Los Yuyos colorados resistentes obligan a cambiar la mirada del sistema de producción actual.
Los paradigmas son modelos conceptuales a los cuales nos aferramos en determinada época por creer que es la forma correcta de interpretar algo. Pero en la historia van sucediendo hechos que ponen en duda el paradigma vigente, para ir hacia uno nuevo. Si bien la irrupción de los yuyos colorados resistentes puede resultar un hecho exagerado como para derribar el paradigma de producción vigente, es un buen ejercicio para comprender la problemática y tratar de dimensionar los cambios que debemos adoptar rápidamente en el sistema de producción actual.
Estado de situación
Cuando hablamos de “Yuyo colorado” estamos haciendo referencia al menos a dos especies, Amaranthus quitensis y Amaranthus palmeri, la primera de ellas bien conocida en nuestro país por tratarse de una maleza clásica de los modelos productivos bajo labranza, mientras que la segunda se hizo conocida hace apenas un par de años, por ser una especie exótica en nuestro país con un potencial de daño muy grande y que se encuentra en franca expansión. Pero además de estas dos especies definidas, existen híbridos entre ellas, y quizás con alguna más, que confunde a los técnicos y hasta a los botánicos para su correcta diferenciación. Pero lo importante a la hora del manejo es que son Yuyos colorados resistentes.
Lo que las hace problemáticas a estas malezas en el sistema de producción actual es su resistencia a herbicidas, el glifosato y los inhibidores de ALS, recordando que este último grupo incluye a las sulfunilureas, imidazolinonas y triazolopirimidinas. Pero el problema no termina aquí, son especies que generan rápidamente nuevas resistencias, por lo que habrá que hacer un manejo de rotación y mezclas de diferentes modos de acción, para retardar el proceso.
La zona más afectada es sin duda el sudoeste de la provincia de Córdoba, donde la especie más relevante es elA. palmeri, pero hay lotes afectados en el centro y sudeste de Córdoba, el Sur de Santa Fe, el norte de la Pampa, el este de San Luis, el NEA y el NOA.
Amaranthus palmeri en un lote de soja en Vicuña Mackenna, Córdoba
Se enumerará a continuación una serie de aspectos que están cambiando radicalmente por la presencia de estas malezas resistentes, haciendo hincapié en la zona más afectada, pero sabiendo que puede, en alguna medida, hacerse extensivo a los lugares donde ya está presente o pueda estarlo en el futuro cercano.
La importancia del monitoreo permanente
El Amaranthus palmeri puede crecer más de 2,5 cm por día, y el tamaño máximo para hacer controles efectivos con herbicidas postemergentes dentro del cultivo es de 5 cm. Esto deja en claro la frecuencia y precisión con que debe hacerse el monitoreo. Si bien se ha incrementado bastante esta práctica fundamental (en gran parte por la Rama negra), no es suficiente la forma en que se hace y debe intensificarse para poder controlar esta maleza.
La importancia del monitoreo: tamaño óptimo de control con postemergentes selectivos
El incremento en los costos
Es quizás el punto que más sienta el productor. El aumento en el número de aplicaciones, de dosis y el uso de herbicidas más costosos, hace que el costo final de herbicidas se vea claramente incrementado. Se puede estar en torno a los 100 U$S/ha en aplicaciones, más lo que cuesta el arrancado manual en caso de ser necesario como repaso. Sin embargo, si se decide abaratar estos costos, seguramente el ganador sea el Amaranthus y las pérdidas sean mayores. Ahora bien, hay situaciones en la que esto hace inviable el negocio o lo lleva a situaciones de mucho riesgo, lo que hace replantear la viabilidad económica del sistema actual de producción en algunas zonas.
El problema de los alquileres
Como es sabido, es mucha la superficie bajo arrendamiento y sin duda el valor de este será una variable de ajuste. El aumento de costos en un campo “sucio” obliga a bajar el valor pagado por arrendamiento para seguir haciendo viable económicamente el negocio. Esto no es sencillo, porque el dueño del campo querrá mantener el precio, pero tendrá que entender que su campo ya no vale lo mismo. Tendrá que valorar quienes hagan las cosas bien por mantener su campo relativamente limpio, aún pagado valores de alquileres más bajos. Si esto no sucede, el campo quedará esperando que baje su valor o aparezca algún arrendatario desprevenido.
El punto de partida para planificar el sistema de producción
En lotes con presencia de Colorado resistente, el sistema empieza a planearse en torno a esto. La rotación de cultivos a incluir, la fecha de siembra, los herbicidas a utilizar, deben planificarse de manera defensiva frente a la maleza. Esto es cambio muy importante.
Por otro lado, hay productores pensando en aumentar su superficie ganadera en lotes con estas malezas, porque ven imposible manejarlo en agricultura continua, al menos con el nivel de conocimiento y tecnología actual. Esta decisión por su puesto no es sencilla para quienes no hacen ganadería en el momento, pero es un indicador de la gravedad del problema.
