Uber es considerado un paradigma de disrupción, de ruptura de estándares en una industria. Sin embargo, los riesgos de que una tecnología irrumpa de repente y se haga con un mercado que parecía cautivo van en aumento incluso para actividades tradicionales y muy alejadas del alcance de las plataformas web.
El uruguayo Raúl Echeberría, vicepresidente de Global Engagement de Internet Society y CEO del Registro de Direcciones de Internet de América Latina y el Caribe, puso ayer el ejemplo de la cadena cárnica como una industria que en el futuro corre el riesgo de disrupción pese a que hoy parezca estar al margen de estas transformaciones.
“Tenemos un buen futuro por algunas décadas proveyendo commodities en el mundo y agregando tecnología en su producción. Cuando uno mira en el mediano tiempo, diría que ese es el camino del éxito. Pero la pregunta es, ¿cuánto tiempo más la gente va a comer carne en el mundo? ¿Cuándo va a surgir un producto que va a ser alternativo a la carne? De hecho, ya existe ese producto, que no es un sustituto de la carne sino exactamente carne producida sin involucrar animales”, dijo el experto en el marco de la conferencia titulada Aprendiendo del futuro: Internet lo cambia todo, organizada por el estudio Posadas, Posadas y Vecino.
En ese sentido, se preguntó “¿cómo se asegura Uruguay que va a seguir siendo líder en el nuevo mundo?”.
El experto en nuevas tecnologías e innovación dijo que todas las empresas “deberían estar pensando en cuál va a ser la innovación que va a haber en su propia área de trabajo” y “cómo van a liderar ese cambio”.
En ese sentido, el brasileño Demi Getschko, miembro de la Junta Asesora del Comité Gestor de Internet en el país vecino y considerado uno de los pioneros de internet en el gigante latinoamericano, sostuvo que los empresarios deben considerar la posibilidad de que su “sector esté quedando obsoleto”.
“Podemos estar en peligro de extinción. El nuevo mundo viene con esos problemas. Algunos sectores van a cambiar; otros van a desaparecer”, explicó.
En ese proceso, sostuvo, también se generan oportunidades. “Internet posibilita que su emprendimiento sea globalizado y no localizado”, dijo, lo que abre la posibilidad de expandir la demanda potencial.
Regulación
El desafío no está únicamente en el sector privado sino también en los gobiernos, que deben adaptarse a esta nueva realidad.
Siguiendo el planteo del informático griego Nicholas Negroponte, Getschko distinguió entre “átomos” y “bits”. Sostuvo que los gobiernos pueden aplicar normativas que prohíban determinadas acciones o comportamientos en el terreno de los átomos, pero al tratarse de bits, “no hay cómo introducir reglas claras”.
Por eso, sostuvo que “cuando se legisla en internet hay que tener cuidado en separar lo que es factible” de lo que no lo es. “Culpar al intermediario es lo más fácil, pero no lo adecuado. El fabricante de cuchillos no es culpable de lo que se haga con los cuchillos. No es la plataforma la culpable de lo que hagan los usuarios”, expresó.
Conectividad y apropiación
Por su parte, el argentino Hernán Galperín, profesor de la University of Southern California y asesor de políticas de telecomunicación e inclusión digital en la región, distinguió los conceptos de “conectividad” y “propiación efectiva”.
Dijo que este último es un “desafío más difícil de atender” porque implica que “el uso de internet tenga impacto sobre los productos, la innovación, la mejora de la competitividad y la calidad de vida” de la población.
“El desafío que tiene un país como Uruguay es no desalentar el cambio que viene con Internet y promover una apropiación más efectiva de las tecnologías, que permita crear un ecosistema virtuoso donde las aplicaciones de internet motoricen las economías”, resaltó el experto.-
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