viernes, 27 de julio de 2018

Influencia en el viñedo de la cubierta vegetal espontánea


Este trabajo estudia el efecto de la cubierta vegetal espontánea respecto al laboreo tradicional, en condiciones de secano, sobre el estado nutricional del viñedo, los componentes del rendimiento, la biomasa y la calidad de la uva en un viñedo con la variedad Tempranillo blanco. Ignacio Martín, Juana Martínez, Natalia Domínguez, Diego López, Enrique García-Escudero. Instituto […]
Este trabajo estudia el efecto de la cubierta vegetal espontánea respecto al laboreo tradicional, en condiciones de secano, sobre el estado nutricional del viñedo, los componentes del rendimiento, la biomasa y la calidad de la uva en un viñedo con la variedad Tempranillo blanco.
Ignacio Martín, Juana Martínez, Natalia Domínguez, Diego López, Enrique García-Escudero. Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino, ICVV (CSIC, Universidad de La Rioja, Gobierno de La Rioja). Servicio de Investigación Vitivinícola de La Rioja.
En España, con una climatología se­miárida en muchas regiones y, por tanto, con frecuente limitación hídrica, la forma de mantenimiento del suelo más extendida ha sido el laboreo tradicional. Al laboreo se le atribuyen diversos inconvenientes: formación de suela de labor, aumento de la erosión, degradación de la estructura del suelo o dificultad de circulación de la maquinaria en los períodos de lluvias.
En este contexto, existen otras alternativas al laboreo, entre las que se encuentra el empleo de cubiertas vegetales. Esta técnica consiste en mantener una cubierta vegetal en el viñedo de forma temporal o permanente, ya sea sembrada o manteniendo la cubierta vegetal autóctona que se desarrolla espontáneamente.
Entre las ventajas que se le atribuyen a las cubiertas se contaría con: el incremento de ma­teria orgánica; la mejora de la es­tructura, de la porosidad, de la infiltración y de la ca­pacidad de almacenamiento de agua; una mejor implantación del sistema radicular del viñedo; la reducción de la erosión y de la formación de costra superficial; el au­mento de biomasa y actividad mi­crobiana; el mantenimiento de la biodiversidad y la reducción de la incidencia de al­gunas plagas, al favorecerse el equilibrio con sus depredadores naturales.
Al empleo de cubiertas vegetales se le atribuye cierta mejora de la fertilidad del suelo, ya que el incremento de materia or­gá­nicaaumentaría la liberación de nu­trien­tes tras su mineralización y mejoraría la ca­pacidad de fijación y retención de es­tos en la fracción orgánica coloidal, cons­ti­tu­yendo una reserva y minimizando las pérdidas por lixiviación.
En ocasiones, se ha observado un au­mento de fósforo y de potasio en el horizonte superficial de suelos bajo cubierta ve­getal. Por el contrario, las cubiertas ve­ge­­tales pueden promover la competencia por el agua y los nutrientes, especialmente al inicio del ciclo de cultivo, reduciendo su disponibilidad, el vigor y la su­perficie foliar total y expuesta, afectando por tanto a la capacidad fotosintética y a la composición y calidad de la uva. Así, mientras en el laboreo tradicional aumenta la disponibilidad de nitrógeno durante el ciclo al favorecer la mineralización, la cubierta puede reducir el nitrógeno disponible.

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