Uno de los productos más diferenciados y estables en su precio tiene en El Niño una amenaza.
Aunque la suba del dólar ayuda a bajar costos, los productores arroceros han comenzado a sembrar en estos días como quien va a jugar una final de visitante. El empate es el primer resultado a asegurar.
Es cierto que la suba del dólar baja algunos costos. Hay factores favorables en el mercado internacional.
Pero están en la primera línea de competencia con el arroz devaluado de Brasil. Y es, junto al trigo, de los sectores en los que El Niño es un factor adverso productivamente. Lluvias interrumpiendo siembras y poca luminosidad durante el verano son riesgos altos para el cultivo.
En los últimos días de setiembre los futuros de arroz en Chicago tocaron máximos en 14 meses.
Algunos productores que arrancaron velozmente en el norte terminarán este fin de semana 40% de su área, pero a nivel nacional los técnicos estiman en 8% lo avanzado hasta ahora. El este ya se ha visto demorado por humedad excesiva que impide avanzar en las tareas.
Si está lo suficientemente despejado en octubre y noviembre, la superficie de arroz se estabilizaría para las empresas que participan del sistema de precio/convenio, interrumpiendo un proceso de cuatro años de ajuste a la baja.
Algunas empresas que atraviesan turbulencias en el exterior bajarán área, lo mismo que los productores que integraban su producción con cáscara a la demanda brasileña. Por otra parte, el cereal recuperará área frente a la soja en la región este y noreste.
Al entorno más desafiante para la soja se suman algunos factores potencialmente alcistas para los precios del arroz que todavía no se han desplegado en el mercado global, aunque sí en algunos competidores directos como Estados Unidos. El avance del dólar permite licuar costos en pesos lo que sería compensado negativamente por un rendimiento que en los años Niño tiende a ubicarse por debajo del promedio.
Un alza adicional de la divisa estadounidense le daría una mano desde el lado de los costos, pero quedará bien lejos de la devaluación en Brasil. Los exportadores de ese país han ganado fuerte en competitividad y ya golpean la puerta de mercados tradicionalmente atendidos por el arroz uruguayo.
Pero también en la industria hay mucha preocupación. Un cliente clave como Irak tambalea ante los embates del ISIS, y para un país sin acuerdos de libre comercio competir pagando aranceles es cada vez más difícil. Los exportadores de Brasil además comprarán el grano a menos de US$ 10 la bolsa, un precio que en Uruguay sería la debacle.
Falló cosecha de EEUU
En un contexto complicado como los demás granos, Chicago da más esperanzas al arroz que al resto. Los futuros de arroz en la bolsa estadounidenses han sido los de mejor desempeño entre la lista de productos que releva el Índice Bloomberg de Commodities durante el tercer trimestre del año. El rally alcista en ese mercado se da desde valores deprimidos, pero no deja de ser interesante.
Los problemas por efecto del clima y plagas en la zafra arrocera estadounidense se trasladaron también a los precios de exportación. Es una buena noticia para el arroz uruguayo ya que Estados Unidos es un competidor natural en mercados clave.
En el último mes y medio han aumentado las ventas del cereal uruguayo en mercados, especialmente de América Central, donde el arroz estadounidense es tradicionalmente dominador. Pero por otro lado Irak viene postergando sus licitaciones y su inestabilidad se nota en el mercado.
En su informe de oferta y demanda de setiembre, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) corrigió su proyección sobre la producción de arroz de grano largo –que es el que compite con Uruguay– en casi 800 mil toneladas hasta 5,96 millones de toneladas, con una reducción también en la previsión de stocks.
Consecuentemente, elevó su estimación del precio promedio que recibirán los agricultores estadounidenses por el arroz de grano largo de US$ 13,2 a US$ 14,7 por bolsa. Lejos de eso, muchos productores hacen sus cuentas a US$ 10,5 la bolsa. Desde el informe del USDA los reportes sobre la condición de los cultivos han desmejorado sostenidamente confirmando los problemas en rendimiento y calidad.
Los precios de exportación del arroz estadounidense se han disparado en los últimos meses superando los valores promedio del arroz uruguayo. Según el portal especializado Oryza.com, al cierre de setiembre los precios FOB del arroz estadounidense procesado con 4% de quebrado se ubicaron sobre US$ 535 por tonelada. El valor fue US$ 45/t superior a un mes atrás y US$ 5/t más alto que en igual fecha de 2014.
