viernes, 10 de diciembre de 2010

A ganador con el garbanzo

 

Ignacio Gálvez apuesta a esta legumbre con toda la tecnología disponible, del riego a la agricultura de precisión, y un modelo de negocio con trazabilidad, integrado y orientado a la exportación del producto


LOS CHAÑARITOS, Córdoba.- En la Argentina agrícola, no todo lo que reluce es soja. Por más que la presencia de la oleaginosa en el total de la superficie sembrada es abrumadora, hay una corriente silenciosa de productores que se esmeran por mostrar que se puede hacer otra cosa, bien distinta, en plena pampa húmeda. Lejos de un commoditie como pueden ser la soja, el trigo, el maíz y el girasol y más cerca de una especialidad. Si en el país hay casos de agricultores incursionando en producciones alternativas como el maíz pisingallo, girasol confitero, arveja, lenteja, amaranto, entre otras, a esa ola se le puede sumar un creciente y sostenido fervor por el cultivo de garbanzo. A 80 kilómetros al este de Córdoba Capital, en una zona tradicionalmente tambera, Ignacio Gálvez recibió a RMN para hablar de su experiencia con garbanzo, una legumbre de invierno cuyo origen histórico se sitúa en Medio Oriente hace unos 10.000 años. Se trata de uno de los cultivos fundadores de la agricultura junto con el trigo, la cebada y el lino.
El garbanzo es una fuente proteica importante. Tiene en torno de 25% de proteína y es altamente demandado en países de Medio Oriente y Asia y la Unión Europea para alimentación humana (ver aparte). En todo el mundo representa una producción de 8 millones de toneladas. En la Argentina, el grueso de su producción se exporta. Según distintas fuentes, se siembran unas 15 mil a 20.000 hectáreas, básicamente entre el norte y centro del país. Galvez, presidente de la firma Agrocomodities SA, una empresa del grupo Acrops, logró generar un negocio atractivo con el garbanzo en cinco años. Integró el cultivo desde la producción hasta la exportación, pasando por una planta de acondicionamiento. Y hoy, entre producción propia y un modelo de integración con otros productores [a los cuales se los asesora, provee de semillas y ayuda a armar un plan de negocios], la firma trabaja alrededor de 3000 hectáreas, distribuidas entre las provincias de Córdoba, San Luis, y Buenos Aires.

Gálvez es un avanzado en la producción del garbanzo. Hace el cultivo bajo riego, en siembra directa, con trazabilidad desde el lote hasta la llegada a la góndola del consumidor en el exterior y, encima, apuesta a la tecnología de agricultura de precisión para la producción del especialitie .

¿Por qué garbanzo? "Porque cuando se inició la empresa buscamos hacer algo distinto, alternativo. Se apuntó a un cultivo con una mayor rentabilidad para amortizar la inversión y usar toda la tecnología disponible con sistemas de monitoreo y riego", contestó el productor, que además añadió: "Nuestra idea fue integrarnos desde atrás hacia delante y generar un negocio para el comercio exterior".

El garbanzo que aquí se produce es tipo Kabuli. Se trata de un grano de mayor valor y color crema. Es un garbanzo con fuerte consumo en Unión Europea. Este garbanzo se diferencia del tipo Desi, que tiene un grano más oscuro, de tamaño chico y que se usa más en la India y Paquistán.

En el caso de Gálvez, aquí se decidieron por hacer el cultivo con toda la tecnología disponible. En este esquema juega muy fuerte el riego, que ocupa la mayoría de la producción.

Mientras en secano en un año bueno se puede apuntar a un rango de 18 a 20 quintales por hectárea, bajo riego se puede superar en algunos casos los 25 quintales por hectárea.

