lunes, 2 de mayo de 2016

El crecimiento del stock bovino argentino, bajo la lupa


Los últimos números del SENASA marcan una mejora interanual del 2%, llegando a 52,6 millones de cabezas. Te contamos cómo fue la evolución en los últimos ocho años, zona por zona y por categoría. Un mapa para la toma de decisiones
De acuerdo con las estimaciones anuales del SENASA, al 31 de marzo el stock bovino argentino llegó a 52,6 millones de cabezas, marcando un crecimiento de 1,2 millones o de poco más del 2% con respecto a 2015.

Las categorías que aumentaron fueron las vacas (3%), vaquillonas (2%) y terneros (6%), en el mismo porcentaje para ambos sexos.

Contrariamente, los  machos adultos siguieron con su tendencia declinante: novillos y novillitos retrocedieron 5 y 2%, respectivamente.

Desde el punto de vista regional, el mayor incremento se registró en el NOA (Salta, Santiago, Tucumán y otras), con 8%; seguido por Buenos Aires, 3%; y la Región Centro (Córdoba, Santa  Fe, Entre Ríos, La Pampa y San Luis), 2%. Por su parte, el NEA (Corrientes, Formosa y Chaco) mostró una reducción del 1%, mientras que Cuyo y la Patagonia anotaron también subas.



Datos cruzados
Teniendo en cuenta que la serie comenzó a publicarse en 2008, cabe aclarar que el siguiente análisis se limita a los últimos ocho años, período con datos consistentes. Sin embargo, es conveniente destacar que el pico del stock se debe haber registrado en 2006 ó 2007.

Según los datos de este año, el porcentaje de marcación, que se obtiene con la existencia de terneros totales comparada con el número de vacas del año anterior, fue de 63%. La cifra se ubica entre las más altas de los últimos años (2012 a 2014) y es muy superior a los de liquidación y sequía (entre 2009 y 2011) cuando osciló entre 51 y 57%.

Por otra parte, si se comparan los números actuales con los de 2008 se pueden apreciar los efectos de la política antiganadera de la última década.

El stock total bajó 9%, en igual medida que en la provincia de Buenos Aires. En la Región Centro cayó 14% mientras que en el NOA aumentó 13% y en el NEA se mantuvo.

Analizando por categoría, las terneras componen el único renglón que muestra números mayores a los de 2008 (1%). Las vacas todavía son 3% menores, los terneros 4% y las vaquillonas 8%.

La nota más saliente es la de novillitos y novillos que están muy lejos de lo que eran hace ocho años. Los primeros son 26% menos y los segundos cayeron un fabuloso 41%, es decir, casi la mitad de entonces. Si hubiera datos discriminados para los novillos pesados, la caída se vería mucho más grande aún.

Inclusive en el NOA, pese al crecimiento de sus existencias, los novillos se ubican 12% por debajo de 2008. En Buenos Aires, la caída fue de 49% y en el Centro del 45%.

En el caso de los terneros, con una caída del 1% para el total del país en relación a 2008, las únicas regiones que muestran incrementos son el NEA con 7% y el NOA con 29%.



Conclusiones
En principio, es alentador que el stock haya crecido en el último año, pese a la incertidumbre política vivida.

El mejor desempeño en el NOA y NEA no empalidece el hecho de que la provincia de Buenos Aires y la Región Centro todavía representan el 72% del total nacional, 2 puntos porcentuales menos que en 2008.

El desplazamiento de la ganadería hacia aquellas otras regiones ha registrado una velocidad muy moderada. No obstante, la categoría en la que más han crecido el NEA y el NOA fue la de novillos, en la que pasaron del 20% del total nacional en 2008 al 27% actual. Esta es una señal interesante para la instalación de nuevos frigoríficos.

El hecho de que el número de novillos y de novillitos sea tan bajo, y que ni siquiera se haya recuperado en los últimos 12 meses, habla del impacto que  las políticas aplicadas hasta diciembre último han tenido. Las mismas, por su restricción sobre las exportaciones y las incertidumbres generadas por las decisiones cambiantes, caprichosas y cortoplacistas, han alentado la rápida terminación de los animales para faena, disminuyendo su edad y peso promedio.

Esta es una razón de mucho más peso que la supuesta preferencia del público por carnes jóvenes, ya que el segmento de población que podría darse el lujo de pagar lo que esta carne debe valer es muy reducido.

Esta característica hace al sector más ineficiente ya que hay que sostener el mismo número de vacas con una producción muy inferior de kilos de carne.

Por último, queda claro que con un esquema regulatorio distinto, las categorías que más tienen para crecer son las de novillitos y novillos. En tanto, los terneros deberían crecer más por mejores índices que por aumento en la cantidad de hembras para reproducción.

Por Miguel Gorelik, Director de Valor Carne

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