Qué se puede esperar de la Niña
El climatólogo José Luis Aiello sostuvo que “existe un 75% de probabilidades que las lluvias estén por debajo de lo normal entre noviembre y marzo. Esto implica un alerta amarilla para los cultivos de soja y maíz”.
Desde el centro de convenciones de la Universidad Católica Argentina de la Ciudad de Buenos Aires, y bajo el lema “Los mercados, la intervención, y la política”, el Seminario Agrotendencias 2010 sigue aportando elementos para comprender el futuro de los mercados agropecuarios. La segunda exposición estuvo a cargo de José Luis Aiello, director de Consultora Climatológica Aplicada (CCA), quien se refirió a las perspectivas climáticas para los próximos meses.
El especialista puso el foco en las previsiones de un año sesgado por el fenómeno de “La Niña”, que generaría lluvias por debajo de lo normal en la zona productiva sojera. “Cuando se produce este fenómeno, existe un 75% de probabilidades de que las lluvias estén por debajo de lo normal entre noviembre y marzo. Esto implica un alerta amarilla para los cultivos de soja y maíz, no influirá en el trigo y generaría buenos rendimientos en arroz y girasol”, expresó. Sin embargo, indicó que la existencia de una merma en las precipitaciones no implica necesariamente la presencia de un período de sequía.
Aiello realizó un análisis comparativo respecto de la última campaña bajo la influencia de La Niña, que se produjo en 2008, y expuso que en aquel año, de una producción potencial de 59 millones de toneladas de soja, nuestro país finalmente produjo 32 millones. “Sin embargo, a diferencia de aquella campaña, contamos con una excelente distribución de agua en el suelo, muy superior a la de dos años atrás, cuando el agua se veía restringida a la región oriental del país. Esta reserva hídrica garantiza la producción de trigo a nivel nacional, en la medida que no se vea fuertemente afectado por enfermedades”, agregó.
Elementos que influyen en las precipitaciones
El fenómeno del Niño es producto de temperaturas por encima de lo normal en el océano Pacífico, y la Niña, de un enfriamiento. Las temperaturas en ambos océanos son importantes, porque en el 80% de los casos de calentamiento se producen lluvias por encima de lo normal entre noviembre y marzo, y en el 75% de los casos de enfriamiento las lluvias están por debajo del promedio. “Para el productor, si se guía por estos datos, va a tomar decisiones acertadas en 8 de cada 10 años. Puntualmente, este año en el océano Pacífico ecuatorial existen temperaturas 3 grados por debajo de la media, de ahí que preveamos una situación Niña”, sostuvo el climatólogo, que observó que el fenómeno se extendería al menos hasta marzo o abril.
En su opinión, para la Argentina la situación más conveniente es la del fenómeno Niño, ya que permite lograr rendimientos superiores en soja. “El 85% del complejo sojero argentino está concentrado en la zona núcleo, y si ahí se instala un pulso seco tenemos un problema. Si la producción potencial alcanzara los 130 millones de toneladas, el efecto de La Niña la disminuiría en 10 o 15 millones de toneladas. En Brasil, por el contrario, existen 4 o 5 núcleos sojeros, lo cual diversifica sus posibilidades”, consideró.
A continuación, el titular de CCA resaltó que La Niña y El Niño sólo explican parte de la variación climática, y comentó que existen efectos regionales del Pacífico y el Atlántico, el ingreso de humedad desde el norte, o la entrada de frentes fríos, que en conjunto definen la real oferta de agua. “Existen fenómenos que no podemos saber cómo van a actuar, cambian cada 15 días y no se pueden pronosticar con anticipación. Por eso, prever cómo va a llover en diciembre o en enero es pura fantasía”, enfatizó.
Una situación para ocuparse
Aiello consideró que para la Argentina las previsiones distan de ser catastróficas: “No hay que preocuparse, hay que ocuparse”, afirmó. Con este escenario, el impacto, por cultivo, sería el siguiente: para la soja, los rendimientos estarían, en general, por debajo de lo normal; para el trigo se avizora una buena situación en la región este, el litoral, Entre Ríos y el este de Buenos Aires. El maíz es el cultivo con mayores dificultades: “recomiendo diseñar siembras para salir del período hídrico crítico”, sostuvo. Finalmente, para el girasol y el arroz sería un muy buen año. En la misma línea, el enfriamiento del océano Atlántico activaría el flujo de humedad en el litoral.
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