La maquinaria, un punto crítico
La maquinaria entra en juego en varios puntos. El más importante es el rol de las cosechadoras como fuente de dispersión. Solo como ejemplo, se observó presencia de Amaranthus palmeri en Tartagal, provincia de Salta, resultado de las cosechadoras que se habían usado en la última campaña, provenientes de Río IV, zona endémica de esta maleza. Esto obliga a tomar muy seriamente la limpieza de la cosechadora como práctica obligada previo al ingreso a los lotes, práctica quizás incómoda pero que puede ayudar mucho en retardar su dispersión. (http://www.aapresid.org.ar/rem/como-limpiar-la-cosechadora-antes-de-que-ingrese-a-un-nuevo-lote/)
Por otro lado, la necesidad de pulverizaciones en tiempo y forma es un punto crítico. La velocidad de crecimiento y el tamaño adecuado de control no permite demoras que hasta el momento se toleran. Esto, sumado a las malas condiciones ambientales presentes en muchos días y varias horas por día, hacen que deba replantearse si el parque de pulverizadoras es suficiente para cubrir esta demanda creciente. La calidad de las aplicaciones es otro punto crítico a mejorar.
La agricultura de precisión puede aportar lo suyo en este nuevo manejo y un aspecto importante es la dosificación diferencial de herbicidas residuales en lomas y bajos, ya que la utilización de una dosis homogénea puede causar fitotoxicidad en el cultivo en las lomas más arenosas y ser escasa en los bajos menos arenosos. Aunque también hay otros usos que podrían encontrarse a esta tecnología aún no adoptada para el manejo de malezas.
Reacostumbrarse a la fitotoxicidad en el cultivo
La fitotoxicidad en el cultivo es la presencia de síntomas, por efecto del herbicida utilizado. Si bien esto era bastante frecuente observarlo con los herbicidas antes utilizados, el glifosato eliminó este inconveniente. Algunos de los herbicidas que se vuelven a utilizar, generan efectos visuales sobre el cultivo que hay que volver a tolerar si queremos controlar la maleza. Y como expresa el especialista Sergio Morichetti para entender claramente esto, “el control de Colorado es directamente proporcional a la fitotoxicidad vista en el cultivo”. Más aún, en algunos casos habrá que tolerar algunos kilos menos de rendimiento en pos de controlar la maleza y no perder más o dejar enmalezar el lote.
Estrategias de manejo integral
El enfoque básico que nunca habría que haber perdido es el de “manejo integral” y ante estas situaciones se hace más que manifiesto. Las herramientas químicas son sin duda armas más que relevantes dentro de este manejo, pero no deben ser las únicas.
Se están probando cultivos de cobertura invernales, que retrasan la germinación de la maleza y la disminuyen por competencia y sombreo; se están atrasando fechas de siembra para permitir que la camada más importante de la maleza germine previo a la siembra, cuando hay más herramientas para su control; se están acercando hileras en el cultivo, para adelantar el sombreo y disminuir así la germinación de la maleza; se están usando sojas de grupos más largos e indeterminadas que toleren mejor el retraso en el crecimiento que le causan los herbicidas postemergentes. La incorporación de gente que corte las plantas sobrevivientes a las aplicaciones dentro del cultivo es otra práctica que debe adoptarse para evitar semillazón.
En cuanto a la estrategia química, por lo visto hasta el momento, comienza con un perfecto quemado de todo lo nacido previo a la siembra del cultivo, lo que obliga a una o más aplicaciones de herbicidas (desecantes+hormonales normalmente), según la fecha de siembra y el comienzo de germinación de la maleza que suele ser octubre, pero dependiendo de la temperatura y humedad.
Luego, como presiembra o preemergentes es sumamente importante incluir herbicidas residuales con buen control de colorado, dentro de los cuales se destacan el sulfentrazone y el flumioxazin, que pueden ser mejorados en mezclas con otros activos de otros modos de acción.
Dentro del cultivo las alternativas ya son pocas, existiendo algunas más para el maíz que para la soja. En esta última, solo se encuentra el fomesafen y benazolin, siendo este último poco efectivo usandolo solo. En el maíz se puede usar atrazina, hormonales y glufosinato de amonio, este último solo en maíces resistentes a este herbicida. Antes del cierre del surco, si se ven nuevos nacimientos debe repetirse la aplicación, ya que luego será imposible su control. Sin embrago, cabe aclarar que esto surge de resultados preliminares que seguramente serán mejorados y adaptados para cada sistema, zona y situación en particular. (Más info en :http://www.aapresid.org.ar/rem/amaranthus-quitensis-resistente-a-glifosato/ yhttp://www.aapresid.org.ar/rem/nueva-alerta-amaranthus-palmeri/)
Una complejidad que se agrega a este uso de herbicidas es el posible efecto negativo sobre los cultivos siguientes en la rotación, existiendo incógnitas aún por resolver, sobre todo en suelos livianos, con bajo contenido de materia orgánica.
El valor de la prevención
Finalmente, debe comprenderse rápidamente la complejidad y gravedad del problema, lo que resalta la importancia de la prevención en lotes y zonas limpias, para lo cual es fundamental el monitoreo, la limpieza de las cosechadoras, el arrancado en forma manual de las primeras plantas sospechosas y el manejo específico que hay que implementar cuando se detecta la maleza en el lote.
Y como siempre, con visión de red, la solución pasará por un trabajo coordinado de todas las partes involucradas, ya que el problema excede largamente lo que cada uno pueda hacer individualmente.
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