El plan B del kirchnerismo es una alianza con Scioli que les garantice impunidad después de 2015″
El ensayista y médico psicoanalista, Marcos Aguinis, descarta que el proyecto reeleccionista de Cristina pueda llegar a buen puerto y advierte que en el kirchnerismo se desatará una pelea fraticida por el poder de consecuencias imprevistas. También sostiene que la Presidenta aplica una política del terror contra sus opositores y cuestiona el uso de organismos como la SIDE y la AFIP para acallar las críticas.
Marcos Aguinis es uno de los intelectuales más críticos del Gobierno y no hace nada por ocultarlo. En estos días, da las últimas pinceladas a su nuevo libro La furia de Evita, que llegará en abril a las librerías del país y promete levantar polémica (ver recuadro). Pero su labor literaria no es excusa para que este prestigioso ensayista y médico psicoanalista deje de tomarle el pulso a la enredada Argentina actual: la política del terror del Gobierno, los obstáculos del sueño reeleccionista, la sucesión en el peronismo y la suerte de la maltrecha oposición. Aguinis no se calla nada en esta jugosa entrevista con WE.
l Empezó caldeado el verano luego de la carta de la Presidenta a Darín por sus críticas a su patrimonio. ¿Cómo siguió el episodio?
- Darín fue vocero de lo que piensa más de la mitad de los argentinos. El 54% de los votos que ella obtuvo, muchos fueron interesados. Se creía que las cosas se iban a mantener estables, que el cierto florecimiento económico que había en esa época iba a continuar y, para no frustrarlo, votaron por ella, no por principios. O sea, hay una franja de la sociedad, la indecisa, que votó por ella en ese momento, pero que en otra elección seguramente no lo va a volver a hacer. Y el enriquecimiento de ellos es obsceno porque no es posible que en los años en que fueron funcionarios hayan hecho un enriquecimiento de esa magnitud sin dar explicaciones. La respuesta que ella dio en Harvard diciendo que fue una abogada exitosísima, es una suerte de autoacusación, porque ella no fue abogada exitosísima.
l ¿Fue un exabrupto de la Presidenta la carta o hay un objetivo de amedrentar, acallar la crítica?
- Ella sigue una técnica, evidentemente asesorada, que es muy antigua, y es el aprovechamiento político del terror. El terror es el instrumento más eficaz para mantener el poder. Lo aplicaron todos los autoritarios de la historia: Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, Castro… Es un instrumento político para sojuzgar a la gente. El terror se logra no solo matando, como ocurrió en la dictadura, sino que se logra con este tipo de actitudes, donde se le contesta de una forma tal que paraliza a la otra parte. O si no, se utilizan organismos del Estado, como la AFIP, para fines que no corresponden. Por algo, la gente dice AFIPSTAPO. Argentina es un país que en las últimas generaciones se ha vuelto muy corrupto. Tiene una suerte de septicemia de corrupción, la sociedad está corrupta. Y no viene de ahora.
l Hay quienes dicen que estamos frente a la decadencia del relato K. ¿Lo ve así?
- Creo que se está agrietando porque es una gran mentira, es una pintura de epopeya de algo que no tiene nada de epopeya. La lucha por el poder que se está dando dentro del kirchnerismo ante la perspectiva muy seria de que ella no pueda ser reelecta, determina que allí empiece una pelea fratricida que no se sabe cómo termina. Pero me preocupa la Argentina global: en este momento no cuenta con una oposición unificada ni brillante ni con figuras que despierten gran entusiasmo. Y por otro lado, han desaparecido las fuerzas de contención: ya no hay fuerzas armadas, la policía está sospechada de corrupción, los sindicatos están dirigidos por gremialistas a los cuales la sociedad con esmero quiere verlos de forma simpática porque sabe que también tuvieron enriquecimiento ilícito.
l Usted ha sido siempre muy crítico del peronismo, pero los analistas sostienen que el futuro de la Argentina 2015 se va a decidir otra vez dentro del peronismo.
