De no mediar un quiebre climático en alguna cosecha, los precios seguirán bajos hasta 2017 de acuerdo a las primeras proyecciones del USDA para la próxima zafra estadounidense
Los productores estadounidenses comenzarán a llevar adelante un recorte de las áreas sembradas en esta primavera, pero eso no será suficiente para detener un descenso de precios en la agricultura que llega para quedarse.
El Departamento de Agricultura presentó la semana pasada su primera mirada sobre la próxima zafra agrícola, que es determinante de la lógica de precios mundial. Y que resulta también determinante para los precios de la soja que se pagarán a los agricultores uruguayos en la próxima cosecha y en la de 2016.
La buena noticia es que plantarán menos hectáreas de maíz, soja y trigo. La mala noticia es que la previsión de precios para la próxima cosecha es más baja que la de este año. El stock de los granos, base determinante de los precios seguirá aumentando en la soja, pero bajará en maíz, lo que puede dar una primera señal para una reacción de los precios agrícolas que se esperará con ansiedad a lo largo de este año.
En la próxima primavera los productores estadounidenses quitarán áreas al maíz, un cultivo de mucho mayor costo por hectárea que la soja. El ajuste en el área maicera ya ha empezado en el Mercosur y debe continuar. Por aquí debe empezar el repunte de los precios agrícolas. En el caso del maíz, de acuerdo a estas proyecciones, que no se basan en registros de chacras dado que los campos están todavía bajo nieve, los farmers retirarían del maíz 650 mil hectáreas, lo que significa 2% menos de área cosechada. No es gran cosa, pero si se descuenta también algo de rendimiento porque el del año pasado fue excepcionalmente favorable, la producción y el stock caen aliviando un poco a los mercados. La producción caería en 16 millones de toneladas y así las reservas bajarían en 8% de 46,4 a 42,9 millones de toneladas. Pero no se espera un repunte de los precios al productor. De US$ 144 pasarían a US$ 138.
La decisión de bajar área en maíz deriva de una mayor preferencia por soja, un cultivo más barato y menos riesgoso. En este caso la buena noticia es que mientras algunas consultoras privadas estiman un aumento de área, el USDA proyecta una levísima caída. Prácticamente queda igual en 33,4 millones de hectáreas, 200 mil menos que el año paado.
También en este caso se supone que no se repetiría el rendimiento excepcional del año pasado y así la producción estadounidense caería de 108 a 103 millones de toneladas. De todos modos la segunda mayor de la historia y la mayor del mundo. Y la soja almacenada seguiría creciendo.
De un stock casi cero un año atrás (oficialmente 2,5 millones de toneladas, pero con necesidad de importar soja de Brasil para cumplir con la demanda) los estadounidenses pasan a 10,5 millones de toneladas a mediados de este año, el mayor stock desde 2007 y se irían a 11 millones a mediados de 2016. Por esta razón, de cumplirse las proyecciones, el repunte en los precios de la soja deberá esperar a 2017. Al menos en la proyección estadounidense los productores recibirían US$ 331 desde los US$ 375 que lograron por la cosecha pasada. Un ajuste muy duro si se concreta para los productores uruguayos que verían el precio recostarse sobre los US$ 315 Nueva Palmira. Como para mirar a la ganadería con mucho más cariño.
Un panorama similar es el que se proyecta para el trigo. En este caso se proyecta un rendimiento algo mejor al muy pobre del año pasado.
De esta forma la producción, con un área similar crecería y tiraría los precios 15% por debajo de los del año pasado de US$ 220 a US$ 188.
Y más presión también recaerá sobre el arroz, donde EEUU también estaría aumentando la producción y el nivel de reservas, complicando en este caso más directamente a los productores uruguayos que deben competir en desigualdad de condiciones con el arroz de grano largo de EEUU.
¿Es posible resistir la presión?
