En el silo, el tamaño sí importa
La dimensión tiene que ser la correcta según el uso. Otra clave: la relación entre frente y tasa de extracción
Planificar la confección del silo es fundamental para evitar pérdidas incalculables a la hora de suministrar el alimento al rodeo. No todos los silos son aptos para todas las explotaciones y, muchas veces, la opción de un planteo más económico a la hora de la manufactura puede desencadenar complicaciones y mayores costos al momento de suministrarlo.
El formato y tamaño del silo, junto al porcentaje de materia seca que contenga, son claves para su mejor aprovechamiento. Sobre estos ejes transcurrió la parada en Villa María del ciclo de jornadas 2013 de Forratec Argentina, que convocó a productores y profesionales en la Sociedad Rural de Villa María.
Cuestión de tamaño. En los silos, el tamaño sí importa. Pero no por más grande es mejor. La dimensión tiene que ser la correcta según el uso que tendrá. La relación entre frente y tasa de extracción tiene que ser la adecuada.
Cuestión de tamaño. En los silos, el tamaño sí importa. Pero no por más grande es mejor. La dimensión tiene que ser la correcta según el uso que tendrá. La relación entre frente y tasa de extracción tiene que ser la adecuada.
“Al productor le cuesta dimensionar las pérdidas que significa no tener esto en cuenta. No son erogaciones monetarias de ese momento, pero implican costos ocultos que se sienten al final”, explicó el médico veterinario Leandro Mohamad, de la empresa CHR Hansen.
“Si hiciste un silo puente y sos un consumidor de pocas toneladas diarias, pasaste automáticamente a perder una cantidad incalculable”, agregó Carlos Rimoldi, de la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros.
“El peor error es hacer un silo que no corresponde, porque puede resultar más económico, pero después se termina tirando. Es un grave error que hemos visto en muchos lados”, insistió.
Los disertantes coincidieron en que la cuestión climatológica se vuelve en estos casos un factor de fundamental incidencia en el deterioro del silo. La lluvia y el barro determinan la calidad del alimento que se suministra. “Hay productores que piensan que como el animal lo consume igual, no hay grandes inconvenientes. Pero deberían revisar la cantidad de leche que terminan sacando en relación con la cantidad real de kilos de alimentos”, agregó el contratista.
Rimoldi señaló que, en general, el productor conoce cuáles son los errores y cuál es la receta para hacer las cosas bien, pero que no se lo aplica en la práctica. Se prioriza buscar el presupuesto más barato y con el contratista que está a mano, opinó. “Muchos productores prefieren ahorrarse entre 300 y 500 pesos por hectárea en la confección, pero no tienen en cuenta que luego desperdician mucho más que eso. Se evitan pagar un 15 por ciento más en el momento y después pierden entre el 40 y el 50 por ciento en la extracción”.
Variables que inciden. Rimoldi indicó que no todas las bolsas son iguales y la presión que se hace desde la máquina puede hacer variar la cantidad de material que ingresa provocar estiramiento y rotura.
Variables que inciden. Rimoldi indicó que no todas las bolsas son iguales y la presión que se hace desde la máquina puede hacer variar la cantidad de material que ingresa provocar estiramiento y rotura.
Desde la cámara de servicios de confección forrajeros tratan de informar a los clientes y hacerle entender que los contratistas “no van a sacarle la plata”, sino a “ser parte del negocio” junto al productor.
A su turno, Leandro Mohamad trató de brindar pautas sobre qué debe tener en cuenta el productor para evaluar un silo a campo de manera objetiva y tener herramientas para juzgar los elementos que lo componen.
A partir de su experiencia en el recorrido a campo de diferentes silos, el técnico trató de hacer foco en las características organolépticas de cada almacenamiento. “Es importante entender el olor, el color, la densidad y la temperatura. El productor debe tener herramientas prácticas para saber qué alimento tendrá cuando abra el silo”, sostuvo el profesional santafesino.
Explicó que si se siente olor ácido, esto puede deberse a la falta de inoculación por no aplicar el producto correcto, o una cosecha muy húmeda.
Mohamad dijo que en los campos se observa una dispersión muy grande en cuanto a problemas, pero que uno de los inconvenientes más comunes pasa justamente por el punto de cosecha.
“La materia seca de los maíces en general está por debajo de lo recomendado. Lo ideal es que se ubique entre el 32 y el 35 por ciento de materia seca, pero frecuentemente encontramos maíces más húmedos”, remarcó.
Pidió ser “meticulosos” a la hora de planificar un silo para no aumentar el costo de la materia seca y hacer que la producción deje de ser rentable.
“El que planifica bien –aseguró–, llega sin problemas con las reservas, por más que sea un mal año. El problema es para aquel que planifica mal y decide hacer 10 bolsas de silo sin saber cuánto material tiene adentro. Es probable que ese productor se quede sin silo antes de tiempo”, advirtió. En diálogo con La Voz del Campo vaticinó que 2013 será en general un año con muy buenas reservas. Hay zonas con excesos y otras con faltas de agua cuando el maíz lo necesitaba, pero todos pronostican que será una buena temporada en líneas generales.
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