Las piscifactorías de la Unión Europea producen cada año unas 109.000 toneladas de doradas, lo que representa un volumen de negocio de más de 500 millones de euros anuales. Una de las principales amenazas para el sector la constituyen las infecciones virales, entre las cuales una de las más extendidas es la linfocistis. Esta enfermedad […]
Las piscifactorías de la Unión Europea producen cada año unas 109.000 toneladas de doradas, lo que representa un volumen de negocio de más de 500 millones de euros anuales. Una de las principales amenazas para el sector la constituyen las infecciones virales, entre las cuales una de las más extendidas es la linfocistis.
Esta enfermedad se caracteriza por la formación de tumoraciones en la piel como resultado de un aumento de hasta 100 veces del volumen de las células afectadas, y hasta ahora se pensaba que era ocasionada únicamente por la infección con el iridovirus.
Investigadores españoles han aplicado técnicas de ultrasecuenciación de ADN para estudiar la comunidad de virus asociada a la linfocistis, que afecta a al menos 150 especies de peces distintas. A través de estas técnicas, los científicos lograron ensamblar el genoma completo de una nueva especie de iridovirus, que resultó ser muy diferente a otros dos genomas del mismo género hasta ahora secuenciados.
Pero además de describir esta nueva especie de iridovirus, LCDV-Sa, el equipo logró identificar una gran cantidad de secuencias de los virus SaPV1 y SaPyV1, pertenecientes a las familias papillomavirus y polyomavirus, respectivamente.
“Ensamblando estas secuencias hemos podido completar el genoma del primer papillomavirus detectado en peces, al igual que el genoma de uno de los primeros polyomavirus encontrados en estos animales”, detallan miembros del equipo.
El hallazgo de este primer papilomavirus de peces, publicado en Journal of Virology, sugiere que el origen evolutivo de esta familia es mucho más antiguo de lo que se creía, remontándose a unos 500 millones de años.
El papilomavirus SaPV1 presenta además una característica única dentro de la familia: “Su principal proteína de la cápsida se expresa gracias a un mecanismo de corte y empalme del ARN conocido como splicing”, explican los autores.
Origen poliviral
La prevalencia de estos tres virus en 22 doradas (Sparus aurata) del Mediterráneo demuestra que el iridovirus LCDV-Sa está presente tanto en animales enfermos como sanos, aunque en menor cantidad en estos últimos. Los otros dos virus identificados solo fueron detectados en animales enfermos, encontrándose siempre al menos uno de ellos junto con el virus LCDV-Sa, lo que sugiere que su presencia podría ser necesaria para la aparición de la enfermedad.
“Este trabajo propone la participación de virus de familias distintas en el desarrollo de una enfermedad y abre las puertas al desarrollo de nuevas estrategias de control de linfocistis, basadas en la utilización de vacunas frente a polyomavirus o papillomavirus de peces”, agregan los autores. Los resultados coinciden así con otros estudios previos que sugerían la participación de otros factores ambientales en el desarrollo de la enfermedad.
En el trabajo participan investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, el Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y la Universidad de Málaga.
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