Un destete provincial de apenas el 48% evidencia un amplio potencial de mejora de la productividad. Un estudio del INTA revela las causas de esta problemática y plantea la necesidad de generar tecnologías más acordes con la pequeña y mediana empresa. El cambio de foco de las nuevas autoridades
Ante la limitada adopción de las tecnologías y prácticas recomendadas por los técnicos, sean oficiales o privados, el INTA llevó adelante estudios en muchas zonas productivas del país, para entender las causas de esta problemática. La investigación hizo foco en la pequeña y mediana empresa, que es la que tendría más posibilidades de aumentar la productividad mediante estrategias adecuadas.
En el caso del Chaco, con más de 2,6 millones de bovinos, que representan el 7º rodeo nacional detrás de La Pampa, se analizaron dos zonas emblemáticas para la actividad.
Una de ellas está en el departamento Bermejo (256 mil ha), al este de la provincia. Es un área donde tradicionalmente se hace cría sobre pastizal natural y monte, pero había escasa información para llevar adelante la tarea de extensión. Ahí, se trabajó con productores que tienen de 100 a 1.000 cabezas.
La otra es la región aledaña a Pampa del Infierno (600 mil ha), puerta de entrada del Impenetrable, que es relativamente nueva para la ganadería y donde son relevantes las prácticas relacionadas con la sustentabilidad ambiental. En este caso, se apuntó a productores de ciclo completo con 100 a 500 vientres.
Técnicas, bajo la lupa
El estudio, con enfoque cualitativo y llevado adelante mediante grupos focales, indagó sobre las miradas de los productores y los técnicos acerca de las tecnologías que se están aconsejando desde el sistema de investigación y extensión.
“¿Estamos proponiendo prácticas que significan un aporte genuino a la innovación o son difíciles de adoptar por algunos productores?, planteó Silvana Giancola, del Instituto de Economía y Sociología del INTA, responsable de la investigación. Y argumentó que, “por ejemplo, no todos están en condiciones de estacionar el servicio. Los beneficios de esta técnica están probados en escalas medianas y grandes, para las que es importante completar una jaula con terneros homogéneos, pero cuestionable para las más pequeñas cuyas necesidades financieras implican ventas frecuentes. Para construir soluciones superadoras, hay que retroalimentar las recomendaciones de los técnicos con lo que ocurre a campo”.
En tal sentido, entre las conclusiones, la publicación destaca que “la adopción de la suplementación, el estacionamiento del servicio y el entore a los 24 meses, se ven seriamente limitados por la infraestructura”. Y detalla que “estas prácticas, suponen que hay un mínimo de potreros, con sus correspondientes aguadas, para separar las categorías. Sin embargo, la mayoría de los productores son de escala media a baja, precisamente los que presentan mayores falencias en ese aspecto”.
La palabra local
Sergio Ondo Misi (en la foto superior) es médico veterinario y encabeza un grupo de técnicos dedicados a la investigación a campo y a la extensión, en el INTA Sáenz Peña.
“Empecé a trabajar para Cambio Rural, en 1993. Desde entonces, me preocupó que los paquetes técnicos recomendados por las experimentales no fueran adoptados por el sector. Aún con años de capacitaciones, no se movía la aguja. Por eso, hurgar más a fondo, tal como proponía el estudio cualitativo, me pareció muy importante. Había que saber qué pensaban los productores sobre esas propuestas, pero también conocer la opinión de los técnicos, que muchas veces las ven desde afuera”, recordó Ondo Misi, quien además es coautor del estudio.
Para el especialista, lo sorprendente fue comprobar que había visiones diferentes sobre una misma tecnología. “Para nosotros estacionar el servicio es crítico, ya que permite ordenar el rodeo, acomodar el máximo crecimiento del forraje con el de mayor requerimiento de la vaca, además de darle descanso al toro, revisarlo. Pero para los pequeños productores es prioritario tener terneros todo el año, aún cuando la vaca en algún momento se quede sin pasto con un ternerito al pie”, advirtió. Por eso, a la hora de los resultados, se vio que en Pampa del Infierno el 70% no hace el servicio estacionado en cuatro meses. “Ese desfasaje entre las ideas de ganaderos y técnicos, tiene su correlato en producciones de carne muy bajas, de 25 kg /ha/ año, frente a los 300 kg que obtienen predios de alto nivel tecnológico, en la misma zona”, aseguró el profesional.
Así las cosas, para Ondo Misi una solución sería encontrar herramientas alternativas, contemplando el punto de vista de unos y otros. “Podemos decirle al productor, por ejemplo: ‘el servicio estacionado es clave, te permite aprovechar la época en que hay más pasto. Pero, ‘veamos, ¿en qué otra estación hay un repunte forrajero?’. O más concretamente: ‘¿en qué momentos querés tener ventas?, acordemos’”, explicó.
Siguiendo con este razonamiento, dijo: “le podemos proponer un servicio escalonado en dos o tres veces, hay algunos que ya lo hacen en primavera y en otoño. Esto, para el productor grande es complicado porque necesitaría muchos potreros. Pero para uno mediano o chico quizás le sea posible porque lo maneja la familia, que vive en el campo”.
En síntesis, con el estudio se “se planteó el desafío de generar tecnologías más acordes para el productor de menor tamaño”, subrayó el extensionista.
Cambio de foco
Según Ondo Misi, las nuevas autoridades del INTA han dado señales claras de que hay poner el foco en la pequeña y mediana empresa.
“En los últimos años, se prestó mayor atención a la agricultura familiar y cuando venía un productor con 500 ha, con problemas serios, no era prioritario, no se le daba la contención necesaria”, recordó. En tal sentido, “Cambio Rural se inició para fortalecer las PyMes, haciendo hincapié en la asistencia técnica y el asociativismo, pero luego la estrategia se reformuló. Ahora, desde el INTA, volveremos a poner énfasis en este estrato, mayoritario en el agro. La tecnología, sumada a algún apoyo financiero, podría aumentar radicalmente su nivel de producción”.
Para finalizar, Ondo Misi resaltó que la visión actual es que “los técnicos dediquen menos tiempo a tareas de gestión y pongan más esfuerzos en generar espacios de discusión con los productores. La idea es adaptar las técnicas a sus realidades para traducirlas rápidamente en mejoras de la productividad. Tenemos un nuevo presidente de INTA, Amadeo Nicora, un ganadero de Formosa que participó de Cambio Rural. Viene un cambio de ciclo”
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