domingo, 27 de noviembre de 2016

Cuatro elementos básicos para hacer buena carne


•La primera Jornada Ganadera de INTA Reconquista se realizó el viernes 11 de noviembre en la Estación Experimental. Se abordó la importancia de los recursos naturales en la producción bovina: Agua, suelo, experiencias silvopastoriles y pastizales fueron los temas desarrollados por especialistas.
“Generar un espacio de encuentro para quienes se dedican a la producción de carne en la región es el sentido de esta jornada”. Así lo expresó el director de INTA Reconquista, Mariano Cracogna quién invitó a los 160 asistentes a que aprovechen el espacio para consultas, dudas y sugieran los problemas a abordar en la próxima jornada, que será en el 2017. De la apertura participó también Marcelo Bargellini, Secretario de Agricultura de Santa Fe que dio detalles del Plan Ganadero Provincial, que incluye subsidios y financiamientos orientados al sector.
A lo largo de la mañana se desarrollaron las charlas y por la tarde el recorrido a campo. Los disertantes, de INTA Reconquista, abordaron aspectos del manejo de los recursos naturales para la producción según los diferentes ambientes del norte provincial. Luciano Mieres, desarrolló lo vinculado a la “aptitud de suelos para ganadería”; “aguadas” estuvo a cargo de los especialistas Mario Basan Nickisch y Luciano Sánchez; el “manejo de los pastizales naturales” fue detallado por Luis Luisoni. Por su parte, Germán Castro y Cecilia Capozzolo compartieron la experiencia en “manejo del chañar en sistemas silvopastoriles”, que realizan con un productor de Tostado.
“En el norte de Santa Fe se están desarrollando algunos trabajos con INTA sobre recursos forrajeros y forestales en sistemas silvopastoriles”, comentó Marcelo Bargellini. Además destacó que “INTA es un gran generador de conocimiento y tiene herramientas para comunicar lo que hace”. En su disertación explicó los principales puntos del Plan Ganadero Santafesino: “se implementará con una línea crediticia que contempla dos objetivos: mejorar la eficiencia en los rodeos de cría y subsidiar a quienes hacen invernada con el fin de incentivar la producción de carne”.
El funcionario comentó que la propuesta incluye un “fondo provincial para asesores técnicos, se atenderán problemas sanitarios y se afianzará el vínculo con la Secretaría de Industria para generar valor agregado”.
Luego de un almuerzo a la sombra de los árboles se recorrió el campo experimental. Organizado en cuatro estaciones el circuito incluyó perfiles del suelo, potreros con pastizales naturales y dos modelos de reparación de aguadas.
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Plan Ganadero. El Secretario de Agricultura, Marcelo Bargellini, anticipó que “se implementará con una línea crediticia que contempla dos objetivos: mejorar la eficiencia en los rodeos de cría y subsidiar a quienes hacen invernada con el fin de incentivar la producción de carne”.
Los tipos de suelos
El ingeniero agrónomo Luciano Mierres se refirió al potencial productivo de los ambientes ganaderos y la relación con las características de los suelos y su manejo. En el Norte de Santa Fe se encuentran suelos Clase 4, 5 y 6.
Los de Clase 4 -dijo- se encuentran en lomas medias lomas y planos tendidos. No se inundan con frecuencia y tampoco tienen sales en su superficie. En la Cuña Boscosa y en el Domo Occidental del departamento 9 de Julio se encuentran estos suelos en montes de algarrobos y quebracho colorado. Entre sus características, tienen buena capacidad de almacenaje de agua y de provisión de nutrientes para pastizales y pasturas. Permiten la ganadería intensiva y admiten laboreos poco frecuentes
Los suelos Clase 5 están en paisajes planos tendidos y tierras blancas. La falta y el exceso de agua afectan la producción de los forrajes. Se encuentran en montes de quebracho blanco y colorado de la Cuña Boscosa. Contienen mucha arcilla, esto dificulta la exploración de las raíces de plantas menores y la infiltración del agua de lluvia. Pueden presentar salinidad y erosión. Estos suelos también son los de chañar en el oeste provincial. Su degradación es prácticamente irreversible por lo cual deben permanecer cubiertos y no ser laboreados.
Por último, los suelos Clase 6 son los de mayor extensión en la región. Su posición en partes bajas hace que tengan agua en su superficie por períodos prolongados. Su drenaje incrementa el ascenso de sales y conlleva a la perdida de fertilidad. Su laboreo también determina el ascenso de sales.
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Al voleo no. “Siempre se recomiendan estudios de prospección geoeléctrica previos, antes de emprender obras de acceso al agua subterránea”, advirtió el especialista Mario Basan Nickisch. Foto: INTA Reconquista
Los ambientes de islas presentan suelos de gran diversidad que no están clasificados. Son poco fértiles pero buenos para la producción de pastos de calidad forrajera moderada.
Para conocer los tipos de suelo presentes en un establecimiento se puede comunicar con el INTA de su zona.
Aguadas por ambientes
Desde el año 2010 el INTA investiga sobre aguadas para ganadería bovina, articulando con el Instituto Nacional del Agua – Centro Regional Litoral, el Ministerio Provincial de Competencia de Aguas de Santa Fe, la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas y la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral.
