martes, 21 de noviembre de 2017

Costa Rica: El sector bananero tiene 140 años de experiencia



Hace algunos días tuvo lugar en Miami el VII Congreso Internacional del Banano. Su organizador fue la Corporación Bananera Nacional -Corbana-, bajo cuyo liderazgo el Congreso se ha colocado como el más importante en el mundo para el sector.
Su éxito ha sido convocar a todos los participantes en la cadena de valor -producción y venta- de la fruta. Casi 600 asistentes de 40 países, incluyendo oficiales de gobiernos, científicos, empresarios, proveedores y compradores, colmaron por tres días, las sesiones magistrales, los talleres y áreas de exhibición de muy diversos proyectos y tecnologías relevantes a la actividad. Por razones de seguridad y protección fitosanitaria para el cultivo en Costa Rica, el Congreso se realiza fuera del país, en sedes ubicadas en territorios no productores de la fruta.
140 años de experiencia
El sector bananero ha sido punta de lanza y catapulta para el comercio exterior costarricense. Desde la primera exportación de fruta fresca a Nueva York, registrada en febrero de 1880, gradualmente ha evolucionado y hoy coloca a Costa Rica como uno de los líderes globales en la actividad -por volumen, calidad y productividad-.
Por la escala y características de su logística de transporte, su exportación beneficia al resto de los exportadores nacionales que utilizan la vía marítima, pues permite precios más competitivos, mayores frecuencias y destinos. Nuestro sector bananero exportó en 2016, 121 millones de cajas de fruta. Representa el 38,6% de la producción nacional agrícola; emplea directa e indirectamente casi al 12% de la población económicamente activa -en especial en las zonas rurales más vulnerables y escasas de opciones laborales-; y es el responsable del 36,7% del valor total de las exportaciones agrícolas, cifra que en el año 2016 representó $998 millones.
Retos y riesgos
Como toda actividad productiva, la bananera enfrenta retos y riesgos. Atraídos por los resultados de largo plazo del mercado bananero, varios países implementan políticas públicas dinámicas para aumentar sus productividades y áreas de siembra -sucede en Centro y Suramérica, en África tropical y en Asia-.
En 2019 caducará el Mecanismo de Estabilización de Banano que acota a un volumen definido anualmente la preferencia arancelaria que tiene el banano costarricense en el mercado europeo, el más lucrativo y apetecido, y casi coincidentemente se espera que el Reino Unido deje la Unión Europea. Los anteriores son retos comerciales que auguran competencia más dura y que requieren la atención tanto del sector como de las autoridades.
En paralelo, el sector convive con los riesgos fitosanitarios, tanto de enfermedades ya conocidas como de un ácaro altamente destructivo y resistente a las moléculas disponibles para atacarlo, aún no presente en las plantaciones americanas, pero cuya amenaza es enorme, y cuya expansión en otras regiones del mundo ya causa pérdidas masivas que Costa Rica está determinada a evitar.
Oportunidades
Los retos en lo comercial como en lo fitosanitario, son y serán enfrentadas por el sector con creatividad, unidad e innovación. El conocimiento y la experiencia acumulados, el modelo público-privado con que opera, así como la capacidad de transformación del sector, son los elementos clave para seguir adelante.
Estoy convencido de que lo más difícil de gestionar, para este y el resto de nuestros sectores productivos, es la transformación y riesgos asociados. La diversidad de retos y oportunidades a gestionar, su velocidad, complejidad, naturaleza e implicaciones, merecen gran atención y dedicación.
Hoy el sector bananero debe adaptarse y aprovechar la automatización y la robótica en la producción y comercialización; las tecnologías móviles y digitales y su amplio potencial; el comercio electrónico y los cambios en el modelo de negocios del sector; las biotecnologías y su impacto en la resistencia de las variedades y adaptabilidad al cambio climático; el imperativo de agregar mucho más valor en una lógica de “economía circular” -aprovechamiento de todo material orgánico generado-; o los paquetes de nuevas tecnologías disponibles para aumentar productividad.

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