Los máximos referentes agropecuarios han transitado la semana pasada el momento más intenso del año, los trabajos presentados por la Mesa de Enlace conjuntamente con CREA sobre ganado bovino y trigo, pusieron de manifiesto que las diferencias internas si bien son reales, felizmente para el sector, no son tan fuertes como el reclamo de las bases y la necesidad manifiesta de seguir funcionando unidos. El recurrente problema del trigo, que en esta ocasión está adquiriendo ribetes insólitos, evidencia cuan fundamental e imperioso es marchar juntos.-
Desde el inicio de la cosecha los productores trigueros de las distintas regiones comenzaron a inquietarse, así es como se fueron desarrollando reuniones y asambleas en diferentes provincias, hasta que el miércoles pasado, en Paraná, más precisamente en las inmediaciones del túnel subfluvial, alrededor de 400 productores y dirigentes, entre quienes sobresalían el presidente de la SRA, Hugo Luís Biolcatti, su par de FAA, Eduardo Buzzi y el titular de la misma entidad a nivel de Entre Ríos, Alfredo de Angeli. Como es natural el nivel del descontento fue creciendo con el correr del tiempo y, fundamentalmente por la falta de soluciones.
No por reiterado el asunto resigna relevancia, no obstante, cabe destacar que los máximos referentes de las cuatro entidades no escatimaron esfuerzos para evitar la confrontación. Ello no significó relativizar la situación, sino que a priori primó el criterio de conceder algún crédito a las gestiones que sobre el particular, expresaba el Ministro de Agricultura estar realizando, probablemente también, justipreciando que hoy no se cuenta con la convocatoria de otrora; pero como todo tiene un límite, ya en la reunión celebrada en Palermo para despedir el año, la Mesa de Enlace retornó las quejas por la intervención oficial en el mercado triguero, anunciando que reiteraría el pedido de audiencia a la presidenta, con el propósito de abordar el tema al más alto nivel, advirtiendo en la ocasión que de no producirse una pronta respuesta, seguramente apelarían a una medida de fuerza.
La inminencia de las fiestas es un condicionante natural para concretar acciones directas, por lo que seguramente el gobierno tendrá cuanto menos, quince días de hándicap para resolver una situación que está en sus manos. Pero mucho margen más no queda, los productores están indignados y razones no le faltan; es que además de ser grave requiere soluciones inmediatas, que solo dependen de voluntad política, pues no existen razones técnicas ni impedimentos de otra índole; simplemente cabe desarticular una modalidad basada en el empecinamiento y la improvisación que solo ha deparado fracasos.
La presente cosecha triguera será la quinta consecutiva, que los agricultores asisten a la destrucción del mercado, con el consiguiente detrimento de su rentabilidad. El perjuicio que actualmente está siendo objeto es cuantitativamente impúdico; si bien no todos los casos registran el mismo perjuicio, podríamos decir que como término medio los productores que se vieron precisados a vender su producción, recibieron u$s 50 la TT por debajo del precio que les correspondía, obviamente sin contar retenciones (23%), puesto que si sumamos el gravamen más la quita, están cobrado tan sólo el 50% del valor FOB.
Cualquiera sea el productor damnificado por la operatoria, el hecho constituye un despojo perverso, pero mucho más gravoso es cuando la victima es el productor más chico o menos solvente, lamentablemente este segmento no tiene alternativas y las urgencias financieras lo conminan a vender; pero lo inaudito radica en que la renta excepcional es apropiada por los grupos concentrados, merced a que así lo convalidan las reglas de juego imperantes. Razón por la cual podemos sintetizarlo, que el Gobierno que enarbola la bandera de la “distribución de la riqueza”, en este caso lo conciente a favor de los poderosos exportadores y molineros.
Como ya ha abundado por estos días la prensa especializada y, han expresado hasta el hartazgo analistas, dirigentes, instituciones e inclusive gobernadores, no existe justificativo alguno para implementar restricciones a las exportaciones, de ninguna manera corre riesgo el consumo interno, el que por todo concepto no excede las 6.000.000 de TT, con una producción, que conforme a los rindes evidenciados ya se puede augurar en 13.000.000 de TT.
Como ya quedó señalado, el actual escenario presenta como los obligados perdedores a los productores trigueros, a la vez que los grandes beneficiarios son las empresas multinacionales exportadoras y la industria molinera, (algunas empresas revisten el doble rol), que gracias a las prerrogativas que le permite la absurda intervención se reparten el mercado a voluntad, situación a contrapelo de lo que rigió históricamente en nuestro país en materia de comercialización y, también de cómo funcionan los mercados en el mundo.
Si bien últimamente se viene comentando cual es la incidencia del juego que se les permite a los operadores, vale la pena ser bien explicito al respecto, puesto que no todos los lectores tienen porque ser conocedores del “modus operandi” y, de las condiciones en que funciona el mercado.
En una competencia leal, en función de la producción el mercado queda liberado, naturalmente el patrón que forma el precio se adecua a las cotizaciones internacionales, con la deducción de las retenciones a la exportación, la que de facto también implícitamente practica la molinería, cuando como ocurre en Argentina están impuestas. La industria es más selectiva, pues además del estándar comercial, se interesa por los lotes de mejor gluten y aptitudes panaderas, razón por la cual, es normal que para hacerse de la mercadería con la calidad requerida, la que a su vez le otorga mayor rendimiento, naturalmente debe pagar un precio algo superior.
Al estar cerradas las exportaciones, es la industria la que pone el precio y establece las demás condiciones, sin tener ninguna premuera entonces para adquirir mayor volumen del que le va resultando cómodo, elegir los lotes a voluntad y no verse exigida con costos financieros. Al no terciar la exportación la mercadería sobra, por lo que tampoco un molino se ve precisado a competir con otro.
