Hay mucho que aprender para sostener el nuevo negocio ganadero
Más de 300 personas asistieron a la 1ª Jornada de Capacitación y Entrenamiento en producción y confección de reservas organizada por Forratec y CLAAS el martes 7 en Ameghino. El interés despertado por este encuentro resume el protagonismo que la incorporación de conocimiento y tecnología tiene en el negocio.
El kilómetro 308 de la ruta nacional 188 se convirtió el martes pasado en el más grande y auténtico cónclave forrajero del país en los últimos tiempos. Pese a las lluvias acaecidas por la mañana, más de 300 productores y contratistas proveedores de servicios forrajeros se dieron cita en Florentino Ameghino, provincia de Buenos Aires, para participar de Experiencia Forrajera, la 1ª Jornada de Capacitación y Entrenamiento en Producción y Confección de Reservas convocada por Forratec y CLAAS.
Evidentemente, los cambios en el negocio ganadero, la evolución tecnológica en genética y maquinarias, y la necesidad de capacitación son hechos de la realidad que se pusieron de manifiesto en este encuentro pensado para ofrecer herramientas que mejoren la calidad y la cantidad del forraje producido, punto clave para la eficiencia de la cadena ganadera y lechera del país.
En 12 años, sólo el silaje creció de cien mil a 1 millón de hectáreas picadas. El 55 % del total producido se destina a la producción de carne. El 70 % es maíz, el 15 % es sorgo y el resto pasturas. Hay alrededor de 250 contratistas forrajeros en el país. Cien son parte de la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CACF) y cuentan con 950 surcos. Según el titular de la Cámara, Patricio Aguirre Saravia, hoy una máquina de última generación cuesta alrededor de 500 mil dólares, si se le suman los módulos de trabajo, el valor llega al millón. “Con toda esta inversión, uno de los grandes cuellos de botella que tenemos es la capacitación del personal. Estas máquinas nos dan un volumen de información que es muy útil y bien aprovechada mejora mucho el negocio, pero debemos aprender a utilizarla”, ejemplificó el contratista de Carlos Casares.
El dato solo refleja una parte del negocio forrajero. Del otro lado están los productores, cuya demanda de servicios crece empujada por la necesidad de ser cada vez más eficientes en la producción de carne y en el manejo de la rentabilidad. “Este es un año para afinar la punta del lápiz. Los costos de combustible, salarios y mantenimiento de equipos han aumentado. Al productor, el costo le ha subido un 18 %. Crece la demanda de picado y también la de henificación”, aportó Aguirre Saravia.
Qué forraje sembramos
Esta primera jornada contó con el patrocinio del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y del Instituto Nacional de Tecnología Agrícola (INTA), y el auspicio de compañías de la envergadura de Mainero, Nitrap, Alltech, Sancor Seguros, Galicia, Infortambo, Mercoláctea, Expoagro y la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CACF).
Al momento del corte de cintas, Reynaldo Postacchini, vicepresidente de CLAAS Argentina, puso de relieve la intención primaria del proyecto: capacitar a todos los actores de la cadena forrajera para sacar el mejor provecho de la tecnología disponible y de esta forma mejorar la rentabilidad de todos. A continuación, la Secretaria de Asuntos Institucionales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Andrea García, resaltó la voluntad de la cartera agropecuaria de apoyar iniciativas que hagan crecer a la ganadería argentina y a la industria de la maquinaria agrícola.
En uno de los galpones de la planta de CLAAS, convertido en auditorio en respuesta a las lluvias, el presidente de Forratec, Ing. Agr. Martín Zingoni, se refirió al manejo del cultivo de alfalfa. Allí sostuvo que hay que conocer para mejorar. “Nos es una locura pensar en obtener 20 toneladas de pasto por hectárea cuando hoy la media es de 10/12 toneladas”, dijo.
En este sentido, destacó que una parte del secreto está en lograr un buen arranque del cultivo. La selección del lote y su preparación para la siembra hasta el aprovechamiento bajo pastoreo y de corte para reservas son clave. Uno de los aspectos más críticos es el stand de plantas. Para Zingoni, la densidad mínima objetivo debe ser de 350 pl/m2. “El secreto está en no enterrar en exceso la semilla, con una profundidad de 0.60 a 1.20 alcanza, usar semilla curada. Si se siembra con un PH de 6, se obtiene el 50 % de la alfalfa. Entonces no se puede dejar de corregir el suelo. Hay que tener en cuenta los niveles de fósforo y azufre y elegir una buena variedad”, puntualizó.
“El promedio de consumo nacional de una pastura está en el 50/60 %. Es decir, de lo que producimos, cosechamos la mitad. Hay que levantar ese resultado”, agregó.
A su turno, y para hablar de los verdeos de invierno, participó el Ing. Agr. Daniel Méndez, técnico de la EEA INTA General Villegas. “La inclusión de verdeos de invierno en la cadena forrajera constituye una estrategia de manejo que permite corregir el déficit estacional provocado por la baja producción de las pasturas. Estos recursos, bien manejados, cubren gran parte de los requerimientos energéticos y proteicos de los animales para sustentar buenos desempeños productivos”, dijo el especialista.
Según él, la productividad de los verdeos ha encontrado, desde el punto de vista de la producción de carne, “severas limitantes para su máxima expresión. Bajas ganancias de peso durante el primer aprovechamiento y una distribución desuniforme del forraje producido a lo largo del ciclo son las principales causas que condicionan la eficiencia de utilización de este recurso”. Por ello, la planificación resulta clave y la elección del material en particular, dado el costo de implantación que este tipo de cultivos representa.