En comparación con el trigo, el garbanzo es un 50% más eficiente en el uso del agua.
En la empresa no tienen una media exacta para el riego. Varía según el año, el suelo, la capacidad de campo y los lotes. Al respecto, Marcelo Rossi, asesor y especialista en legumbres explicó: "Considerando que la exploración radicular alcanza sólo 0,80 metros, debe estar provisto [de agua] desde septiembre, cuando se inicia el estadío reproductivo". A modo de ejemplo, al promedio de lluvias en el centro de Córdoba se le suele sumar un riego de 150 milímetros en todo el ciclo.

Sin embargo, en aquellas zonas donde la demanda ambiental es mayor, y las precipitaciones más bajas, como en otra zona de producción en San Luis, el riego para el cultivo va de 300 a 350 mm, según Rossi.
Un dato para destacar es que en la empresa se emplea un sistema de sondas que permite tener datos actualizados sobre disponibilidad de agua útil, capacidad de campo y consumo a los 20, 40 y 60 centímetros. "Esa información llega por Internet con un informe", indicó Galvez. Con este sistema de sondas no llegan tarde al riego, por ejemplo.
El riego es clave para estabilizar la producción y manejar la variabilidad climática. Pero también, junto con la agricultura de precisión, ayuda a lograr una producción homogénea tanto en el lote como en el producto final en aspecto, tamaño, calidad, uno de los requisitos de los compradores.
Precisamente, por el lado de la agricultura de precisión, en la empresa se trabaja según la calidad del ambiente, se hace aplicación variable de insumos y se arma un paquete de riego para cada situación.
Galvez también sumó otro concepto: la trazabilidad. "Tenemos trazabilidad desde el día cero desde el lote, la originación de la semilla, el almacenamiento hasta el contenedor puesto en el mundo", contó. En ese plan de trazabilizad llevan datos desde la fecha de siembra, la variedad hasta el paquete tecnológico.
Fruto de la integración que diseñó para el cultivo, la empresa tiene una planta propia aquí para el procesamiento, acondicionamiento y clasificación del producto. Esta planta tiene una capacidad para 700 a 800 toneladas por semana.
La firma gestiona la exportación del producto y lo coloca al exterior vía una firma especializada. Según cómo lo demande el cliente, el producto va en bolsas de polipropileno de 25 o 50 kilos. Por lo que se ve, es un negocio que demanda una importante estructura. "Hay que estar preparado y armado para este negocio", comentó.


El paso a paso del cultivo
La siembra va muy de la mano según la zona y suelo. Para esta región, arranca a fines de mayo y se extiende a mediados de junio. El lote que visitó RMN fue implantado el 31 de mayo pasado a 52 centímetros entre hileras y con una densidad de 15 semillas por metro lineal. En general, el cultivo emerge a los quince días de la siembra y entre el 18 y 20 de septiembre inicia su floración.
"Tolera muy bien las bajas temperaturas hasta el estadio reproductivo; por eso, apuntamos a sembrar teniendo en cuenta la última probable ocurrencia de heladas en la zona", indicó Rossi.
El cultivo se inocula. De hecho, así logran mucha eficienca de nodulación, lo que genera una fijación de nitrógeno muy abundante.
Por otra parte, dependiendo de un análisis de suelo, a la siembra aplican 70 kilos de fertilizante de una mezcla entre nitrógeno [como nitratos], fósforo [pese a que en el centro norte cordobés hay suelos con 50 ppm de fósforo se aplica para que esté rápidamente disponible para el cultivo] y azufre.
Un tema importante es que es susceptible a hongos de suelo. Se cura toda la semilla y se dosifica el riego para que no haya una amenza por este lado. Hongos como rhizoctonia y fusarium pueden provocar pérdida de stand.
En preemergencia se apunta a controlar malezas invernales y en posemergencia gramíneas anuales. En insectos, en lotes con varios años de siembra directa con riego y acumulación de rastrojos un problema a resolver en presiembra es el bicho bolita. Luego, en el estadio reproductivo suele ser un problema la oruga bolillera.
La cosecha en esta zona arranca a fines de noviembre y se usa una máquina axial para el mejor tratamiento del grano. Previo a la cosecha se aplica un desecante.

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