Lo mencionado no afecta en lo más mínimo a los traders, puesto que la molinería comprará conforme a sus necesidades y, en consecuencia el saldo exportable finalmente será comercializado por ellos, sin obviamente en ese ínterin tener que pugnar con el mercado interno, pero además y, esto es muy importante expresarlo, el que estén cerradas las exportaciones, no significa que no estén imposibilitados de comprar, razón por la cual todos aquellos negocios que realizan en período de veda, les posibilita obtener dividendos extraordinarios.
Conviene aclarar que no solamente esto es factible sino que sucedió y, en que forma. En la semana, cuando se mencionó la supuesta habilitación de 3.000.000 de TT para el exterior, un integrante del sector calculó que para cumplimentar ese cupo solo les restaría adquirir alrededor de 25.000 TT. Creo que de esta manera queda reflejado cual es el plus que hacen al comprar el trigo a un precio intervenido, para venderlo luego a la cotización internacional, más cara.
Los datos de la enorme cesión de recursos del sector productor a la exportación y la industria son elocuentes. De la presentación realizada en Palermo por la Mesa de Enlace, (la que se puede observar completamente en este mismo boletín, bajo el título LAS TRANSFERENCIAS SECTORIALES EN EL MERCADO DE TRIGO 2010/2011) allí podemos observar que el campo cedió de u$s 6.034.000.000; de ese monto u$s 2.355.000.000 pasaron a ingresar las arcas del Gobierno nacional, u$s 2.526.000.000 fueron a parar a la industria molinera y, u$s 1.152.000.000 benefició a las corporaciones exportadoras.
Pero además los molinos recibieron desde el 2006 la nada despreciable suma de u$s 2.526.000.000 en concepto de subsidios, supuestamente para evitar que la población pagara mayor precio por el pan, por que por entonces acoraron en $2,50 el kilo.
Ante tanta desventura, cada vez está tomando más fuerza la idea entre los productores de moler el trigo para dárselo a la hacienda. Esta práctica es prácticamente desconocida en nuestro país, puesto que históricamente el trigo se cotizaba un 25% por sobre el maíz, pero en la actualidad con ambos cereales en paridad la ecuación cambia, máxime si tenemos en cuenta que el grano que nos ocupa cuenta aproximadamente con un 2,5% mas de proteína. Actualmente con un novillo que supera los u$s 2 el kilo vivo, para las explotaciones mixtas la hipótesis de convertirlo en carne se torna más seductora, de igual manera se obtendrían respuestas para alimentar cerdos o pollos. Corresponde acotar que mundialmente alrededor del 25% de la producción triguera se destina a la transformación de carne o leche.
Frente a semejante contexto el Ministro de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimento, Julián Domínguez viene bregando por enviar señales positivas al sector; en ese marco en los últimos días efectuó dos anuncios, tratando así de desactivar el conflicto en ciernes. A tal efecto expresó que a partir del 1 de enero próximo la totalidad del saldo exportable quedará liberado. Al mismo tiempo que anticipó que el Gobierno otorgará créditos a tasa cero, para productores de trigo que quieran retener el cereal, lo que permitiría sortear la distorsión de precios que actualmente impera en el mercado.
Dichas asistencias se brindarán a través del Banco Nación, hasta 300 toneladas por productor. Agregando el Ministro, que para aquellos agricultores que no sean sujetos de crédito, el Ministerio de Agricultura será el garante, con fondos correspondientes a la ley de emergencia agropecuaria. En otro orden de cosas, Domínguez hizo mención a un acuerdo con los molinos para que anticipen compras en las próximas semanas por 1.500.000 toneladas.
Domínguez, sorprendió, al coincidir con las denuncias de los agropecuarios respecto de las distorsiones en el mercado de granos, sentenciando: "Es un verdadero disparate que los productores no reciban el precio lleno".
Si bien los anuncios del Ministro son reconocidos como gestos positivos y, que de concretarse significan un avance para la situación reinante, no por ello dejan de plantearse interrogantes. Estas dudas obedecen a dos razones fundamentales; por un lado debido al nivel de stock adquirido, antes citado, lo que implica que buena parte del daño ya está hecho y, principalmente por la gran desconfianza que generan las promesas del Gobierno, en mérito a tantos incumplimientos registrados. Para muestra solo basta hacer referencia a que no se pagan las compensaciones de hasta 800 toneladas producidas en la campaña 2009, ello fue notificado en 2008, se establecieron y reglamentaron en 2010, empero la realidad es que aún se cuentan por miles los productores que están esperando en vano.
Las reticencias no son tanto por el Ministro de Agricultura, sino que las incertidumbres se retroalimentan en la fuerza que realmente éste pueda tener para efectivizar lo anunciado proclamado, el imaginario colectivo no puede apartarse de lo que pueda hacer Guillermo Moreno, pues no sería esta la primera vez que zafio Secretario de Comercio Interior desautorice a un funcionario de superior rango, obviamente amparado por Kirchner, por lo que cabe preguntarse si ¿Cristina avalará los anuncios de Julián Domínguez?
Como ya lo expresé en mi editorial anterior, el problema no ofrece dificultades para ser subsanado, solo se requiere de la voluntad política para ello, por lo tanto y teniendo en cuenta la apuesta fuerte del Ministro hay razones para ser moderadamente optimista. Si por el contrario esto no se resuelve, la situación puede tornarse imprevisible y, no es para menos, tal como están hoy las cosas la afrenta es tanto o más grave que cuando se pretendió imponer las retenciones móviles.
Gentileza: Pregón agropecuario
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