Disociada una de la otra, el trigo vive una realidad agronómica y otra económica que condicionan, una vez más, su desempeño. En el sudeste y sur de la provincia, las lluvias otoñales han definido un escenario de humedad acorde con las siembras tempranas del cereal.
Un primer relevamiento realizado por la Bolsa de Cereales de Córdoba estima que el área sembrada en la provincia se recuperaría en un 11,6 por ciento en comparación con el ciclo anterior, para sumar 539.000 hectáreas.
Desde el Inta Marcos Juárez, referente en la zona núcleo, afirman que el interés por incorporar una mayor área fue anterior al anuncio del Gobierno nacional de devolver las retenciones por el trigo que se exporte durante el ciclo 2013/2014.
En el norte, mientras tanto, el ambiente es menos favorable. La falta de lluvias entre marzo y abril ha condicionado la inclusión del cultivo. Aquí, por más ánimo que el productor tenga por incorporar al cereal, el clima es el que tiene la última palabra. Si no llueve hasta el 15 de junio, el trigo brillará por su ausencia, como viene sucediendo en los últimos cuatro años en el norte.
En materia de precios, la escasez que muestra el mercado disponible hace que la brecha entre la cotización actual con el valor previsto para la cosecha (diciembre) ronda los 170 dólares por tonelada. Según afirmó a La Voz del Campo el presidente del Mercado a Término de Buenos Aires (Matba), Ricardo Valderrama, los 195 dólares que marca la posición diciembre es un buen precio para asegurar los costos.
Sin embargo, en un mercado intervenido, se hace imposible predecir cómo será el desempeño futuro de la cotización. A comienzos de la campaña pasada, nadie estaba en condiciones de proyectar que los precios llegarían a un valor superior a los 380 dólares la tonelada, como reflejaron las pizarras en los últimos días.
Avance y freno. Si bien los técnicos que trabajan en el sudeste de la provincia sostienen que en las últimas tres cosechas hubo condiciones agronómicas favorables, en la presente campaña se percibe un mayor interés para la inclusión del cereal.
“Desde el Inta siempre buscamos que las gramíneas de invierno tengan un lugar en la rotación cuando las condiciones de humedad son favorables, por el beneficio que aporta como cobertura de rastrojo y el aporte de materia orgánica con las raíces en los primeros centímetros del suelo. En esta campaña es para destacar la gran demanda de información por parte de productores y técnicos del sudeste y sur de la provincia por la tecnología disponible, en especial por variedades”, aseguró Jorge Fraschina, integrante del grupo de mejoramiento de trigo del Inta Marcos Juárez.
En el norte de la provincia, mientras tanto, sucede todo lo contrario. El trigo no genera expectativas. “Más allá de cualquier coyuntura comercial, la siembra de trigo en esta zona está dada por las lluvias y la acumulación de agua. Y en las últimas cuatro campañas no hubo condiciones para hacer el cultivo”, resumió León Murúa, jefe del Inta Jesús María.
Si hasta el 15 de junio no se producen lluvias de relevancia, los productores volverán a cerrarle la ventana.
A finales de la década de 1990, los departamentos Colón, Totoral, parte Tulumba, Río Primero, Río Seco llegaron a reunir 100 mil hectáreas. Ahora esa superficie apenas se aproxima a las 10 mil, un claro indicador del retroceso del cultivo.
Sanidad y semillas. Mientras en la zona núcleo avanza la siembra temprana de los ciclos largos, que son los que predominan en los planteos regionales, la falta de semilla en algunas variedades (en especial las más utilizadas) se ha convertido en un condicionante.
La baja superficie destinada al trigo durante el ciclo pasado y la aparición de las enfermedades en la espiga (bacteriosis y fusarium), que no sólo afectaron el rendimiento sino también la calidad, fueron las causas de la menor disponibilidad de semillas en la actualidad.
Las abundantes lluvias de octubre pasado, en el momento de espigazón y floración de los trigales, afectaron en forma severa la sanidad del cultivo. Las enfermedades de la espiga, encabezadas por el fusarium y bacteriosis, afectaron los rendimientos.
Sin embargo, los especialistas aseguran que esta situación de ataque fue esporádica. Según Fraschina, las estadísticas muestran que el fenómeno de esa magnitud se produce una vez cada ocho o 10 años.
“Las enfermedades de la espiga aparecen porque el estado fenológico del cultivo coincide con la época de lluvias. En la zona núcleo es común que llueva en ese momento, pero no muchos días. Bajo esas condiciones no habría que esperar ataques severos. Pero el año pasado fue bastante atípico, con 13 días de lluvias y con nubosidad, lo que generó las condiciones para la fuerte presencia de la enfermedad”, explicó Fraschina.
Valores de cosecha
Un buen momento para tomar posición
Entre 196 y 200 dólares. Ese es el valor al que cotiza la tonelada de trigo enero en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba). Los operadores de granos sostienen que se trata de un buen precio para tomar posición en el mercado y asegurarse los costos de producción.
170 dólares. Fue el precio que alcanzó el cereal durante la cosecha en la campaña pasada.
Devolución. Como parte del ingreso por el cereal, el productor recibirá a finales de la campaña la devolución de las retenciones.
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