- Ya no se sabe qué es el peronismo, tuvo tantas versiones… Predominan ciertos slogans, palabras que tienen un efecto embriagador: pueblo, justicia social, últimamente se incorporaron los derechos humanos, pero en el peronismo no tienen mucha fuerza las palabras libertad, democracia, instituciones, porque desde sus orígenes a eso no le dio demasiada importancia. Tiene ese tipo de palabras dominantes y esto no es algo irrelevante porque demuestra la parte profunda del espíritu de gobierno del peronismo. En el peronismo gobierna el deseo de tener el poder, el pragmatismo para conservarlo. Y ese conservar el poder con medidas que son beneficiosas para quienes votan porque quiere imponerse por los votos. Para mantenerse en el poder, necesita el apoyo de la población, por eso las medidas de justicia social, subsidios, apoyo a los sindicatos, etc. La pregunta crítica es: ¿eso lleva a que la Argentina crezca en serio? ¿O indica que la Argentina sigue respirando, funciona un poco mejor o peor, pero no cambiamos? Van a continuar figuras que se llaman peronistas manejando este tipo de lenguaje que expresa técnicas de mantenimiento del poder que dan beneficios a la población pero que no significa un florecimiento decisivo del país.
l Uno de los rasgos de la personalidad de Kirchner fue su pragmatismo. ¿Qué rasgo destaca de la Presidenta, en especial, la Cristina del 54%?
- El matrimonio Kirchner es un matrimonio desigual. Cuando él asume la Presidencia, recuerdo haber visto por TV como Cristina se sintió molesta porque Kirchner tomaba el bastón al revés y no se abrochaba el saco. No son lo mismo. Por otro lado, Néstor era un hombre pragmático que sabía negociar y por eso se mantuvo tan firme durante los gobiernos de Menem y después cambió porque se dio cuenta que su popularidad, lo que lo mantendría en el poder, pasaba por darle preeminencia a los derechos humanos, ser más crítico con los militares y poner en marcha algo que la gente olvida, que es provocar la relación amigo-enemigo que también estudió Carl Schmitt, el teórico nazi. No nos olvidemos que Kirchner desde el salón Blanco de Casa de Gobierno acusó con nombre y apellido a empresarios, sacerdotes, periodistas y metió miedo. Incluso hay versiones de que él a sus propios funcionarios los maltrataba. Es esa política del terror que comenzó con él mucho más eficaz que la que hace Cristina. Me cuesta pensar que Néstor hubiera dicho: Vamos por todo. No lo hubiera dicho porque era más pragmático que ella. Eso cae muy mal. Él iba a ir por todo pero sin decirlo. Ella lo dice.
l ¿Cambió Cristina a partir del 54%? Se ve desde el segundo mandato una Presidenta más ideologizada, más intolerante. – Pienso que al principio a ella la exaltó muy fuertemente el 54%. Le produjo una suerte de alegría vibrante, incontenible, omnipotente y entonces ahí se lanzó por el vamos por todo. Pero luego comenzaron los problemas que empezaron a golperarle el narcisismo, la convicción de que ella lo podía todo. Aquí se produce un fenómeno diferente, ella empieza a reaccionar de otra manera pero por otra razón: no porque sienta que domina todo, sino porque cada vez domina menos. Entonces está muy agresiva cuando nota que se le escapan ciertas cosas de las manos. De ahí su alternancia de humor.
l La vía de comunicación directa que ha elegido con la gente, el Twitter, ¿cree que le rinde?
- Es muy difícil suponer que una Presidenta tenga tiempo para dedicar tantas horas al Twitter. Es evidente que hay un equipo que lo trabaja. Usan el lenguaje que necesita. También la SIDE está a su servicio. Ella se enoja con alguien o alguien se atreve a levantarle la voz y directamente la SIDE le presenta una carpeta con los antecedentes de esa persona: siempre hay algo con qué darle.
l ¿Por qué cree que su lenguaje su estilo se volvió más coloquial? ¿A dónde se apunta?
- Creo que en ella influyó mucho el estilo de Chávez. Chávez y Fidel Castro tienen diferencias. Fidel podía pronunciar discursos larguísimos pero eran discursos de un hombre que pensaba, afecto a la cultura y que no bajaba al terreno estercolero. Usaba buen lenguaje, podía decir alguna broma, una ironía, pero se mantenía en un buen nivel. Chávez pasó a otro estilo, de hacer esas largas conferencias, haciendo referencias absurdas y llenas de bajeza y eso al pueblo le gusta. En el pueblo fascinado, con poca preparación, que no ha tenido acceso al refinamiento del lenguaje o del pensamiento, eso da buen resultado. Creo que en ella influyó mucho el estilo Chávez. Incluso, usa palabras que no eran para nada usuales en ella. Y en inglés, porque le da más llegada a los jóvenes. Una forma de seducir.
l El apoyo, en algunos casos casi fanático, de sectores preparados, artistas, intelectuales, ¿cómo lo explica? ¿Le sorprende?
