El gobierno provincial, a través del
Ministerio de la Producción , trabaja en el fortalecimiento de la
cunicultura como alternativa de producción y consumo. “La cunicultura de
carne puede realizarse como una producción a pequeña escala para el
autoconsumo o como una actividad comercial con destino al mercado de
exportación y/o nacional”, dijo la coordinadora del área, Laura Cumini.
“Se trabaja en el encadenamiento productivo de esta actividad, con la
participación de productores de conejos para carne, la habilitación de
una sala de faena en la Unidad Penal Nº1 de Paraná y la colaboración
técnica de la Estación Experimental del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA), lo que demuestra la vinculación entre las diversas
instituciones que favorecerán la presentación de un producto habilitado
e inocuo al consumidor”, comentó la coordinadora de Cunicultura del
Ministerio de Producción.
Además, señaló que “la venta de carne de conejo a nivel de los puntos tradicionales (supermercados, granjas, carnicerías) ocupa un sector restringido y con escasa promoción, lo que hace que el consumidor no lo valore y posicione como carne alternativa”.
Por lo tanto, la administración de la cadena de abastecimiento en la actualidad toma importancia, siendo una relación integrada entre clientes y proveedores debiendo puntualizar que la logística y el proceso de faena y transformación es fundamental para que la carne de conejo se pueda introducir al mercado de manera adecuada (inocua y de calidad), transfiriéndose hasta las manos del consumidor, con los beneficios del lugar y en tiempo, favoreciendo la disminución de costos.
Una actividad de tradición
La cunicultura -cría, reproducción y explotación del conejo doméstico- es una actividad pecuaria de larga tradición y amplia difusión en casi todas las naciones europeas, que frente a las calamidades sufridas en los conflictos armados de 1914 y 1939 permitió abastecer de proteína a través de la cría de esta especie en espacios pequeños al más bajo costo.
“Los mayores productores mundiales de carne de conejo son Italia, Francia, España, China y la ex-Rusia, difundiéndose la producción de conejo hace más de una década en países del continente americano” agregó Cumini. Siete, de los mismos, son sudamericanos y produjeron más de 1.000 toneladas de carne de conejo para el año 2008: Venezuela, Argentina, México, Colombia, Perú, Brasil y Ecuador.
Tras señalar que Argentina es el único país latinoamericano que exportó el mayor volumen de carne de conejo entre los años 2000 y 2007, dijo que se puede considerar que la cunicultura es una actividad con un amplio futuro de explotación y de importancia por las ventajas competitivas que representa para el emprendedor de todas las esferas sociales y económicas: el pequeño, el mediano y el gran productor con características industriales.
Además, la funcionaria remarcó que “pensando en un trabajo productivo integral, los cuidados que requiere el conejo son menores y su aprovechamiento es total”. Agregó que “del conejo se utiliza la carne, la piel, el pelo, el excremento, la orina y sus desechos orgánicos (cerebro y vísceras)”.
En la Argentina , la cunicultura participó como una actividad secundaria o complementaria de otras del sector agropecuario especialmente de las chacras y granjas. “Puede decirse que tomó un rol principal cuando se inicia en los años 70 como actividad exclusiva de la producción de conejo para pelo”, mencionó la ingeniera.
“En cambio, la producción de conejos para carne tomó relevancia a partir del año 2002 con la apertura al mercado externo (favorecida por el tipo de cambio), tornándose en una alternativa rentable de producción y social” agregó.
Tras señalar que “la cunicultura de carne puede realizarse como una producción a pequeña escala para el autoconsumo o como una actividad comercial con destino al mercado de exportación y/o nacional”, la funcionaria mencionó que el INTA, a través de su programa Pro Huerta, traslada conocimientos al respecto.
Además, señaló que “la venta de carne de conejo a nivel de los puntos tradicionales (supermercados, granjas, carnicerías) ocupa un sector restringido y con escasa promoción, lo que hace que el consumidor no lo valore y posicione como carne alternativa”.
Por lo tanto, la administración de la cadena de abastecimiento en la actualidad toma importancia, siendo una relación integrada entre clientes y proveedores debiendo puntualizar que la logística y el proceso de faena y transformación es fundamental para que la carne de conejo se pueda introducir al mercado de manera adecuada (inocua y de calidad), transfiriéndose hasta las manos del consumidor, con los beneficios del lugar y en tiempo, favoreciendo la disminución de costos.
Una actividad de tradición
La cunicultura -cría, reproducción y explotación del conejo doméstico- es una actividad pecuaria de larga tradición y amplia difusión en casi todas las naciones europeas, que frente a las calamidades sufridas en los conflictos armados de 1914 y 1939 permitió abastecer de proteína a través de la cría de esta especie en espacios pequeños al más bajo costo.
“Los mayores productores mundiales de carne de conejo son Italia, Francia, España, China y la ex-Rusia, difundiéndose la producción de conejo hace más de una década en países del continente americano” agregó Cumini. Siete, de los mismos, son sudamericanos y produjeron más de 1.000 toneladas de carne de conejo para el año 2008: Venezuela, Argentina, México, Colombia, Perú, Brasil y Ecuador.
Tras señalar que Argentina es el único país latinoamericano que exportó el mayor volumen de carne de conejo entre los años 2000 y 2007, dijo que se puede considerar que la cunicultura es una actividad con un amplio futuro de explotación y de importancia por las ventajas competitivas que representa para el emprendedor de todas las esferas sociales y económicas: el pequeño, el mediano y el gran productor con características industriales.
Además, la funcionaria remarcó que “pensando en un trabajo productivo integral, los cuidados que requiere el conejo son menores y su aprovechamiento es total”. Agregó que “del conejo se utiliza la carne, la piel, el pelo, el excremento, la orina y sus desechos orgánicos (cerebro y vísceras)”.
En la Argentina , la cunicultura participó como una actividad secundaria o complementaria de otras del sector agropecuario especialmente de las chacras y granjas. “Puede decirse que tomó un rol principal cuando se inicia en los años 70 como actividad exclusiva de la producción de conejo para pelo”, mencionó la ingeniera.
“En cambio, la producción de conejos para carne tomó relevancia a partir del año 2002 con la apertura al mercado externo (favorecida por el tipo de cambio), tornándose en una alternativa rentable de producción y social” agregó.
Tras señalar que “la cunicultura de carne puede realizarse como una producción a pequeña escala para el autoconsumo o como una actividad comercial con destino al mercado de exportación y/o nacional”, la funcionaria mencionó que el INTA, a través de su programa Pro Huerta, traslada conocimientos al respecto.
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