CHILE : Pese al aislamiento, Rodrigo Aguirre logró levantar una agroindustria que procesa rosa mosqueta, nalca y calafate. Este emprendedor quiere vivir y morir en Palena, pero sobre todo sueña con dejar una pequeña huella. Y lo está logrando.
Palena es el pueblo más austral de la Región de los Lagos. Desde Puerto Montt, las principales formas de llegar son tres: en avioneta hasta Chaitén y de ahí cuatro horas en un bus de recorrido regular; en barco, lo cual demora 16 horas, o pasando por Argentina, lo que toma un día.
Para qué hablar entonces de lo difícil que puede ser desarrollar una empresa productiva en la zona.
El ingeniero en alimentos Rodrigo Aguirre, nacido y criado en esas tierras, bien sabe de estos desafíos.
Pese a todas las barreras naturales y económicas, creó Frutos Palena, empresa especializada en productos a base de rosa mosqueta, arbusto que abunda en la zona. Partió hace siete años ocupando una de las piezas de la residencial que tiene su padre en Palena, pero ahora ya está instalado con una planta de 300 m² y en 2011 produjo 44 toneladas de pulpa, todo a punta de ñeque y postular a cuanto programa de apoyo estatal se le pusiera por delante.
Aguirre se salió con la suya y ahora no sólo está en pleno proceso de adaptación para hacer más eficiente su negocio, sino que está buscando nuevas alternativas, como mermelada de nalca y mirando fijo también otros frutos locales, como el calafate y el maqui.
Rosa por donde se mire
En esos campos, por donde se mire está la rosa eglantaria, un arbusto que crece silvestre en Chile y en algunas otras partes del mundo. Florece una vez al año y su fruto se emplea en gastronomía, principalmente pastelería, bajo la forma de mermelada o pulpa. De sus semillas, que son consideradas desechos del fruto, se extrae además aceite. Éste es muy requerido para fines cosméticos y médicos. Son conocidas las propiedades del aceite de rosa mosqueta como cicatrizante y regeneradora de la piel, por sus elevados niveles de ácidos grasos poliinsaturados, entre otros el aceite linoleico. La pulpa de la fruta también contiene vitamina C, calcio y fósforo, según datos de la composición de alimentos de la FAO.
El método para extraer el aceite ha sido tradicionalmente la presión en frío.
Rodrigo Aguirre tuvo que salir un tiempo de su tierra para ir a estudiar ingeniería en alimentos en la Universidad de la Frontera. Durante sus años de estudiante, aprovechó los laboratorios de la universidad para investigar más sobre esta especie que lo tenía “obsesionado”, como cuenta. Para titularse basó su tesis un extraer el aceite de la rosa mosqueta a través de solventes. Probó con enzimas hasta que le resultó: pudo extraer el 100% del aceite.
REGRESO A CASA
Con su título profesional en mano, en 2005 cumplió su propósito de volver a vivir y trabajar en Palena.
Pero no fue fácil.
“En Palena hay pocas perspectivas de empleo y de desarrollo productivo. Con la erupción del volcán Chaitén se fue la Gobernación, el SAG y la Conaf, que proporcionaban puestos de trabajo”, observa Aguirre.
La distancia y lo difícil de acceder atenta contra práticamente todo.
“Estamos muy lejos. Si se me rompe una pieza de alguna máquina, tengo que ir hasta Puerto Montt y luego esperar un par de días más por el repuesto. El transporte de una máquina cualquiera puede salir $200 mil”.
Entonces optó por armar una pequeña empresa para hacer mermelada de rosa mosqueta. Su padre tiene una residencial en Palena. Rodrigo ocupó inicialmente una de sus piezas para su fábricas. Paralelamente pidió apoyo financiero de Corfo y Sercotec, para innovar productivamente con una máquina procesadora de mosqueta a la medida de sus necesidades. El fruto de la rosa mosqueta contiene unos peciolos o pelillos que no deben colarse en la mermelada.
“Echando a perder varias veces, armé una máquina que permite eliminarlos con mayor rapidez de lo que hacían las señoras que en forma muy casera estrujaban los pelillos con una media”, cuenta. Con un capital semilla compró una marmita suficientemente grande para industrializar su negocio.
Las cosas le fueron resultando. Hoy tiene una hectárea de terreno propio, a 2 km del pueblo, con agua potable, luz eléctrica y señal de celular. Ahí procesa pulpa o puré de rosa mosqueta cocidos en unos contenedores tipo bag-in-box de 4, 10 y 25 kg, envase apropiado a las necesidades de clientes más corporativos. Y postulando a cuanto fondo de fomento productivo e innovación existe, logró financiar con el apoyo de la Corfo una planta de 300 m², que ofrece un ambiente óptimo para la elaboración de sus productos. En 2011 procesó 44 toneladas de pulpa y los productos de Frutos Palena fueron incluso distribuidos al grupo industrial argentino Arcor, relata Aguirre.