- Hay diversas razones. Una fracción importante de intelectuales adhirió al kirchnerismo cuando Néstor tuvo una clara política en favor de los derechos humanos, en ser muy firmes con las FF.AA. Incluso gente que conozco, que tiene espíritu democrático, se acercó por esa razón. Después creyeron que Kirchner encabezaba un gobierno auténticamente progresista sin darse cuenta de que era un progresismo de derecha, reaccionario, al servicio del capitalismo de amigos. Pero una vez que se produce esa adhesión, es difícil desprenderse. En la psicología humana, cuando un chico se hace hincha de un club de fútbol, después no puede salir aunque el club dé vergüenza. La gente que adhirió al kirchnerismo ya no tiene forma de salir porque tendrían que reconocer su profundo error y eso necesita mucho coraje, mucha fortaleza de ánimo para poder hacerlo. Además, nos encontramos ahora con la etapa del miedo, el ejemplo de Darín…
l De hecho muy pocos colegas se solidarizaron con él y los artistas K lo criticaron duramente.
- Ahí juega otro aspecto: en países donde hay mucho autoritarismo, por el miedo, la gente se torna indigna. Y allí hay gente que saca grandes beneficios y se enriquece rápidamente. Hay una gran cantidad de actores que se han beneficiado mucho con el kirchnerismo en los contratos, altos sueldos, beneficios de los cuales no solo no se animan a desprenderse; tienen miedo que al despegarse puedan ser acusados, entonces no lo hacen. Es más grave aún porque el kirchnerismo dispone de instrumentos del Estado para poder acusar a cualquiera, aunque sea falsamente.
l Cuando se critican ciertas restricciones a las libertades, el Gobierno se escuda en que vivimos una democracia plena porque hay elecciones libres.
- Para nada, la democracia tiene dos elementos: uno es el acto eleccionario y otro es el funcionamiento de las instituciones. Por elecciones pudo asumir el poder Hitler. ¿Era democrático? El peronismo siempre usó el acto eleccionario para mostrarse como un régimen democrático, pero no lo fue. Ya desde el primer peronismo hubo coerción a la libertad de prensa, persecución, represión en universidades, se obligó a los jueces a jurarle lealtad a Perón. Y en la Argentina kirchnerista, el Gobierno fue elegido por elecciones pero las instituciones no funcionan, ni siquiera tenemos federalismo. No hay democracia plena, hay relativa democracia, muy debilitada.
l Democratizar la Justicia aparece ahora como el próximo objetivo K. ¿Cómo lo ve?
- Creen que en las elecciones van a volver a ganar, que van a conseguir imponer los jueces que sean funcionales a ellos. Pero podrían llevarse una sorpresa.
l ¿Cristina va a poder reformar la Constitución para ser reelecta?
- Hoy lo veo muy difícil. Van a tratar a toda costa de no disminuir sus legisladores en la próxima elección, no solo porque les falle el proyecto de reforma constitucional, sino porque va a ser un signo que va a deteriorar mucho la imagen triunfalista que tienen en el Gobierno. La gente que rodea a Cristina está más nerviosa que ella porque es la que va a quedar complicada si Cristina cae.
l ¿Imagina que tiene plan B el Gobierno si no hay re-re?
- El plan B podemos suponer que va a consistir, a pesar de Cristina, en una alianza con Scioli.
l Pero hacen todo por sacarlo de la cancha…
- Sí, pero Scioli es un flotador, no se hunde. Uno no sabe cuáles son sus verdaderas habilidades políticas, hasta ahora demostró gran capacidad para poder flotar y mantenerse, con Néstor y con Cristina. Si eso le va a servir para gobernar bien un país, no lo sabemos. Porque la herencia que queda es muy grave, pero es muy posible que se llegue a una alianza con Scioli y él garantice la impunidad después de 2015. No hay otro sucesor con su fuerza.
l Seguimos dentro del PJ. ¿La oposición no tiene chances?
