La
persistente caída de precios determina que los productores pierdan dinero con
el cultivo en campos propios y alquilados
Se acerca la cosecha de trigo en la región pampeana y los
precios del trigo siguen bajando por altos stocks mundiales y por las restricciones
a las exportaciones impuestas por la secretaría de Comercio. Este
comportamiento afectó primero el resultado en campos alquilados, pero ahora se
extiende a la producción en campos propios.
Actualmente, el rinde necesario para cubrir los costos del
trigo en un campo del oeste de la provincia de Buenos Aires es de 3,9 toneladas
por hectárea. El rendimiento promedio histórico que se obtiene en esa zona en
un año normal es de 2,9 toneladas por hectárea. Es decir el productor que
desarrolla el cultivo en campo propio perderá dinero por no poder cubrir lo
invertido con lo que cobra. (Gráfico 1)
Gráfico 1: Rindes para cubrir los costos variables del
cultivo de trigo en el oeste de Buenos Aires
La situación descripta es muy distinta a la que se planteaba
al momento de la siembra del cultivo, con un precio 190 u$s/t, 38% superior al
que se ofrece al momento de cosecha, de 114 u$s/t. En ese momento, con 2,4 t/ha
se esperaba cubrir los costos.
Los productores no son muy optimistas respecto de los rindes
por obtener el actual campaña triguera. Serán más bajos que los del ciclo
anterior por escasez de humedad durante la encañazón y en la etapa final del
llenado de grano, lo que dará grano liviano. Además en los últimos días han
ocurrido granizadas en distintas zonas.
El comportamiento descripto es vivido por Marcelo Carrique,
productor de Henderson, provincia de Buenos Aires. Cada 50 hectáreas que sembró
gastó 23.550 dólares en semillas, fertilizantes, herbicidas y cosecha y espera
cobrar 18.834 dólares por su producción, al entregar su trigo a un precio neto
de 90 dólares por tonelada. Perdió 4716 dólares cada 50 hectáreas, a los que
habría que sumarle los gastos fijos (movilidad, comunicaciones, mantenimientos).
La crisis se extiende
“La situación de ahogo económico y financiero con el trigo
no quedará circunscripta a los productores”, afirma Santiago del Solar, miembro del CREA Treinta de agosto-Mari
Lauquen, del oeste bonaerense y ex presidente de Maizar.
Los contratistas tendrán dificultades para trasladar el
aumento de costos del orden del 25% que han sufrido en los últimos doce meses a
la tarifa de cosecha. “No va ser fácil que los productores convaliden esos
valores, porque el año pasado vendieron el trigo a 180 u$s/t y ahora vale 114;
habrá que compartir pérdidas”, adelanta del Solar.
Jorge Zunino es contratista de cosecha que trabaja
principalmente en la provincia de Buenos Aires siguiendo el ciclo de los
cultivos. Así se expresa con relación a los problemas del trigo: “Vivimos una
situación de extrema incertidumbre con el cereal y en ese contexto no se puede realizar
ninguna proyección; sólo se puede vivir
el día a día”.
“Los problemas que sufren los productores se trasladan a los
contratistas que trabajamos con ellos y a las comunidades cercanas, donde ya se
empiezan a notar los efectos de los problemas de comercialización del trigo”,
agrega. “Se están quemando mercadería con mal precio. No toda la
responsabilidad es de los molinos, porque ellos especulan y aprovechan una
situación que crea el Estado”, critica el contratista.
Zunino ve con preocupación el futuro: “No sembrar trigo el
año que viene perjudicaría a toda la cadena comercial y al país. El contratista
que sólo tenga que sembrar soja durante un mes y medio y cosecharla luego en 60
días no puede optimizar los tiempos de uso de la maquinaria. ¿Qué debería hacer
con su personal, que es el principal ítems del costo, en esta nueva
agricultura? Darlo de baja una vez terminadas las labores”.
Otro problema que enfrenta Zunino es la inflación, frente a
un precio del trigo en violenta disminución. Ese comportamiento impide mantener
el valor de su trabajo y retrasará la renovación de equipos. “Con tarifas estancadas,
es difícil conseguir que el personal esté ocho meses fuera de su casa”.
Problemas similares enfrentarán los transportistas. Por
ejemplo, están cobrando aproximadamente 130 pesos por tonelada para un flete de
300 kilómetros, que equivale al 25% del valor del grano trasportado. Los números
son mucho peores en el noroeste argentino donde el trigo debe transitar 1200
kilómetros para su comercialización y se obtienen muy bajos rindes.
Los inconvenientes que provocados en la comercialización actual
del trigo también tendrán secuelas en los semilleros, que pueden ver reducida
sustancialmente su demanda en la campaña
triguera 2012/2013.
Medidas insólitas
Las restricciones a la exportación impuestas por la
secretaría de Comercio llegan a niveles inauditos. Por ejemplo, no se liberan ROE
para exportar trigo y maíz de Salta a Bolivia, a pesar de que existe una fuerte
demanda de cereales del otro lado de la frontera.
“El mercado boliviano nos queda a 300 kilómetros de la zona
de producción, en vez de los 1200 kilómetros que tenemos hasta los puertos de
río, y demanda grandes cantidades de trigo para consumo humano y de maíz para
la producción avícola” refiere Lisandro de los Ríos, gerente de Prograno, una
asociación de productores de Salta y Jujuy.
“Hace unos meses se dio a una situación paradójica: había
pedidos de maíz por parte de los avicultores bolivianos, que veían peligrar su
producción por falta de alimento, y no se podía exportar desde Salta, a pesar
de haber muchas toneladas de maíz disponible, por las trabas políticas”, recuerda de los Ríos.
La mesa de los
argentinos
El pan que fueron comprando los argentinos durante todo el
año 2011 estuvo valorizado a partir de una materia prima que costaba 180 u$s/t.
Al momento de la cosecha de trigo está
bajando a 114 u$s/t. ¿Cuánto va bajar el precio del pan a partir de diciembre
de 2011, con estos nuevos valores?”, se
pregunta del Solar.
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