El daño tisular de la mucosa intestinal predispone al ave a la enteritis necrótica. De esta forma, la composición del alimento es un factor crítico en el desarrollo de una gran cantidad de afecciones gastrointestinales como la enteritis necrótica.
Clostridium spp. es un residente habitual del intestino de las aves domésticas. En condiciones normales de salud es inocuo, a menos que existan factores que comprometan la integridad estructural de la mucosa intestinal. Un factor predisponente importante en la epidemiología de la enfermedad es el daño a la mucosa intestinal del ave, lo que puede deberse principalmente a agentes infecciosos como coccidios, microorganismos oportunistas y algunos compuestos tóxicos presentes en la dieta como micotoxinas, aminas biogénicas, aceites rancios y aceites sobrequemados.
Polisacáridos no amiláceos viscosos de tipo soluble
En algunos países la formulación alimenticia se realiza basándose en gramíneas del tipo trigo, cebada, centeno, triticale y avena, que normalmente son cereales muy ricos en polisacáridos no amiláceos viscosos de tipo soluble (PNAvs). Estos PNAvs forman una capa mucilaginosa en el lumen intestinal impidiendo una buena permeabilidad e interacción de los nutrientes entre la luz intestinal, el glucocáliz y las microvellosidades intestinales; además de aumentar el grosor del moco producido y la viscosidad de este. Los altos niveles de PNAvs aumentan el moco intestinal, lo que correlativamente ocasiona un incremento en la proporción de C. perfringens en el tracto intestinal, ya que las distintas especies de Clostridium son mucolíticas o utilizan el moco como fuente de alimentación o como protección contra otros microorganimos y el reconocimiento antigénico por parte del sistema inmunitario del ave.
Por otro lado, si se restringe a las aves la alimentación (medida preventiva contra el estrés calórico o el síndrome ascítico), estas comienzan a ingerir material rugoso y fibroso de la cama, lo que puede incrementar el número de casos. Además, la sobrepoblación de aves puede ser un factor causal importante debido a la falta apropiada de acceso a los comederos.
La enteritis necrótica se puede prevenir si se impide la proliferación de C. perfringens y al mismo tiempo se logra mantener la integridad de la mucosa intestinal, ya que la coccidiosis puede afectar dicha integridad por las lesiones que produce. En este caso, para prevenir infecciones secundarias, es importante contar con programas anticoccidial bien planificados que contribuyan a promover una temprana y rápida recuperación del epitelio acompañada de una terapia antimicrobiana y de un fortalecimiento inmunitario apropiado contra este tipo de parásitos. Un desequilibrio de la microbiota en el intestino delgado ocasionada por coccidiosis o por una ingestión de un nutriente que favorezca la replicación microbiana exacerbada de un solo tipo definido de bacteria, puede dar origen a una condición conocida como disbacteriosis, lo que más tarde puede ocasionar problemas de diarrea o malabsorción, situación que favorece una proliferación exacerbada de C. perfringens y, por lo tanto, puede favorecer la presentación de enteritis necrótica. Un aumento en la cantidad de C. perfringens se asocia a una mayor predisposición a presentar o exacerbar la enfermedad. A partir de la prohibición del uso de los APC en Europa se han incrementado los casos de enteritis necrótica. Por otra parte, cuando en Australia se ha tenido que alimentar a las aves con dietas formuladas con maíz, sorgo y pasta de soja, los casos de enteritis necrótica se incrementan, en comparación con cuando se alimentan con avena, centeno, trigo o cebada. Esto indica que dentro de los factores predisponentes de la enteritis necrótica es más importante un menor contenido de fibra en la dieta basada en sorgo y pasta de soja que los PNAvs por sí mismos. Por lo tanto, si la dieta tiene un porcentaje inapropiado de fibra junto con la ausencia de APC, es posible que se incrementen los casos de enteritis necrótica; sin embargo, esta es una de las directrices sobre las cuales se tiene que efectuar mayor investigación en el futuro.