- En la oposición, como nombres, no hay nada. Hoy Argentina tiene que salir de una emergencia que es la perspectiva de que el país pueda entrar en un clima de caos si el kirchnerismo se desploma rápidamente. Y la oposición no se da cuenta de que ése es su deber moral: formar un cuerpo que diga nosotros vamos a gobernar la Argentina en la crisis y, más adelante, cuando esa crisis pase, las instituciones vuelvan a funcionar, empezaremos a dividir la cancha entre las diversas opciones ideológicas. El kirchnerismo está hundiendo al país en una severísima crisis de odio, enfrentamientos y desorientación. Mientras Chile al lado es un país que prospera, Uruguay, Brasil y hasta Paraguay prospera, la Argentina se está hundiendo
- Darín fue vocero de lo que piensa más de la mitad de los argentinos. El 54% de los votos que ella obtuvo, muchos fueron interesados. Se creía que las cosas se iban a mantener estables, que el cierto florecimiento económico que había en esa época iba a continuar y, para no frustrarlo, votaron por ella, no por principios. O sea, hay una franja de la sociedad, la indecisa, que votó por ella en ese momento, pero que en otra elección seguramente no lo va a volver a hacer. Y el enriquecimiento de ellos es obsceno porque no es posible que en los años en que fueron funcionarios hayan hecho un enriquecimiento de esa magnitud sin dar explicaciones. La respuesta que ella dio en Harvard diciendo que fue una abogada exitosísima, es una suerte de autoacusación, porque ella no fue abogada exitosísima.
l ¿Fue un exabrupto de la Presidenta la carta o hay un objetivo de amedrentar, acallar la crítica?
- Ella sigue una técnica, evidentemente asesorada, que es muy antigua, y es el aprovechamiento político del terror. El terror es el instrumento más eficaz para mantener el poder. Lo aplicaron todos los autoritarios de la historia: Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, Castro… Es un instrumento político para sojuzgar a la gente. El terror se logra no solo matando, como ocurrió en la dictadura, sino que se logra con este tipo de actitudes, donde se le contesta de una forma tal que paraliza a la otra parte. O si no, se utilizan organismos del Estado, como la AFIP, para fines que no corresponden. Por algo, la gente dice AFIPSTAPO. Argentina es un país que en las últimas generaciones se ha vuelto muy corrupto. Tiene una suerte de septicemia de corrupción, la sociedad está corrupta. Y no viene de ahora.
l Hay quienes dicen que estamos frente a la decadencia del relato K. ¿Lo ve así?
- Creo que se está agrietando porque es una gran mentira, es una pintura de epopeya de algo que no tiene nada de epopeya. La lucha por el poder que se está dando dentro del kirchnerismo ante la perspectiva muy seria de que ella no pueda ser reelecta, determina que allí empiece una pelea fratricida que no se sabe cómo termina. Pero me preocupa la Argentina global: en este momento no cuenta con una oposición unificada ni brillante ni con figuras que despierten gran entusiasmo. Y por otro lado, han desaparecido las fuerzas de contención: ya no hay fuerzas armadas, la policía está sospechada de corrupción, los sindicatos están dirigidos por gremialistas a los cuales la sociedad con esmero quiere verlos de forma simpática porque sabe que también tuvieron enriquecimiento ilícito.
l Usted ha sido siempre muy crítico del peronismo, pero los analistas sostienen que el futuro de la Argentina 2015 se va a decidir otra vez dentro del peronismo.
- Ya no se sabe qué es el peronismo, tuvo tantas versiones… Predominan ciertos slogans, palabras que tienen un efecto embriagador: pueblo, justicia social, últimamente se incorporaron los derechos humanos, pero en el peronismo no tienen mucha fuerza las palabras libertad, democracia, instituciones, porque desde sus orígenes a eso no le dio demasiada importancia. Tiene ese tipo de palabras dominantes y esto no es algo irrelevante porque demuestra la parte profunda del espíritu de gobierno del peronismo. En el peronismo gobierna el deseo de tener el poder, el pragmatismo para conservarlo. Y ese conservar el poder con medidas que son beneficiosas para quienes votan porque quiere imponerse por los votos. Para mantenerse en el poder, necesita el apoyo de la población, por eso las medidas de justicia social, subsidios, apoyo a los sindicatos, etc. La pregunta crítica es: ¿eso lleva a que la Argentina crezca en serio? ¿O indica que la Argentina sigue respirando, funciona un poco mejor o peor, pero no cambiamos? Van a continuar figuras que se llaman peronistas manejando este tipo de lenguaje que expresa técnicas de mantenimiento del poder que dan beneficios a la población pero que no significa un florecimiento decisivo del país.
l Uno de los rasgos de la personalidad de Kirchner fue su pragmatismo. ¿Qué rasgo destaca de la Presidenta, en especial, la Cristina del 54%?
