Molinos necesitan mejorar la calidad porque el trigo de más proteína se lo llevó el mercado externo.
A tan solo nueve días de que el Secretario Negri sostuviera, en un encuentro ante la comisión de Agricultura, Ganadería y Pesca del Senado, como señalara El Enfiteuta, que “no hay registros de importación de trigo”, considerándolos sólo trascendidos de prensa, el viernes pasado ingresó una partida de importación de este cereal, insumo básico para sostener la mesa de los argentinos, y en particular la de los hogares más pobres.
El funcionario, en esa oportunidad no percibió como un problema que se compre trigo del exterior, argumentando que tal hecho obedecería a mejorar la “baja calidad” del cereal. Sin embargo, el aumento de precio del trigo de mayor calidad evidencia una posible restricción de la oferta local para abastecer la demanda de consumo, como consecuencia del fuerte nivel de exportaciones que se dio en los primeros meses del año.
Tal como lo previera a principios de mayo el presidente de la Federación de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, hay una necesidad por parte de los molinos de comprar trigos de mayor calidad. Ello estaría encontrando restricciones para satisfacerse en el mercado interno, dado que el mismo ya fue comprometido para exportación.
La importación consistió en 290 toneladas del cereal desde Uruguay a través de la aduana de Colón; según datos del Sistema María de Aduana. El despacho ingresó el día 10 de junio, siendo la transacción a un precio de 165 dólares la tonelada. La diferencia de precio del trigo importado desde Uruguay, aún sin incorporar el costo de flete y que será destinado a un molino de la provincia de Buenos Aires, da cuenta de las expectativas alcistas para los próximos meses, ante la evidente escasez de trigos de calidad.
Desde la Bolsa de Cereales de Rosario, el analista Guillermo Rossi comentó a la prensa nacional que la última vez que ingresó trigo al país fue desde los Estados Unidos en el año 1973, siendo el volumen de 500 mil toneladas. En esta oportunidad, según las necesidades de compras de los molinos y su demanda de trigo de alta proteína desde este hito hasta el próximo mes de noviembre, cuando se inicie la nueva cosecha, será de aproximadamente unas 200 mil toneladas.
El último reporte del Consejo Internacional de Cereales (IGC por sus siglas en inglés), da cuenta de que el trigo argentino obtiene precios de exportación muy superiores a los demás países productores. Mientras que el trigo argentino se exporta a 202 dólares la tonelada, el precio de exportación del cereal en Estados Unidos es de 193,2 dólares, Francia 175,4 dólares, y el Mar Negro 193,4 dólares.
Porqué se importará trigo
Hace varias semanas, el presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, admitió y advirtió que, tanto por las pérdidas de calidad en la última cosecha y un atraso en las ventas por parte de los productores, el país podría necesitar importar trigo. En FAIM también aclararon que el cereal iba a ingresar a modo de “prueba” para observar si calidad correspondía con la requerida por la industria.
El asesor de la Federación de Acopiadores de Granos, Leandro Pierbattisti, se refirió en algunos medios a que el problema en la Argentina no es de oferta, sino de calidad de la oferta que quedó disponible. “La molinería va a necesitar 3 millones de toneladas hasta el 30 de noviembre próximo (antes del ingreso de la nueva cosecha) y las va a tener que sacar de la oferta que hay. Brasil se llevó más de 2 millones de toneladas de la calidad que quieren los molinos argentinos. Ese trigo está exportado o comprometido. Ahora hay que salir a buscar el remanente en el mercado local”, expresó.
En esta oportunidad, esta “prueba” de importación desde Uruguay se inicia en base a problemas de calidad que tuvo la cosecha de trigo 2015/2016, con entre 3 y 4 puntos menos que lo requerido de proteína. Según la Bolsa de Rosario el 83% de muestras correspondió a trigos de baja proteína versus un 60% de la campaña previa. Sin embargo, estos niveles no son muy diferentes al 81% de 2005/06 o a los de 2010/2011, años en los que no se vio afectada la oferta.
Será una situación tensa la de los próximos cinco meses hasta la próxima cosecha, y dada la experiencia del año 2013, cuando el precio local del trigo se disparó porque se habían sobre exportado los stocks, los molineros no querrán ser el chivo expiatorio al poner más presión a los ya desgastados bolsillos de la población.
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