Se acaba de iniciar el “periodo de ensayo” por dos años de la obligatoriedad en indicar el país de origen de la carne utilizada en los derivados cárnicos y platos preparados que se comercializan en Francia. En concreto, si los productos tienen entre su composición un 8% o más de carne, se obliga a indicar el país de origen en el etiquetado. Además, los productos que tienen 100% carne francesa pueden colocar en su etiquetado “Produit d´origine Française”.
Desde que en el año 2013 hubiera problemas con el etiquetado de algunos productos en la UE, la interprofesional francesa del bovino, Interbev, ha estado promoviendo la puesta en marcha de esta medida que busca dar a los consumidores información clara y transparente sobre lo que los consumidores compran.
Frente a esto, FoodDrinkEurope, la organización europea en la que se agrupan las federaciones nacionales de industrias alimentarias, asegura que esta especie de ensayo que Francia puede desarrollar durante 2 años, tras recibir la autorización por parte de la Comisión Europea, “tendrá un efecto negativo en la cadena de suministro porque sólo se aplica a Francia y establece un precedente irreversible para la fragmentación del mercado único de la UE de alimentos y bebidas”.
Otras voces como la de Monique Goyens, de la organización europea de consumidores BEUC, defiende que el decreto francés está en línea con lo exigido dentro del Reglamento 1169/2011 ya que en él se dice que los Estados miembro pueden introducir etiquetas obligatorias adicionales si hay datos de que la mayoría de los consumidores estiman que la información es importante.
Por su parte, la Comisión Europea está preparando un informe sobre los efectos que en el consumidor tienen este tipo de etiquetados que no estará listo antes de finales de este año.
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