domingo, 17 de julio de 2011

Módulo 4 – Enfermedades, malezas, plagas




La protección también hay que hacerla por ambientes

La aplicación de fitosanitarios comienza a recorrer el mismo camino que las decisiones sobre la estructura del cultivo. Es necesario conocer los períodos críticos en cada región para aplicar. La mayor densidad y diversidad de plagas y malezas reclaman un manejo integral que va más allá de los productos. Crece la importancia de los productores conectados en flujos de información: una innovadora red de ensayos mostró que, en soja, la aplicación georeferenciada de fungicidas foliares en zona oeste dio una respuesta positiva de 138 kilos por hectárea, lo que equivale a una rentabilidad del 63% con los precios actuales del cultivo. Apuntan a un Cluster Tecnológico en maíz.

            Luego de haber recibido un aluvión de 1300 personas el primer día, el Congreso Mundo Soja Maíz 2011 no bajó el ritmo en la mañana de su segundo encuentro y arrancó con un tema clave en la obtención de los rindes: el control de plagas, enfermedades, malezas. El módulo 4 Protección en soja y maíz. Interpretando la historia del terreno, coordinado por Santiago Barberis, puso el foco en la necesidad de llegar a manejos integrales que permitan contemplar la mayor cantidad y diversificación de plagas, malezas y enfermedades. “Deberíamos tomar decisiones en base a ambientes, no sólo en nutrición, sino también en la aplicación para el control de enfermedades”, introdujo Barberis al panel de especialistas.

Una red de información

Santiago González Venzano, de la firma Solapa 4, fue el encargado de dar a conocer una innovadora experiencia que llevan a cabo junto a BASF y Fumigaciones Rodríguez en la zona oeste. “Desarrollamos un modelo experimental totalmente distinto, innovador”, contó el empresario. Se llegó a una Red de Ensayos en soja y maíz que, mediante el establecimiento de una plataforma GIS Web, en la que se dibujan franjas de ensayos de aplicación de fungicidas foliares y sobre las que, en los lotes reales, los aviones aplican en determinados períodos críticos del cultivo.
Con el nombre Proyecto Oeste Verde, la iniciativa parte de la idea de que el agro cuenta hoy con un sistema integrado reunido gracias a flujos de información, plataformas georreferenciadas, compuesto por productores, empresas de servicios tecnológicos (contratistas) y empresas proveedoras de insumos.
            La base fundamental de la experiencia es que “considera que la agricultura por ambientes es la plataforma; pero tenemos que saber administrar dónde sí y dónde no aplicar”.
Entre las primeras conclusiones, lo que brindó el Proyecto es que “no todas las variedades de soja responden igual a la aplicación de fungicidas. Las variedades más sensibles a las enfermedades respondieron mejor. Así como, al aplicar en el momento de mayor posibilidad de aparición de enfermedades, R3, hay mayor respuesta”.
“En el promedio de las franjas de soja (50 en total) nos dio una respuesta de 138 kilos. Nos da un resultado de 14 dólares por hectárea, una rentabilidad del 63%, a los precios actuales”, recalcó González Venzano.
            Para 2011-2012 está planificado hacer un Proyecto de Gestión Tecnológica en Maíz, donde queremos fortalecer las redes de información. “En maíz, nos parece importante trabajar con densidad variable. Es cada vez más crítico y define mejor el negocio. El impacto de densidad en maíz es sumamente alto”, explicó el empresario. “Nuestra visión es tratar de desarrollar un Cluster Tecnológico para maíz; queremos que intensivamente la tecnología se incorpore a los procesos de producción”, concluyó.  

Plagas: hacia un manejo integral

Diego Álvarez, de Agritest, pintó el panorama rápidamente de lo que está pasando con las plagas: hay un nuevo ambiente productivo, un cambio en la abundancia de insectos, los monitores deben ser más precisos y exactos, las nuevas moléculas de los productos químicos tienen un menor impacto ambiental, y la tecnología Bt tiene una importancia creciente. “Nos acercamos al manejo integrado de plagas”, afirmó.
En su charla Evolución de la importancia de las plagas en soja desde los ´90 hasta la actualidad. Influencia del control genético y químico, sostuvo que a partir de los años 2000 aparecen más grupos de madurez, la SD copa prácticamente todos los lotes y se incorpora fuertemente la fertilización, el curado de semillas, la inoculación y la aplicación de fungicidas e insecticidas. Esto hizo que la densidad y variedad de las plagas crezca notablemente. Por eso, “cada vez son más los aspectos en que tenemos que capacitar al monitoreador”, sostuvo.
Para lograr un monitoreo exacto y preciso, “tenemos que respetar la frecuencia de muestreo (en lo posible, muestrear el lote cada 7 días), mejorar el número de muestras por hectárea, los puntos de muestreo tienen que estar bien distribuidos en el lote, hay que saber reconocer la plaga y poder cuantificarla, pero también es necesario saber en qué estado de desarrollo del cultivo se da la plaga”.
Los dispositivos móviles, con datos georeferenciados os permiten hacer muestreos por ambientes
            Así, las nuevas moléculas, los dispositivos móviles con los que cuentan los productores y que les permiten tener datos georreferenciados y enviarlos en tiempo real, la incorporación de tecnología Bt y el uso responsable de insecticidas, “nos van a permitir acercarnos al manejo integrado de plagas”.

Malezas: diversificar soluciones

            Para Daniel Tuesca, de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), quien brindó la charla Malezas: tolerancia a herbicidas la preocupación mayor que está llevando a un cambio en la forma de concebir la protección de los cultivos es que hay un creciente número de malezas tolerantes a glifosato.
            El investigador señaló que “no hay recetas únicas y adaptables a todas las situaciones. En la medida que yo me atraso en el control, los resultados son más aleatorios; eso se puede pensar como tendencia”.
            Desde su óptica, muchos de los problemas que se están viendo en la actualidad (desde malezas que llegan desde el período de barbecho, a tipos de malezas más tolerantes y complejas), son problemas viejos. “El productor tiene que ser consciente de que no hay nuevos herbicidas dando vueltas y no los va a haber por largo tiempo”, advirtió. De allí que sugiriera “pensar en antiguas herramientas”.
Entre sus vaticinios, dijo que, en los próximos 5 años, seguramente haya una mayor densidad poblacional y de dispersión de malezas y también va a haber una mayor presión social en lo que hace a la aplicación. “Por eso vamos a tener que penar en los aspectos culturales del control. No se puede solucionar sólo con aplicación de herbicidas. Las soluciones también hay que diversificarlas. Y entre las estrategias, podemos pensar en: empezar a sustituir herbicidas, mezclarlos, aplicarlos secuencialmente y pensar más en el manejo integrado”, concluyó.

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