domingo, 15 de mayo de 2016

Colombia : El agro también tembló


Probablemente revelando la poca importancia que el Gobierno le concede al sector agropecuario, o tal vez por el obnubilado entendimiento que el señor ministro tiene sobre la actividad, que por otra parte no es su culpa sino de quien le endilgó responsabilidad sobre algo que no tiene idea; de cualquier manera, en la euforia de […]
Probablemente revelando la poca importancia que el Gobierno le concede al sector agropecuario, o tal vez por el obnubilado entendimiento que el señor ministro tiene sobre la actividad, que por otra parte no es su culpa sino de quien le endilgó responsabilidad sobre algo que no tiene idea; de cualquier manera, en la euforia de solidaridad colectiva muy pocos se han acordado de que el sector rural también fue afectado por el terremoto. Se cayeron viviendas, campamentos, servicios comunales, edificaciones para ganadería, avicultura, acuacultura; se partieron muros, canales, compuertas, colapsaron las cercas, los corrales, galpones, bodegas, los pozos de agua; se rompieron las albarradas, se fracturó la tierra, se perdieron cultivos, desaparecieron animales, se rompieron los caminos, se desmoronaron los puentes y se aplastó equipo y maquinaria de trabajo. Un caos horroroso que muy pocos conocen y menos comentan.

Plausible la respuesta de auxilio en las ciudades y la preocupación de las autoridades responsables, pero ¿y el campo?… nadie dice nada, salvo alguna noticia sobre un lote de vacas que desapareciera cuando el sismo desgarró la tierra bajo sus patas. Pero la tragedia es igual de dura que en las ciudades, y tal vez peor porque se mantiene ignorada o al menos relegada.

La obligación de velar por este sector es del ministro de Agricultura, quien se ha mantenido muy activo y solidario en la ciudad, sacrificándose, esforzándose y hasta peleándose por hacer mejor las cosas, pero no es el espacio que le compete, su responsabilidad es el agro; tal vez no lo sepa todavía pero la actividad agropecuaria se desarrolla en el área rural. ¿Sabe ya cuántas unidades productivas fueron afectadas?, ¿las ganaderías bovinas y caprinas?, ¿las granjas avícolas y las porcinas? ¿Y las camaroneras y las piscícolas? ¿Y los campos nivelados y surcados para el cultivo intensivo de maíz, sorgo, soya, maní, tomate, sandía, melón y más?

El sismo afectó también las plantaciones frutícolas, los huertos perennes y las parcelas de ciclo corto; los bancos de invierno, las pozas veraneras, las vegas, los aljibes; destruyó galpones, tinas, bodegas, tanques de maduración, equipo y maquinaria para la fabricación del queso artesanal, que es la actividad manabita por excelencia, ampliamente conocida y apreciada a nivel nacional.

Aquí es pertinente aclarar que la masiva actividad quesera de Manabí no fue vocacional, sino la mejor opción que tenían para salvar la producción lechera que no podía ser comercializada como tal por la falta de infraestructura vial; situación que se mantiene igual porque apenas un 5% de las unidades productivas se desarrollan junto a las carreteras principales que este Gobierno arregló, el 95% restante se ubican en caminos vecinales, secundarios, terciarios, guardarrayas y trochas que a nadie se le ocurrió atender. La publicitada reconstrucción vial ha sido de beneficio para el turismo, el transporte y el comercio, pero su aportación al sector agropecuario ha sido ínfima.

¿Y el sector pesquero?, también se rompieron botes de madera y de fibra, los motores, las redes, los trasmallos y demás avíos. Los barcos de altura, de pesca de arrastre, equipos de pesaje, bodegas de frío.

Recordemos que el sector pesquero ya estaba afectado en la disminución de las especies por el fenómeno de El Niño.

Señor ministro, es hora de que mire hacia el sector que le encomendaron manejar, preocuparse por él, conocer sus características, valorar sus daños, procurar soporte y ayuda, buscar alternativas, escuchar propuestas, establecer objetivos, pero sobre todo asesorarse; que no es pecado desconocer lo que nunca fue parte de nuestras vivencias.

Los planes de financiamiento son absolutamente necesarios pero deben hacerse bien, con conocimiento de causa, con plena comprensión de las actividades por financiar, sus características, sus particularidades fisiológicas, su comportamiento productivo, sus ciclos vitales, su carga genética y su potencial de producción. Es necesario comprender que el financiamiento para actividades de desarrollo no se reduce a la colocación de fondos y tasas preferenciales, sino que tiene que primar el objetivo de viabilidad técnica y económica; que si no se identifica la capacidad de pago como premisa para la conformación del flujo de las obligaciones, entonces el intento de rehabilitación se volverá una carga económica imposible de cubrir, y se trocará en una verdadera pesadilla. (O)

Señor ministro, es hora de que mire hacia el sector que le encomendaron manejar, preocuparse por él, conocer sus características, valorar sus daños, procurar soporte y ayuda, buscar alternativas, escuchar propuestas, establecer objetivos, pero sobre todo asesorarse; que no es pecado desconocer lo que nunca fue parte de nuestras vivencias

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