- El matrimonio Kirchner es un matrimonio desigual. Cuando él asume la Presidencia, recuerdo haber visto por TV como Cristina se sintió molesta porque Kirchner tomaba el bastón al revés y no se abrochaba el saco. No son lo mismo. Por otro lado, Néstor era un hombre pragmático que sabía negociar y por eso se mantuvo tan firme durante los gobiernos de Menem y después cambió porque se dio cuenta que su popularidad, lo que lo mantendría en el poder, pasaba por darle preeminencia a los derechos humanos, ser más crítico con los militares y poner en marcha algo que la gente olvida, que es provocar la relación amigo-enemigo que también estudió Carl Schmitt, el teórico nazi. No nos olvidemos que Kirchner desde el salón Blanco de Casa de Gobierno acusó con nombre y apellido a empresarios, sacerdotes, periodistas y metió miedo. Incluso hay versiones de que él a sus propios funcionarios los maltrataba. Es esa política del terror que comenzó con él mucho más eficaz que la que hace Cristina. Me cuesta pensar que Néstor hubiera dicho: Vamos por todo. No lo hubiera dicho porque era más pragmático que ella. Eso cae muy mal. Él iba a ir por todo pero sin decirlo. Ella lo dice.
l ¿Cambió Cristina a partir del 54%? Se ve desde el segundo mandato una Presidenta más ideologizada, más intolerante. – Pienso que al principio a ella la exaltó muy fuertemente el 54%. Le produjo una suerte de alegría vibrante, incontenible, omnipotente y entonces ahí se lanzó por el vamos por todo. Pero luego comenzaron los problemas que empezaron a golperarle el narcisismo, la convicción de que ella lo podía todo. Aquí se produce un fenómeno diferente, ella empieza a reaccionar de otra manera pero por otra razón: no porque sienta que domina todo, sino porque cada vez domina menos. Entonces está muy agresiva cuando nota que se le escapan ciertas cosas de las manos. De ahí su alternancia de humor.
l La vía de comunicación directa que ha elegido con la gente, el Twitter, ¿cree que le rinde?
- Es muy difícil suponer que una Presidenta tenga tiempo para dedicar tantas horas al Twitter. Es evidente que hay un equipo que lo trabaja. Usan el lenguaje que necesita. También la SIDE está a su servicio. Ella se enoja con alguien o alguien se atreve a levantarle la voz y directamente la SIDE le presenta una carpeta con los antecedentes de esa persona: siempre hay algo con qué darle.
l ¿Por qué cree que su lenguaje su estilo se volvió más coloquial? ¿A dónde se apunta?
- Creo que en ella influyó mucho el estilo de Chávez. Chávez y Fidel Castro tienen diferencias. Fidel podía pronunciar discursos larguísimos pero eran discursos de un hombre que pensaba, afecto a la cultura y que no bajaba al terreno estercolero. Usaba buen lenguaje, podía decir alguna broma, una ironía, pero se mantenía en un buen nivel. Chávez pasó a otro estilo, de hacer esas largas conferencias, haciendo referencias absurdas y llenas de bajeza y eso al pueblo le gusta. En el pueblo fascinado, con poca preparación, que no ha tenido acceso al refinamiento del lenguaje o del pensamiento, eso da buen resultado. Creo que en ella influyó mucho el estilo Chávez. Incluso, usa palabras que no eran para nada usuales en ella. Y en inglés, porque le da más llegada a los jóvenes. Una forma de seducir.
l El apoyo, en algunos casos casi fanático, de sectores preparados, artistas, intelectuales, ¿cómo lo explica? ¿Le sorprende?
