domingo, 21 de mayo de 2017

Turquía trata las avellanas como divisas



El precio de las avellanas ha subido un 10% en las últimas dos semanas después de que el gobierno de Turquía haya intervenido para apoyar los precios por primera vez en ocho años. Las autoridades públicas turcas actúan en este mercado para mantener cierta estabilidad en un sector del que dependen unas 4 millones de personas en el país. 

A través de la institución pública Junta de Granos Turcos (TMO por sus siglas en inglés), el gobierno de Ankara comenzó a comprar avellanas a finales de abril con el objetivo de estabilizar un precio que históricamente ha sido muy volátil. La operación es similar a la que realizan los bancos centrales en los mercados de divisas cuando quieren llevar a un punto determinado el tipo de cambio de su divisa. 

Al intentar equiparar estas intervenciones, se puede decir que la avellana está bajo la influencia de una flotación sucia, que es el término que se usa para aquellas monedas cuyo tipo de cambio se fija libremente en función de la oferta y la demanda, pero en la que el banco central interviene comprando o vendiendo divisas para estabilizar la moneda y conseguir determinados objetivos económicos.

El Gobierno de Ankara se toma muy en serio a este sector. Turquía produce el 75% de todas las avellanas del mundo, y aunque las autoridades intentan imponer una estrategia cohesionada, no resulta sencillo, puesto que gran parte de la producción proviene de pequeños agricultores independientes distribuidos a lo largo del Mar Negro. Un dato curioso es que España es el sexto productor mundial de avellanas, por detrás de Azerbaiyán, EE. UU., Georgia e Italia. 

Un cultivo díscolo
Como destacan desde el Financial Times, el precio de la avellana es muy volátil puesto que este cultivo depende sobremanera de las condiciones climáticas y de la intensidad de producción que se le exija al árbol o avellano.

La producción de avellanas suele alternar su intensidad de producción entre años muy activos en los que se producen cosechas excelentes y años más pasivos en los que el árbol recibe ciertos cuidados para recuperar su productividad para años posteriores. 

Además los productores de este tipo de fruto seco no cuentan con un mercado de futuros, que más allá de los especuladores que buscan hacer dinero con este tipo de operaciones, sirven sobre todo para que los productores aseguren unos precios mínimos para el futuro y puedan realizar inversiones en función a esos ingresos mínimos. 

En los primeros meses de este 2017, el precio de la avellana había caído un 10%, hasta 5,99 dólares el kilo. Sin embargo, la intervención de la TMO turca está impulsado de nuevo los precios.

Este organismo está limpiando el exceso de oferta en el mercado. La avellana puede almacenarse durante más de un año sin que el fruto pierda sus propiedades, por lo que la TMO aprovecha para vender parte de sus reservas cuando los precios se disparan. Se puede decir que Turquía actúa de banco central para el mercado de avellanas, aunque por desgracia para ellos no tienen el monopolio de la 'emisión' de avellanas.

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