En el caso del Domo Oriental, con presencia del Acuífero Puelche, el acceso al agua subterránea se realiza mediante perforaciones convencionales y mecanismos de extracción utilizando energías renovables, especialmente la eólica. Esta tecnología no presenta inconvenientes, aún en años hidrológicos secos, donde se experimentan y adaptan mecanismos combinados de bombeo con energías renovables y alimentación convencional de energía eléctrica. “De todas formas, siempre se recomiendan estudios de prospección geoeléctrica previos, antes de emprender obras de acceso al agua subterránea”, advirtieron los especialistas Mario Basan Nickisch y Luciano Sánchez.
Los mayores desafíos tecnológicos -agregaron- se presentan cuando la calidad química de los acuíferos condiciona el consumo directo para los animales y cuando el nivel del agua subterránea se encuentra cercano a la superficie, como es el caso de los Bajos Submeridionales. “Allí particularmente se proponen reservorios sobre la superficie del terreno, para preservar la calidad del agua almacenada, con sistematizaciones de superficies para cosechar agua de lluvia de manera eficiente‘, agregaron.
También consideraron estratégico el uso combinado del agua de lluvia complementada con el agua subterránea para esos ambientes.
Conservación y manejo del pasto
Por su parte, el técnico Luis Luisoni, se refirió al potencial de los pastizales naturales en el norte de Santa Fe, donde los tipos de vegetación con importancia ganadera son los quebrachales de los quebrachos colorado y blanco, los algarrobales de distintos tipos de montes, arbustales, pastizales de abras, sabanas de espartillo amargo, pastizales de pastos altos y de pastos cortos, distintos tipos de pajonales, espartillares de paja chuza, cañadas, esteros y bañados.
Técnicos de INTA identificaron y caracterizaron los principales tipos de pastizales y montes naturales del norte santafesino. “Se describen 16 tipos que se mencionan a continuación: monte de Quebracho con pastizal o quebrachal; monte bajo cerrado; monte bajo abierto; herbáceas; monte abierto de algarrobo o algarrobal; abras de Leptocloa; pastizal de pastos altos; pastizal de pastos cortos; sabanas de pasto amargo; pajonal de Espartillo; pajonal de paja techadora; pajonal de paja amarilla; pajonal de paja; bañados y esteros; gramillar de cañada; gramillar de pelo de chancho y peladar de suelo alcalino”, detalló.
“En esta región gran parte de los ambientes en general y los pastizales en particular se encuentran modificados por prácticas de explotación forestal, sobrepastoreo, fuego, agricultura y las canalizaciones, que los degradan y provocan la perdida de condición de pastizales, empobrecimiento de bosques, arbustización, erosión del suelo y colmatación de esteros”, advirtió Luisoni. Ante esta problemática, consideró que para la ganadería se plantea la necesidad de realizar manejo de la carga animal y de los sistemas de pastoreo, imprescindible para el logro de un manejo sustentable.
El chañar en sistemas silvopastoriles
En 2014, en el campo de un productor de Tostado se inició un estudio sobre un área de 5,7 hectáreas de un bosque de Chañar. Se utilizó imagen Google Earth de julio de 2013 para una clasificación de los ambientes y la vegetación. Se analizaron parámetros físico-químicos de suelo y se realizó un relevamiento del relieve mediante planialtimetría con estación total láser. En el estrato arbóreo se evaluó cobertura, densidad, diámetro a altura del pecho -1,30 m- altura de fuste y altura total, y densidad y altura de renovales.
El chañar se clasificó en 3 clases según diámetro y altura: renoval, latizal y adulto. En el estrato arbustivo se relevó cobertura, densidad y altura total; y en herbáceas se relevó cobertura, disponibilidad forrajera, y especies indicadoras de la condición del pastizal.
“Con esta información obtenida se identificó un sitio ecológico bajo, en un plano de relieve deprimido, con pendiente escasa; y suelos con salinidad a menos de 50 cm y drenaje deficiente”, precisaron los técnicos Germán Castro y Cecilia Capozzolo. Así se determinaron 3 tipos de vegetación: Isleta (grupos de chañares de 5 a 7 m de altura, con cobertura mayor al 50%, abundancia de arbustivas y cobertura herbácea nula); Chañaral (abundantes renovales de chañar de 2 a 5 m de altura con baja cobertura, y pastizal de regular condición forrajera); abra (renovales de chañar menos desarrollados y poco abundantes, pastizal con mala condición forrajera, y gran parte del suelo desnudo).
“En octubre de 2014 se aplicaron 3 tratamientos sobre cada uno de estos tipos de vegetación con el objetivo de promover la producción forrajera y el crecimiento del chañar, favorecer la transitabilidad en el bosque, e impedir el rebrote de chañar a partir de las raíces y tocones (por sombreo)”, indicaron los especialistas. Y agregaron que se practicó además un raleo con herramientas manuales del 50% del renoval de chañar y todos los arbustos, además de poda de árboles; así como raleo mecánico del 50% de árboles y arbustos en franjas de 3 m de ancho con tractor y barra frontal y Testigo, sin tratamientos realizados. “Inmediatamente se aplicó arbusticida sobre tocón y sembró Grama Rhodes cv Pionner y Gatton Panic, 8 kg/ha al voleo, y al finalizar, se clausuró el área hasta el invierno. Luego, se evaluó el volumen arbóreo extraído con tratamiento manual, el rebrote de chañar (de tocones o caídos) y chañares nuevos/ha, al 2º año (marzo ‘16) y la cobertura sobre el suelo (marzo ‘16) en %”, detallaron.

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