A raíz de los últimos casos de abigeato y el secuestro de carne faenada en forma clandestina, el subcomisario David Agesilao, titular del Comando de Prevención Rural alertó a la población sobre los riesgos de consumir carne de dudosa procedencia e informó acerca de diferentes aspectos que forman parte de medidas educativas y de prevención. […]
A raíz de los últimos casos de abigeato y el secuestro de carne faenada en forma clandestina, el subcomisario David Agesilao, titular del Comando de Prevención Rural alertó a la población sobre los riesgos de consumir carne de dudosa procedencia e informó acerca de diferentes aspectos que forman parte de medidas educativas y de prevención.
“La ausencia de control veterinario y la falta de condiciones óptimas de higiene son factores fundamentales para que prosperen las enfermedades transmitidas por animales (zoonosis). Estas patologías, que en algunos casos pueden ser fatales, son una posible consecuencia del consumo de carne faenada en forma clandestina, una práctica que se ha propagado en los últimos tiempos. Aunque también el carneo doméstico puede provocar los mismos problemas. El agente patógeno llega a la mesa de todos los días a través del consumo de carne infectada. Afecciones tales como: brucelosis, triquinosis, tuberculosis bovina e hidatidosis pueden generar trastornos irreversibles”, alertó el jefe policial.
Enfermedades
La ingesta de carne de cerdo, vaca o cabra infectada produce brucelosis, que se manifiesta con fiebre alta, tos e importantes dolores articulares y musculares.
La triquinosis, en tanto, es producida en los seres humanos por un parásito (Trichinella spiralis) que se encuentra en la carne de cerdo. La presencia de este agente patógeno es grave porque se enquista en el tejido muscular de las personas y trae como consecuencias diarrea (con heces sanguinolentas) y cólicos. “Muchas de estas enfermedades se asocian con la cultura de cada lugar; en las zonas rurales es más común. En el caso de la hidatidosis, es producida por un parásito que se aloja en las vísceras de los animales (vaca, cabra, oveja y cerdo); cuando se produce la faena, los intestinos se los dan a los perros, que eliminan al agente patógeno a través de las heces y se puede producir el contagio, por ejemplo, por medio del agua”, alertan las autoridades.
En el caso de la tuberculosis bovina, que es producida por una bacteria (Mycobacterium bovis), los efectos en las personas también son negativos: diarrea, adelgazamiento y trastornos neurológicos, entre otros. Además, en los casos de las faenas clandestinas comerciales y en los carneos domésticos pueden aparecer bacterias producidas por la contaminación secundaria de la carne.
La salmonella es una bacteria de este tipo, en la que la falta de higiene colabora para que se reproduzca. Produce gastroenteritis.
Como si todo esto fuera poco, si se come carne vacuna mal cocida, la bacteria Escherichia coli le da vía libre al Síndrome Urémico Hemolítico (SUH). Esta enfermedad es la segunda causa de insuficiencia renal crónica infantil en la Argentina y es multisistémica, es decir, puede comprometer el funcionamiento del aparato gastrointestinal y los riñones, y se pueden afectar el sistema nervioso, corazón, hígado y páncreas.
Carne sana
Contrariamente a ello, los animales faenados en mataderos habilitados son sometidos a controles veterinarios que detectan si padecen alguna de estas patologías.
“El proceso respeta ciertas normas de higiene y en esto la clave sigue estando en el aumento de los controles. En varios lugares a veces se ven carteles ‘venta de lechones, cochinillos, corderos, chivos’, cuando uno entra, le dicen que por unos pocos pesos más si quieren se lo faenan, pero al aire libre y con moscas alrededor. Lo más peligroso a veces es que estos animales están alimentados con basura, lo que acarrea enfermedades para las personas”, alertaron desde el CPR
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