UIA” sino que se llaman
“Cristina” y “Vasco” entonces si son amigos de uno no pueden
ser amigos de los otros, porque es incompatible.
Termino
con esto: alguna vez, se dijo que “al enemigo ni justicia”.
Mucho más cerca, se dijo en un gobierno peronista, “ramal que para,
ramal que cierra”. Y ahora, en otro gobierno justicialista, se viene a
decir
“gremio que no es adicto, gremio que no es leal, gremio que desaparece”.
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