- Hay diversas razones. Una fracción importante de intelectuales adhirió al kirchnerismo cuando Néstor tuvo una clara política en favor de los derechos humanos, en ser muy firmes con las FF.AA. Incluso gente que conozco, que tiene espíritu democrático, se acercó por esa razón. Después creyeron que Kirchner encabezaba un gobierno auténticamente progresista sin darse cuenta de que era un progresismo de derecha, reaccionario, al servicio del capitalismo de amigos. Pero una vez que se produce esa adhesión, es difícil desprenderse. En la psicología humana, cuando un chico se hace hincha de un club de fútbol, después no puede salir aunque el club dé vergüenza. La gente que adhirió al kirchnerismo ya no tiene forma de salir porque tendrían que reconocer su profundo error y eso necesita mucho coraje, mucha fortaleza de ánimo para poder hacerlo. Además, nos encontramos ahora con la etapa del miedo, el ejemplo de Darín…
l De hecho muy pocos colegas se solidarizaron con él y los artistas K lo criticaron duramente.
- Ahí juega otro aspecto: en países donde hay mucho autoritarismo, por el miedo, la gente se torna indigna. Y allí hay gente que saca grandes beneficios y se enriquece rápidamente. Hay una gran cantidad de actores que se han beneficiado mucho con el kirchnerismo en los contratos, altos sueldos, beneficios de los cuales no solo no se animan a desprenderse; tienen miedo que al despegarse puedan ser acusados, entonces no lo hacen. Es más grave aún porque el kirchnerismo dispone de instrumentos del Estado para poder acusar a cualquiera, aunque sea falsamente.
l Cuando se critican ciertas restricciones a las libertades, el Gobierno se escuda en que vivimos una democracia plena porque hay elecciones libres.
- Para nada, la democracia tiene dos elementos: uno es el acto eleccionario y otro es el funcionamiento de las instituciones. Por elecciones pudo asumir el poder Hitler. ¿Era democrático? El peronismo siempre usó el acto eleccionario para mostrarse como un régimen democrático, pero no lo fue. Ya desde el primer peronismo hubo coerción a la libertad de prensa, persecución, represión en universidades, se obligó a los jueces a jurarle lealtad a Perón. Y en la Argentina kirchnerista, el Gobierno fue elegido por elecciones pero las instituciones no funcionan, ni siquiera tenemos federalismo. No hay democracia plena, hay relativa democracia, muy debilitada.
l Democratizar la Justicia aparece ahora como el próximo objetivo K. ¿Cómo lo ve?
- Creen que en las elecciones van a volver a ganar, que van a conseguir imponer los jueces que sean funcionales a ellos. Pero podrían llevarse una sorpresa.
l ¿Cristina va a poder reformar la Constitución para ser reelecta?
- Hoy lo veo muy difícil. Van a tratar a toda costa de no disminuir sus legisladores en la próxima elección, no solo porque les falle el proyecto de reforma constitucional, sino porque va a ser un signo que va a deteriorar mucho la imagen triunfalista que tienen en el Gobierno. La gente que rodea a Cristina está más nerviosa que ella porque es la que va a quedar complicada si Cristina cae.
l ¿Imagina que tiene plan B el Gobierno si no hay re-re?
- El plan B podemos suponer que va a consistir, a pesar de Cristina, en una alianza con Scioli.
l Pero hacen todo por sacarlo de la cancha…
- Sí, pero Scioli es un flotador, no se hunde. Uno no sabe cuáles son sus verdaderas habilidades políticas, hasta ahora demostró gran capacidad para poder flotar y mantenerse, con Néstor y con Cristina. Si eso le va a servir para gobernar bien un país, no lo sabemos. Porque la herencia que queda es muy grave, pero es muy posible que se llegue a una alianza con Scioli y él garantice la impunidad después de 2015. No hay otro sucesor con su fuerza.
l Seguimos dentro del PJ. ¿La oposición no tiene chances?
- En la oposición, como nombres, no hay nada. Hoy Argentina tiene que salir de una emergencia que es la perspectiva de que el país pueda entrar en un clima de caos si el kirchnerismo se desploma rápidamente. Y la oposición no se da cuenta de que ése es su deber moral: formar un cuerpo que diga nosotros vamos a gobernar la Argentina en la crisis y, más adelante, cuando esa crisis pase, las instituciones vuelvan a funcionar, empezaremos a dividir la cancha entre las diversas opciones ideológicas. El kirchnerismo está hundiendo al país en una severísima crisis de odio, enfrentamientos y desorientación. Mientras Chile al lado es un país que prospera, Uruguay, Brasil y hasta Paraguay prospera, la Argentina se está hundiendo
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