Sin definiciones sobre calamar y el acuerdo con China

La pesquería de calamar tiene características propias que generan un manejo diferente y más complejo que el de las especies anuales, como la merluza. La presencia aleatoria en la zona de pesca del illex causa, en la mayoría de los casos, una situación de debilidad económico financiera a las empresas dedicadas a su captura. Por otra parte resulta un recurso estratégico en la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas, dado que garantiza la presencia de flota nacional en la zona de conflicto.

Años de bajos precios, seguidos por otros de escasas capturas, han dado por resultado un sector siempre al borde del abismo. Durante 2012 se habló de la creación de un programa de desarrollo a cuatro años para lograr estabilidad de las empresas, pero la falta de sinergia entre el sector público y el privado derivaron en la toma de resoluciones, por parte del Estado, contrarias a los intereses empresarios. El ejemplo más claro es el de las resoluciones que permitieron el registro de buques a la bandera propugnando el aumento de flota, que generó la enérgica oposición de los armadores poteros. Finalmente no se llegó a disputas judiciales dado que la convocatoria no cosechó adeptos; sin embargo la incorporación de nuevos buques no ha sido descartada y los asiduos viajes y firmas de convenios con la República Popular China, mantienen latente la sospecha de que la intención del Gobierno Nacional es incorporar 10 barcos chinos a la flota nacional. Incluso es de conocimiento de REVISTA PUERTO que algunos empresarios ya están realizando gestiones para verse beneficiados en el reparto de permisos mediante asociación con empresas asiáticas.

Las pocas reuniones de la Comisión de manejo para el calamar no han arrojado certezas al respecto y el sector percibe poca claridad en las decisiones que se tomarán a futuro. Por otra parte desde la Subsecretaría de Pesca se ha solicitado a los armadores que refuercen –tal como lo hicieron durante 2011- su presencia fuera de la milla 200 y el sector aceptó gustoso; pero solicitó se tomasen algunas medidas para mejorar su competitividad ante los buques extranjeros que año tras año se abastecen de illex en las inmediaciones de nuestra ZEE. A un mes del inicio de la temporada fuera de la zona de exclusión, todavía no se han establecidos pautas claras para que los empresarios se embarquen en el armado de los buques.

Las medidas solicitadas desde el sector empresario no son nuevas. Una nota enviada en 2007 al entonces subsecretario de Pesca, Gerardo Nieto, mantiene absoluta vigencia al día de hoy. En aquella oportunidad se planteaba la suspensión transitoria del pago de derechos de exportaciones; medidas inmediatas para mejorar nuestra competitividad en la llamada milla 201 y avanzando sobre ella del modo que se considerara más conveniente, por ejemplo estableciendo vedas y suspendiendo además la entrada a puerto de los buques pesqueros extranjeros; convocatoria a las autoridades pesqueras de las provincias, especialmente las patagónicas, que sufrirían las peores consecuencias de la crisis, para que tomaran conciencia de la gravedad de la situación, y comenzaran a cambiar su postura tradicional fiscalista, cortoplacista; reembolsos por puertos patagónicos; reducción de los derechos de importación, especialmente en China y Japón, u obtención de cupos de importación especiales; gestiones de la representación diplomática argentina ante la UE para contrarrestar las acciones impulsadas por industriales españoles para eliminar la posición de Calamar Illex dentro del SGP.

Muchos aseguran que la convocatoria a la inscripción de nuevos buques poteros fracasó porque las condiciones en las que debían ingresarlos las empresas chinas eran las mismas en las que deben hacerlo las nacionales. Persistiendo en la intención de que 10 barcos del gigante asiático operen en nuestra plataforma marina, se teme que las condiciones que se generen sean beneficiosas para los extranjeros en desmedro de los argentinos. Si no por acción, al menos por omisión.