martes, 30 de junio de 2015

Cristina, Zannini y Scioli decidieron en conjunto la salida del general Milani



 El despido de César Milani, presentado como un retiro por “razones estrictamente personales”, fue la decisión de mayor calibre político posterior a la confirmación de una candidatura unificada. La medida fue definida por la Presidenta y los dos integrantes de la fórmula del Frente para la Victoria en su viaje a Rosario del sábado pasado, indicaron fuentes cercanas a Daniel Scioli. En contraste, en despachos del Ministerio de Defensa se habla de una decisión del flamante candidato a vicepresidente, Carlos Zannini.

En ambos casos se descartó la explicación oficial y se apuntó a un problema puntual por una cuestión de inteligencia, en un contexto de fuerte tirantez con las autoridades civiles. También hay coincidencia entre las fuentes oficiales en off y la posición de dirigentes opositores sobre la continuidad del esquema de espionajemontado por el hombre que prometió “poner el Ejército al servicio del proyecto nacional y popular”.

Como explicó a PERFIL el ex ministro de Defensa Horacio Jaunarena, las acciones del propio Milani apuntan a una medida inesperada y un desenlace traumático. “El viernes estaba en un acto en Rosario presentando ante los mandos del Ejército su visión sobre los próximos dos años de la fuerza y pocos días después presentó un pase a retiro con un comunicado del Ejército, sin haber consultado al ministro de Defensa, violando todas las normas que rigieron este tipo de situaciones desde la vuelta a la democracia”, indicó.

Si el viernes el General especializado en inteligencia había hablado de los proyectos del arma a dos años vistas. Ya el sábado, durante el acto en Rosario sabía cuál era su destino, porque –indicó una fuente con fluidos contactos castrenses– le informó sobre su inminente retiro al titular de la Armada, almirante Gastón Fernando Erice.

 
La tirantez entre Milani y las autoridades civiles había crecido en los últimos meses, y el modo que eligió para anunciar su salida fue el último gesto de desprecio a la cadena de mandos. Antes, había propiciado un ascenso resistido por el ministerio y, según indicaron fuentes de la cartera, había llegado a amenazar a un alto funcionario del ministerio. Todo indica que el ministro Agustín Rossi no tuvo ninguna gravitación sobre la decisión de desplazar al militar cuestionado en la Justicia por presuntas violaciones de derechos humanos, espionaje ilegal y enriquecimiento ilícito.

Fuentes cercanas a Scioli estimaron que su objetivo es terminar de forma gradual con el doble comando de inteligencia, pero admitieron que no es algo que se termine con la salida del general. Dentro de la fuerza se señalan las diferencias con el jefe del Estado Mayor Conjunto –un cargo de menor rango real que el de jefe de una de las armas– Julio María Carena, quien habría actuado como intermediario entre Milani y Zannini.

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