Las retenciones volvieron a ser tema de debate en los últimos días. Siempre presentes en las discusiones del sector agropecuario, desde hace un tiempo también están en los pensamientos de los dirigentes de la oposición; e incluso algunos partidos como el PRO, UNEN y el Frente Renovador cuentan con proyectos para su eliminación. Desde la vereda de enfrente, el gobierno no sólo desecha esa posibilidad en los hechos sino que lo dejó bien claro a través del Jefe de Gabinete Jorge Capitanich.
En conferencia de prensa, el funcionario afirmó que “una quita de retenciones significaría una pérdida de 78 mil millones de pesos”. De este modo, criticó a los dirigentes de la oposición que promueven esa medida “como propuesta electoral”. Aún más, Capitanich señaló que si se suprimieran los derechos de exportación, “la inflación mensual estaría en un 5%. Y habría un impacto en las tarifas como luz (que subiría un 380%), se agudizaría el déficit fiscal y aumentaría la deuda”.
El argumento del gobierno sigue siendo el mismo de siempre: cuidar la mesa de los argentinos. Lo advirtió sin vueltas el mismo Capitanich, cuando aseveró que “eliminar las retenciones del trigo implicaría una suba directa del precio del pan”, aunque quedó pendiente la explicación de este vínculo entre ambos factores.
La política que tan malas consecuencias le trajo a la producción de granos se repite en la láctea. En este caso la intervención se da a través de la Secretaría de Comercio Interior, que le comunicó a la industria láctea que en lo sucesivo no brindará más licencias de exportación a las compañías que le paguen al tambero más de $3 por litro con el mismo propósito de frenar la suba de su precio.
Y tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, dice el refrán. Y de algún modo lo dicen también los ruralistas como Daniel Ollero, director de FAA, quien señaló: “El precio de litro de leche pagado al productor pasó a segundo plano. Hoy hay un 50% menos de producción por el stress calórico y las intensas lluvias del verano. Lo único que mantenía la producción era que el precio venía aumentando entre $0,15 y $0,20 por mes”, y advirtió que si el gobierno intenta planchar el precio a los productores habrá un nuevo conflicto.
Desde la misma entidad, Eduardo Buzzi pretende una medida más integral y definitiva. En los próximos días le propondrá a la mesa de enlace realizar un paro nacional para denunciar la crítica situación de los productores y la falta de diálogo con el gobierno. “La gota que horada la piedra” es otro buen refrán de lo que intenta hacer el campo, lograr que el gobierno revise sus decisiones y cambie su postura antes de que sea demasiado tarde.
Agro-noticias.com
Alejandro Cánepa
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