Para la agricultura uruguaya vienen dos años sumamente desafiantes. Deberá esperar alguno de los tantos problemas climáticos que han golpeado en el mundo frecuentemente para que las proyecciones no se cumplan y esperar muy especialmente que las condiciones de producción en Uruguay sean favorables para compensar por la vía de los rendimientos lo que en el precio no estará.
Eso seguramente pase con la actual zafra de cultivos de verano, que pasó el período más difícil de altas temperaturas con buena disponibilidad de agua en el suelo. Muchos productores lograrán una facturación superior a los US$ 1.000 por hectárea con soja y maíz, porque en muchas chacras pueden esperarse 3.000 kilos de soja y 6.000 de maíz.
De modo que aunque el precio haya pasado de US$ 500 en un caso y de US$ 300 a US$ 200 en el otro, el volumen producido permitirá soportar la primea parte del desafío.
Por otro lado el arroz, que empezó mal por exceso de lluvias y nubosidad, está ante una recuperación de las horas de sol que necesita y puede todavía repetir un rendimiento del orden de 8.000 kilos por hectárea con el que le permite seguir en esa dura batalla contra los costos.
Pero para todo el Mercosur se viene un tiempo muy desafiante. El crecimiento en base a soja no es más sostenible. Al dar un salto productivo EEUU que pasó de un tope de 90 millones de toneladas de soja por año a 108 millones de toneladas el año pasado y 103 millones proyectadas para el año próximo aún con un rendimiento relativamente modesto, sostener la actual producción de América del Sur implica saturar a los mercados. El crecimiento de China no es suficiente para absorber tanta oferta de soja. De hecho, la primera mirada del USDA sobre el mercado mundial en 2015/16 afirma que el ritmo de crecimiento de las compras de China en soja no puede mantenerse y será menor en el próximo ejercicio.
Es momento de pensar estrategias para resistir el embate de un período de sobreoferta. El mercado pedirá que se sustituya parte de la producción de trigo y soja, la dupla que comandó el crecimiento agrícola de estos años.
El mercado seguirá pidiendo carne vacuna y ovina. La ganadería deberá entrar con más fuerza en los sistemas agrícolas.
Y el costo Uruguay deberá ser revisado porque de lo contrario pasará facturas pesadas.
Con el gasoil más caro del mundo en una era de petróleo barato, cuando el clima deje de ayudar la agricultura se hará cuesta arriba.
La posibilidad de un rebote en el precio
Las áreas agrícolas en el mundo seguirán bajando y las miradas de largo plazo, por ejemplo de The Economist, marcan para 2017 un repunte de precios para todos los granos. Hay que llegar nadando hasta esa orilla. La competitividad será puesta a examen y es posible que en la región para viabilizar a la agricultura el dólar suba más de lo que los economistas están previendo. A la espera de que eso suceda o no, los sistemas agrícolas tienen que buscar facturar por todos los medios. Uno de ellos es la espera del mejor momento para comercializar en el mercado de futuros.
Muchos productores esperan que en marzo los precios remonten. Lo han hecho en años anteriores. Mientras el mundo espera la llegada de la cosecha brasileña en los mercados, el grano brasileño por una razón u otra se demora y genera una disparada que mejora cotizaciones anteriores.
Algo de eso empezó a pasar esta semana con un repunte fuerte de la soja el martes, motivada por la huelga de camioneros que ha dejado sin combustible a varios estados brasileños (entre ellos los estados sojeros, desde Matto Grosso a Río Grande do Sul) en plena cosecha. Por otro lado la finalización de las festividades del año nuevo chino puede generar un empuje de demanda. La soja llegó a US$ 360 por tonelada esta semana marcando el precio más interesante en más de un mes. Pero que se repita este año la remontada de los precios de años anteriores es todavía dudoso. Pero con Brasil en crisis todo puede pasar, como en años anteriores. Entre los difíciles fundamentos de largo plazo, hay que encontrar las oportunidades que se presenten y en estos días puede estar surgiendo una.
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