Los programas de restricción alimenticia pueden ocasionar que las aves ingieran el material de la cama produciendo un aumento de la cantidad de C. perfringens en el intestino de las aves, lo que es un factor de riesgo importante para la presentación de enteritis necrótica. |
Tipo de proteína
Por otra parte, se ha observado que la frecuencia de la presencia de C. perfringens asociada a lesiones como la colangiohepatitis y hepatitis multifocal ha aumentado en aves alimentadas con insumos proteicos de origen animal, sobre todo cuando se han utilizado harinas de pescado en la dieta, en comparación con cuando se emplean proteínas de origen vegetal únicamente. Por ello es importante considerar la calidad y tipo de la proteína utilizada en el alimento.
La digestibilidad de la proteína es vital para evitar el incremento de factores predisponentes, ya que si la proteína no se digiere y absorbe adecuadamente en el primer tercio del intestino delgado del animal, el bolo alimenticio rico en polipéptidos y proteínas completas llega a la última porción del mismo y del intestino grueso, donde es degradado por diferentes bacterias, de las cuales Clostridium spp. constituye una de las poblaciones bacterianas más importantes para la utilización de estos nutrientes, lo cual puede ocasionar un incremento de este microorganismo y contribuir así a ser un factor causal importante per se para la presentación de la disbacteriosis y de la enteritis necrótica.
Enzimas
Algunas enzimas agregadas al alimento como las xilanasas, proteasas y amilasas, pueden liberar nutrientes, por lo que son altamente beneficiosas dentro de la economía alimenticia de las aves; sin embargo, si esta liberación de nutrientes a partir del quimo alimenticio se produce de forma tardía durante el proceso de peristalsis intestinal, como los nutrientes liberados no se encuentran en el lugar adecuado para su absorción en el intestino, llegan a las partes distales del mismo, donde su presencia y el medio anaerobio contribuyen significativamente al sobrecrecimiento de Clostridium spp. Esto afecta de forma negativa a las aves, debido al aumento en la presentación de enteritis necrótica de tipo subclínico o incluso de forma aguda.
Los coccidiostatos ionóforos poliésteres muestran cierta acción contra Clostridium spp.; sin embargo, cuando el método de prevención contra la coccidiosis es únicamente por medio de vacunación sin utilizar ionóforos, es recomendable incluir un antimicrobiano en el alimento o en el agua de bebida al menos durante la fase de prepatencia del parásito, periodo en el cual la vacuna frente a Eimeria spp. puede ocasionar un mayor daño tisular, con la finalidad de disminuir el sobrecrecimiento de Clostridium spp. y reducir el riesgo de padecer enteritis necrótica.
Tamaño de partícula
Otro aspecto relacionado con la presentación de enteritis necrótica, es el tamaño de la partícula del alimento. Un tamaño de la criba de molienda del número 7 es beneficioso porque mantiene la integridad del ventrículo gástrico y su efecto de molienda, lo que reduce la cantidad de proteína no digerida, por lo que al llegar menos proteína íntegra a las partes distales del intestino existe menos probabilidad de que se produzcan disbacteriosis y enteritis necrótica por el aumento de la proliferación de Clostridium spp. De acuerdo a algunos estudios sobre equilibrio de poblaciones bacterianas se ha observado que la disminución general de bacterias gramnegativas en el intestino ocasiona incremento de bacterias grampositivas, especialmente de C. perfringens, lo cual se exacerba en brotes clínicos y subclínicos de coccidiosis.
Factores genéticos
Se ha observado una mayor susceptibilidad de algunas estirpes de pollo de engorde a la enteritis necrótica, por lo que en la presentación de esta enfermedad posiblemente estén involucrados algunos factores genéticos vinculados a clusters genéticos definidos que aún no se han investigado dentro del proyecto genoma Gallus gallus.
¿Qué no hay que olvidar respecto a la enteritis necrótica?
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