El Ing. Agr. Esteban Alessandri, responsable del Departamento Desarrollo e Investigación de Forratec, fue uno de los encargados de referirse al silaje de maíz y sorgo. El especialista sostuvo que hay que maximizar rendimiento y calidad y apostar a una mejor conservación de manera de tener un alimento lo más parecido al original en la boca del animal. “Para lograr una mayor digestibilidad tenemos que entrar con la picadora entre el 60 y el 70 % de humedad. A medida que aumentamos la altura de corte perdemos calidad. Los híbridos para silaje tiene que tener grano pero también calidad en la planta”, apuntó el representante de Forratec. En este sentido, se refirió a los maíces DUO especialmente diseñados para silaje, que además de brindar buen rendimiento en grano evolucionan en lo que hace a la digestibilidad de la fibra de los órganos que no son grano.
Luego, Leandro Abdelhadi, de la firma Alltech, aportó la mirada final de la cadena forrajera. Sostuvo que vamos hacia un sistema combinado de agricultura y ganadería con suplementación. “Se trate de pasto, silaje o grano, hay que generarlo al menor costo posible para que sea rentable”, comentó. En busca de la eficiencia, según el especialista, se pueden generar modelos y predecir lo que se va a producir. “Primero hay que definir el tipo de silaje que se va a realizar y el momento de cosecha, luego la altura de corte, el picado y procesamiento, la fermentación, la compactación y el tapado. Por último, la extracción”.
“Hay que aprovechar las ventajas de la producción pastoril contemplando el costo de la tierra en las cuentas”, dijo Abdelhadi y opinó que para lograr la mejor ecuación económica a la hora de producir carne o leche hay dos opciones: producir lo mismo a menor costo o producir más con el mismo costo.
Las dinámicas a campo
Con una puntillosa organización, por la tarde, el campo se convirtió en protagonista de la jornada. Sobre las 70 hectáreas especialmente montadas para las demostraciones, los asistentes pudieron apreciar las herramientas de Mainero en movimiento. Marcos Formica, gerente de marketing de la compañía, relató la performance de un rastrillo de 2 hileras, una segadora que corta a 60 mm, y una rotoenfardadora de 1,8 m de diámetro máximo, que permite regular el tamaño del rollo desde un monitor, sin bajarse del tractor. Con asombro, los presentes pudieron ver cómo, a increíble velocidad, la máquina confeccionó un rollo de alfalfa y al cruzarse a una parcela sembrada con avena, sin regulación alguna, otro con total naturalidad.
Uno de los oradores de la dinámica fue el consultor privado Edgard Ramírez que al referirse a los forrajes conservados de calidad, dijo que “no debemos olvidarnos que ningún sistema de conservación de forrajes mejora la calidad del material que le dio origen. Por lo tanto, siempre hay que partir de cultivos en excelente estado y cortar en el momento que exista la mejor combinación entre calidad y cantidad de la materia seca que ofrece la pastura a conservar”.
A continuación, con el relato de José Costamagna, de CLAAS, la firma alemana de maquinaria agrícola dio la última palabra. Un rastrillo que no rasguña el suelo y picadoras que permiten acoplar cualquier cabezal sin realizar ajustes, se lucieron sobre una de las parcelas sembradas con pasturas.
El primero en salir fue el Liner 3000, una hileradora de gran rendimiento adaptada a cualquier tipo de suelo que elimina definitivamente el cuello de botella que se produce con frecuencia debido al hilerado. En una sola pasada se forma una hilera central uniforme a partir de una anchura de trabajo de 12,50 m. y se estima un rendimiento superior de hasta un 30% en la cadena de picado.
Luego le llegó el turno a la picadora, la Jaguar 960, con un cabezal de corte directo. Con tambor V – MAX logra un máximo caudal con un bajo consumo energético, gracias a la utilización de los motores Mercedes-Benz. Además, permite incorporar aditivos de ensilado. El aditivo ya mezclado es pulverizado directamente en el acelerador del lanzador y logra la dosificación automática de aditivos de ensilado dependiendo del caudal.
La Jaguar 960 se lució con el cabezal Direct Disc 520 Comfort, con el que el segado y el picado se combinan en un solo paso de trabajo, con una anchura de corte de 5,20 m, desarrollado especialmente para la Jaguar con alimentación Comfort Cut. La conexión de fuerza se realiza cómodamente a través del acoplamiento rápido. Sólo hay que engancharlo y empestillarlo, y ya está listo para trabajar. Con esta tecnología, las plantas se cortan con una segadora de discos. Seguidamente son dirigidas de forma segura, mediante un rodillo de palas, hasta el sinfín de alimentación, siendo traspasadas a través del sinfín hasta la alimentación de la picadora. Del corte se encargan dos barras de corte disco de eficacia probada. El cambio rápido de cuchillas reduce de forma importante los tiempos de mantenimiento.
Al cierre, el espectáculo fue de trilla. Para complementar el lanzamiento recientemente realizado en su planta de Sunchales, CLAAS le puso la frutilla a la jornada con una demostración singular. En simultáneo, y frente a los ojos de tres centenares de ojos ávidos transportados en carretones alrededor de dos parcelas contiguas, la nueva Lexion 770 cosechó un trigo y al lado, la Lexion 750, una avena. Una despedida con todo el glamour de la máxima tecnología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.