La cosecha 2012 fue de 30 toneladas y las distribuyó principalmente a pastelerías, hoteles y a público en general.
“Tan sólo en Palena podrían cosecharse 500 toneladas por hectárea”, estima Aguirre.
El problema principal son los costos de transporte involucrados en la posterior comercialización de todo lo que se produzca.
“Hoy produzco pulpa líquida, pero trasladar un kilo a Santiago me cuesta muy caro. Entonces necesito investigar cómo reducir de manera eficiente y de bajo costo el agua que tengo que agregar a la pulpa para procesarla, de modo de obtener una pulpa más espesa y así hacer más eficientes mis costos de transporte”, explica.
Para este fin acaba de presentar ese proyecto para un fondo de la Corfo destinado a financiar prototipos.
FUTURO PRODUCTIVO
Ahora está pensando en incursionar en la producción de aceite. Ya averiguó que por cada 100 kg de semillas -equivalentes a 50 frascos de 15 ml- se logran 800 a 900 gr de aceite. Todo un negocio si se considera que el precio de venta de un frasco de 15 ml es de aproximadamente $2 mil.
“Podría ser mi producto principal, pero la prensa es cara. Se requiere de un molino de cilindro para que funcione a escala industrial. Esto tiene un costo de $13 millones. Una prensa hidráulica sería lo mejor, pero cuesta cerca de $40 millones”, reflexiona Aguirre.
Aguirre tiene varias otras inquietudes empresariales. Considera que de la rosa mosqueta todavía se sabe poco.
“Al dar la pepa a unos chanchos se vio que el licopeno propio de la rosa cambia el color de su carne. Podría quizás, perfectamente, servir como colorante para alimento de peces, por ejemplo. ¡Hay que investigar mucho más con esta especie!”, dice.
En Palena, ser emprendedor no es muy viable sin el apoyo del Estado, afirma.
Sin embargo no se amilana.
En 2011 produjo 2 mil kg de mermelada de nalcas, sin hilachas, como pidió un cliente de Osorno.
“Se vendieron todos”, dice.
En la zona, además, hay maqui y calafate, dos frutos que le interesaría procesar, aun cuando la cosecha manual es más dificultosa.
“El problema aquí es la mano de obra. A mis coterráneos no les gusta ir al monte y trabajar. Sin embargo, con un pago de $200 por kg de rosa mosqueta, el retorno puede ser interesante. Ha habido personas que han cosechado hasta 400 kg en un día, ganando $80.000″, comenta.
A pesar de los contratiempos, Rodrigo Aguirre se declara un hombre feliz.
“Me gusta lo que hago. Miro los cerros, el paisaje, siento el aire y tengo claro que quiero vivir aquí con mi familia y mi hijo Amaro. Me gustaría que mi empresa sea a futuro una fuente estable de empleo en la zona, ocupando los productos estacionales que proporciona Palena. Quisiera dejar una huella en mi tierra. Creo que se puede”, recalca.
En 2011 procesó 44 toneladas de pulpa que se distribuyeron incluso en Argentina, a pesar de que en la zona los costos son mayores y escasea de todo, tiene nuevos proyectos.
Un mercado de la rosa mosqueta chilena
La rosa mosqueta es un arbusto silvestre de ramas delgadas y espinosas, que da flores rosadas o blancas a partir de octubre, con un fruto rojo o anaranjado. Está presente desde Valparaíso a Aysén. Sirve para hacer mermeladas o pulpa, y para elaborar aceite, que se extrae de las semillas de la planta. En plena producción, se ha estimado que una hectárea puede llegar a proporcionar hasta cuatro toneladas de frutos. Una tonelada de frutos, deja cerca de 250 kg de semillas.
La comercialización de la pulpa destinada a té, mermeladas, preparados para pastelería o barras para snacks, no está tan desarrollada como la del aceite. Éste se orienta a la exportación, específicamente a laboratorios.
El mercado local de la cosmética natural está creciendo, aunque no tanto como en Europa o EE.UU..
Las formas de extraer el aceite de las semillas del fruto maduro son por prensado natural frío y por solventes, con posterior refinación mediante procesos químicos. El aceite de rosa mosqueta presenta un alto porcentaje de ácidos grasos esenciales poliinsaturados (linoleico, linolénico, oleico, esteárico y palmítico) y sustancias como taninos, flavonoides y betacaroteno, todos beneficiosos para el funcionamiento celular, específicamente la regeneración de tejidos y proliferación de nuevas células. Eso lo hace atractivo como elemento natural para incorporarlo en cremas, champús, jabones, además de en estado puro. Entre enero y julio de 2011, según datos de Aduanas se exportó aceite de rosa mosqueta corriente y orgánico por US$ 2,6 millones. Entre los productores locales que registra ProChile como exportadores, están Comercial Kosmetik Chile, Coesam, Natural Oils, Vita-Oil y T&W Novbeltec, entre otros.
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