En los últimos días de setiembre los futuros de arroz en Chicago tocaron máximos en 14 meses superando los US$ 290/t. Operadores uruguayos indicaron que los precios FOB ya se acercaban a los US$ 560/t para el arroz embolsado aunque con valores menores para las cargas a granel.
Pero entre las decenas de millones de dólares que Uruguay debe pagar de aranceles en Perú y la turbulencia en Medio Oriente, los industriales de Uruguay están preocupados.
Relación stock/consumo
El ajuste en los precios estadounidenses no se ha trasladado a los principales mercados exportadores del sudeste asiático, que constituyen el grueso de la oferta mundial. Si el precio se ajustara efectivamente por la relación stocks/consumo, los precios del arroz deberían estar sustancialmente más altos. Según las proyecciones del USDA, los stocks de cierre de arroz en el año agrícola 2015/2016 serían los más bajos en ocho campañas (2008/2009).
El ratio stocks/consumo cerraría a mediados de 2016 en 18,6%, el menor nivel desde el ciclo 2007/2008, cuando los precios rebotaron en el mundo aunque en un escenario altamente especulativo. Los pronósticos de un año Niño, que sería igual de intenso que el de 1997/1998, aventuraron proyecciones sobre una posible escalada en los precios internacionales del arroz por la sequía que atravesaría el sudeste de Asia.
Una de las apuestas era a un fracaso productivo en India por lluvias de la temporada de monzones que sería inferior al promedio histórico.
En Asia el mercado es más cauto que en EEUU. El clima fue irregular para la siembra, pero se logró plantar un área similar e incluso superior a la anterior, aunque falta la definición de la cosecha. Los altos stocks que había en grandes exportadores como Tailandia y Vietnam contuvieron las subas en un marco de encarnizada competencia por colocar los excedentes. La depreciación de las monedas domésticas frente al dólar llevó a que los precios en esta divisa no subieran e incluso bajaran en los últimos meses.
Todavía falta que se intensifique el episodio de El Niño entre el último trimestre del año y los primeros meses de 2016. Grandes países importadores, como Filipinas e Indonesia, decidieron comprar grandes volúmenes de arroz ante el déficit hídrico registrado y para tener un seguro ante posibles alzas de precios en zonas del mundo donde el abastecimiento de arroz es más que estratégico. En Tailandia hay proyecciones oficiales que apuntan a una importante reducción en la producción en 2015/2016 y el gobierno pidió a los agricultores que no siembren la segunda zafra del cereal ante las restricciones en la oferta de agua.
En este escenario de alta especulación sobre lo que pasará con el clima en Asia y con la confirmación de una producción insuficiente en Estados Unidos, los agricultores uruguayos comenzaron en algunas zonas la siembra.
La misión es esquivar El Niño
El agua en las represas está asegurada pero las lluvias abundantes a partir de ahora pasan a ser un problema. Y los pronósticos de lluvias copiosas a partir de este mes abundan. Es fundamental que no haya demoras en las siembras. Los técnicos de los molinos consideran que el área se estabilizaría frente el ciclo anterior. Se espera que productores independientes pasen a integrar el sistema de convenio con la industria. Esto se debe al desplome de la demanda brasileña, pero no todos han tomado la decisión de siembra.
El costo ha bajado en unos US$ 150 por hectárea, pero cuando se presupuesta a US$ 10,50. Un trabajo de 2005 del actual presidente del INIA, Álvaro Roel, y del integrante del Instituto de Investigación del Clima de la Universidad de Columbia, Walter Baethgen, mostró que entre 1973 y 2003, en las 11 zafras clasificadas como Niño, “no existió ninguna cuyo nivel productivo estuviera catalogada como producciones altas”.
El costo productivo del arroz ha bajado unosUS$ 150 por hectárea.
Los dos últimos año Niño tuvieron menos de 160 bolsas de rendimiento, en tanto la cosecha necesaria para recuperar costos supera las 170 bolsas. En la cosecha 2009 con un muy mal resultado de 137 bolsas por hectárea. En esta hay que cruzar las 180 para empezar a obtener algún margen.
Pero cuando el partido recién comienza las condiciones no son malas y los productores aprietan el acelerador.
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