El maíz es el principal insumo de las agroindustrias que transforman la proteína vegetal en proteína animal. Su escasez o sobrevaloración, debido a las inmensas cantidades necesarias, puede desequilibrar a algunas de las cadenas de producción más largas y complejas, como la avicultura y la porcicultura.
En ese momento, el maíz escasea en el mundo y ha alcanzado el valor más alto de la historia, poniendo en alerta al sector cárnico. La magnitud del problema se puede evaluar por el hecho de que, por ejemplo, Santa Catarina (Brasil), necesita alrededor de 19.000 toneladas de maíz por día.
El presidente de la Asociación Avícola Catarinense (ACAV) y director de la Unión de Industrias Cárnicas y Derivados del Estado de Santa Catarina (Sindicarne), José Antônio Ribas Júnior, ha llegado a la conclusión de que la industria cárnica no podrá repetir el excelente desempeño de 2020. Se espera que la situación vuelva a la normalidad en 2022, “pero 2021 será un año difícil de afrontar por el precio desorbitado de los insumos para la nutrición animal”.
Las exportaciones masivas por un lado, y las plagas y los problemas climáticos por el otro han llevado a la escasez del grano. Los inventarios de Conab son bajos y se retrasa la siembra de la próxima cosecha. Por todo ello, es muy probable que a mediados de año haya una crisis de escasez.
“No queremos ser alarmistas, pero tenemos que estar atentos a la situación”, ha observado Ribas Júnior, recordando que “el sector es resiliente, es competente, pero tiene sus limitaciones”. Una crisis similar vivida en 2016 provocó el cierre de empresas, reducción de alojamientos y puso en peligro las plantaciones en el campo, con riesgo para la salud.
El presidente de ACAV asegura que desde el momento en que no visualice el suministro necesario, ni en precio ni en cantidad, el sector se adaptará, reducirá el alojamiento y bajará la oferta de proteína animal en Brasil. Predice que las empresas medianas y pequeñas tendrán dificultades en el flujo de caja y el capital de trabajo, mientras que las grandes empresas operarán en flujos negativos.
El maíz está sobrevalorado y no hay indicios de que estos precios puedan bajar, lo que representa una situación de costos muy altos. Representa al menos el 50% de los costos de producción de aves y cerdos. Con los niveles actuales de precios del maíz, el costo final puede aumentar un 25%. A esto se suman los aumentos de la harina de soja, la electricidad y los combustibles.
El saco (60 kg) de maíz se cotiza actualmente en alrededor de 100 reales brasileños (unos 15 euros), es decir, registra un aumento del 72% con relación a febrero del año pasado.
Son muchas las variables impredecibles que van a interferir en el mercado cárnico brasileño este año, entre ellas: las fluctuaciones del tipo de cambio que afectan los precios finales; el mantenimiento de la demanda china de carnes brasileñas; las reformas estructurales necesarias para restaurar la confianza de los inversores internacionales en Brasil y la reanudación del crecimiento económico. Otro factor es la caída del consumo en el mercado interno debido al alto desempleo.
El presidente José Ribas explicó que existe dificultad para repercutir estos costos y, por lo tanto, puede haber una reducción en producción, lo que afectará los precios al consumidor. Para enfrentar este escenario, sugiere acciones inmediatas en el corto plazo y acciones estructurales en el mediano y largo plazo.
En ese momento, el maíz escasea en el mundo y ha alcanzado el valor más alto de la historia, poniendo en alerta al sector cárnico. La magnitud del problema se puede evaluar por el hecho de que, por ejemplo, Santa Catarina (Brasil), necesita alrededor de 19.000 toneladas de maíz por día.
El presidente de la Asociación Avícola Catarinense (ACAV) y director de la Unión de Industrias Cárnicas y Derivados del Estado de Santa Catarina (Sindicarne), José Antônio Ribas Júnior, ha llegado a la conclusión de que la industria cárnica no podrá repetir el excelente desempeño de 2020. Se espera que la situación vuelva a la normalidad en 2022, “pero 2021 será un año difícil de afrontar por el precio desorbitado de los insumos para la nutrición animal”.
Las exportaciones masivas por un lado, y las plagas y los problemas climáticos por el otro han llevado a la escasez del grano. Los inventarios de Conab son bajos y se retrasa la siembra de la próxima cosecha. Por todo ello, es muy probable que a mediados de año haya una crisis de escasez.
“No queremos ser alarmistas, pero tenemos que estar atentos a la situación”, ha observado Ribas Júnior, recordando que “el sector es resiliente, es competente, pero tiene sus limitaciones”. Una crisis similar vivida en 2016 provocó el cierre de empresas, reducción de alojamientos y puso en peligro las plantaciones en el campo, con riesgo para la salud.
El presidente de ACAV asegura que desde el momento en que no visualice el suministro necesario, ni en precio ni en cantidad, el sector se adaptará, reducirá el alojamiento y bajará la oferta de proteína animal en Brasil. Predice que las empresas medianas y pequeñas tendrán dificultades en el flujo de caja y el capital de trabajo, mientras que las grandes empresas operarán en flujos negativos.
El maíz está sobrevalorado y no hay indicios de que estos precios puedan bajar, lo que representa una situación de costos muy altos. Representa al menos el 50% de los costos de producción de aves y cerdos. Con los niveles actuales de precios del maíz, el costo final puede aumentar un 25%. A esto se suman los aumentos de la harina de soja, la electricidad y los combustibles.
El saco (60 kg) de maíz se cotiza actualmente en alrededor de 100 reales brasileños (unos 15 euros), es decir, registra un aumento del 72% con relación a febrero del año pasado.
Son muchas las variables impredecibles que van a interferir en el mercado cárnico brasileño este año, entre ellas: las fluctuaciones del tipo de cambio que afectan los precios finales; el mantenimiento de la demanda china de carnes brasileñas; las reformas estructurales necesarias para restaurar la confianza de los inversores internacionales en Brasil y la reanudación del crecimiento económico. Otro factor es la caída del consumo en el mercado interno debido al alto desempleo.
El presidente José Ribas explicó que existe dificultad para repercutir estos costos y, por lo tanto, puede haber una reducción en producción, lo que afectará los precios al consumidor. Para enfrentar este escenario, sugiere acciones inmediatas en el corto plazo y acciones estructurales en el mediano y largo plazo.
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