Desde su creación hemos tenido más reclamos en asambleas que trabajo para elevar propuestas concretas para el corto, mediano y largo plazo. Criticar al poder legislativo es errar, completamente, el eje
Por: Arturo Navarro (*)
En el último comunicado de la Comisión de Enlace algo esta ausente: las propuestas. Las entidades aún no han dejado en claro qué modelo de país quieren, qué proyecto agropecuario necesitamos y cuál es la plataforma para consolidarlo. En medio de pedidos y comunicados, lo que falta es una propuesta formal para defenderla en los debates parlamentarios. El año electoral presenta una gran oportunidad para que los productores puedan verse representados y para seguir trabajando con libertad, igualdad y dignidad con los otros sectores de la economía
A esta altura del debate, nadie puede ignorar –ni oficialismo, ni oposición- el rol estratégico que juega el sector agroindustrial en la consolidación del crecimiento y el desarrollo sustentable de la economía nacional. Claro está, si se respecta el federalismo fiscal, como determina nuestra Constitución. Lo que varía son las formas sobre cómo alcanzarlo. Por eso, la Comisión de Enlace debe definir una postura concreta.
Hemos pasado demasiado tiempo analizando el pasado, elaborando propuestas coyunturales y realizando conjeturas. Hay que explicitar las propuestas agropecuarias y agroindustriales para el mediano y largo plazo. Debemos aprovechar las condiciones internacionales –mayor demanda de cantidad y calidad de alimentos- y aumentar las exportaciones para abastecer mejor el consumo interno.
Han pasado tres años del conflicto que originó la 125. En este tiempo, el sector agropecuario no ha sabido concretar una propuesta de lo que necesita el país para aprovechar todo el potencial del complejo agroindustrial. Sin un amplio acuerdo del sector, la seducción a los partidos políticos es remota. El principal responsable es la Comisión de Enlace y las otras entidades del sector.
Coincidir en una propuesta común desde un sector no supone la pérdida de identidad de las distintas entidades. Acentuar las diferencias nos permitiría un trabajo de largo plazo, como viene realizando Brasil desde 1964 cuando creó la Confederación Nacional de Entidades Agropecuarias. Hoy en día, sus dirigentes tienen un gran protagonismo en el trabajo parlamentario. Tal es su importancia, que la actual presidenta de la Confederación Nacional de Entidades Agropecuaria es al mismo tiempo Senadora nacional.
La alternativa local demuestra que, hasta la fecha, la Comisión de Enlace nunca ha presentado formalmente al Congreso un proyecto consensuado por las cuatro entidades. Desde su creación hemos tenido más reclamos en asambleas que trabajo para elevar propuestas concretas para el corto, mediano y largo plazo. Criticar al poder legislativo es errar, completamente, el eje.
Asumir la acción política requiere madurez pero es, también, la única forma de lograr cambios reales que el sector necesita. Si la unanimidad de las cuatro entidades es imposible de lograr, las políticas de estado quedan en conceptos fuertes que embellecen discursos, pero que tienen poco que ver con la vida diaria de los productores.
(*) Consultor. Director de Área Agroindustria de Carta Política.
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