Si mejoran precios de exportación, podría resentirse el consumo interno. Expectativa por apertura de mercados en EE.UU. y en Canadá.
El Gobierno nacional confía en que Argentina recuperará, de a poco, los mercados internacionales de carne vacuna que perdió en la última década. Estados Unidos y Canadá aparecen, hacia fin de año, como los nuevos destinos.
Más allá de las expectativas que esa perspectiva genera, la ganadería argentina tiene hoy el foco de su abastecimiento dirigido, casi en exclusiva, al mercado interno. El desincentivo a producir novillos pesados (de más de 450 kilos) durante la última década redujo la producción a animales livianos. De cada 100 animales que se faenan en el país, 93 se destinan al consumo doméstico. En este escenario, una mayor participación de la exportación sobre la oferta de hacienda podría reducir la cantidad de carne ofrecida en las carnicerías y en los supermercados. El resultado: un aumento en los precios y una sustitución de cortes vacunos por pollo y cerdo.
De todos modos, la exportación hoy tampoco ofrece precios internacionales que incentiven a producir novillos pesados.
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“Hoy la exportación no termina de traccionar, debido a que los precios no son altos. Hay muchos mercados del exterior que pagan menos que el consumo interno. Si llegara a mejorar esa condición, ya sea por actualización del tipo de cambio o por una mayor demanda mundial, sólo ahí podría haber en el corto plazo un corrimiento de la oferta de hacienda a novillos más pesados”, sostuvo Daniel Urcia, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra).
Menor oferta
Para este año, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda) proyecta para Argentina una producción bovina menor a la de 2015, debido a una caída en la faena. El menor nivel de actividad en los frigoríficos se fundamenta en una retención moderada de hembras (terneras, vaquillonas y vacas), a partir del mejor panorama que exhibe la ganadería.
Para el Usda, un mayor volumen exportado y una caída en la producción recortarán el suministro al mercado interno. Se prevé que el consumo per cápita caiga a 56 kilos, frente a los 59 kilos de 2015.
Si bien este año habrá menos oferta de carne, las proyecciones son más halagüeñas para 2016. Según el analista Ignacio Iriarte, la continuidad del proceso de retención de vientres que viene realizando el ganadero anticipa una mayor oferta de novillos en el mediano plazo.
Esas terneras que hoy el productor no está enviando a faena se convertirán en vaquillonas que producirán un ternero más por año. Si la retención se afirma, Iriarte confía en que la producción de terneros en 2017 podría superar los 14 millones de cabezas.
Sólo con esa mayor producción de terneros la oferta de carne estaría en condiciones de atender una mayor exportación de carne y, a la vez, el mercado interno.
En la cadena bovina, hay consenso para hacer del comercio exterior un negocio. Aunque para ello hay que pensar en una estrategia a 10 años. Para elevar en 30 kilos el peso promedio de faena (llevarlo de los 220 kilos actuales a 250 en 2025), frigoríficos y productores aseguran estar en condiciones de incrementar en un 66 por ciento la oferta de carne vacuna. Para ello, habrá que aumentar la población de bovinos de 52 millones a 58 millones de cabezas.
La meta del negocio es poder producir en la próxima década 4,5 millones de toneladas, de las cuales 45 por ciento se exportarían: el equivalente a dos millones de toneladas. Para este año, se espera un volumen comercializado al exterior de alrededor de 280 mil toneladas.
Producir novillos más pesados para abastecer la exportación significará una merma transitoria en la oferta de hacienda, que podría impactar en los precios al consumidor. Para que ello no ocurra, la cadena prevé trabajar en conjunto con la carne avícola y de cerdo para incrementar e integrar sus producciones al mercado local.
“Habrá que comunicar muy bien a la opinión pública la caída temporal de la oferta de carne vacuna en tanto se produce la recomposición del rodeo y de los novillos”, dicen desde la cadena de ganados y de carnes, a través de un estudio aprobado a mediados del año pasado por representantes del actual Gobierno nacional.
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