jueves, 27 de marzo de 2014

La alimentación del ganado vacuno con tortas de colza podría reducir las emisiones de CO2


Según los primeros resultados de una investigación, el uso de torta de colza en la elaboración de piensos para el ganado reduce hasta un 13% las emisiones de metano y dióxido de carbono. Se trata del hallazgo preliminar de un estudio realizado en el marco del proyecto Life-Seed Capital, cofinanciado por el programa de la [...]
Según los primeros resultados de una investigación, el uso de torta de colza en la elaboración de piensos para el ganado reduce hasta un 13% las emisiones de metano y dióxido de carbono. Se trata del hallazgo preliminar de un estudio realizado en el marco del proyecto Life-Seed Capital, cofinanciado por el programa de la Comisión Europea LIFE+, dedicado a apoyar proyectos de conservación de la naturaleza y el medio ambiente en toda la Unión Europea.
El objetivo del proyecto es buscar formas nuevas de ahorrar energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero aprovechando al máximo dichas semillas. A nivel mundial, las emisiones agrícolas se han visto incrementadas casi un 17 % entre 1990 y 2005. De los gases de efecto invernadero, el metano constituye el segundo en importancia, y las emisiones procedentes de ganado representan respectivamente el 37 % del metano total cuyas emisiones son inducidas por los humanos (cerca de 900 000 millones de toneladas al año) y el 64 % del amoníaco, un destacado causante de la lluvia ácida.
La torta de colza, también llamada «torta grasa», es el subproducto que se obtiene tras prensar la planta para extraer su aceite. Los resultados preliminares del proyecto indican que la introducción de esta planta oleaginosa en la alimentación animal reduce entre un 6 y un 13 % las emisiones de metano y entre un 6,8 y un 13,6 % las de dióxido de carbono%.
La introducción de este preparado de oleaginosas en la dieta de los rumiantes también mejora la eficiencia de uso de la materia orgánica digestible entre un 4,4 y 10,1 % y reduce la fermentación de la dieta entre un 6,2 y 11,8 %, sin mermar por ello su digestibilidad. Las ventajas de la utilización de este vegetal comienzan desde su propio uso como cultivo de rotación, ya que es capaz de aumentar la productividad del cereal y mejorar la estructura del suelo.
Una vez cosechada, la colza puede emplearse como biocombustible y añadirse al diésel en diferentes proporciones tras un simple prensado en frío. El producto desechado en este proceso se emplea a su vez para la elaboración de piensos animales, con la consiguiente reducción de costes para el ganadero y con una mayor eficiencia en la emisión de gases de efecto invernadero. Los dos socios principales del consorcio son Neiker-Tecnalia y Cemitec. Irati Kortabitarte, portavoz del proyecto, ha declarado que “las consecuencias medioambientales de la producción ganadera son cada vez más graves a todos los niveles (local, regional, nacional y mundial), por lo que urge encontrar soluciones. En este proyecto, para cumplir los objetivos propuestos por la UE, pretendemos utilizar aceites vegetales mezclados con gasóleo como combustible y los subproductos obtenidos de su elaboración para la alimentación de rumiantes. Para la ganadería del futuro, serán fundamentales los sistemas neutros en cuanto al dióxido de carbono, puesto que ello abrirá los mercados energéticos a los ganaderos y contribuirá, al mismo tiempo, al desarrollo sostenible”, asegura la investigadora.

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