Un sistema rentable, competitivo y sustentable
Los Bunge destacan que la cría intensiva les permite alcanzar en el establecimiento resultados similares o mejores que los de la agricultura.
Los números le sonríen al sistema de cría intensiva e invernada que vienen realizando los Bunge en Pergamino, en el corazón sojero-maicero de la Argentina. En los ejercicios 2009/2010 y 2010/2011, lograron márgenes brutos de 755 y 743 dólares por hectárea, respectivamente.
Son márgenes que compiten y le pueden ganar a una soja o un maíz de entre 500 y 800 dólares por hectárea en campo propio.
Los Bunge destacan otro dato: este año, con una sequía que en la zona golpeó duro a la agricultura y muchos productores terminaron con quebrantos superiores a los 300 dólares por hectárea en el negocio agrícola, con este sistema ganadero ellos pudieron hacer un margen positivo de 95 dólares por hectárea.
“Con la peor seca de los últimos 80 años en la zona y resultados para atrás en agricultura, este sistema nos permitió hacer un margen positivo a pesar del pésimo año”, subrayó Alberto Bunge.
En realidad, para los Bunge el modelo demostró que puede soportar mejor los embates de un fenómeno climático adverso. Y allí reside también gran parte de su valor estratégico. “En un año normal, la ganadería compite perfectamente [con la agricultura] y en un año como el que tuvimos [por la sequía] permite tener ingresos diversificados en el tiempo”, cuentan.
“El último ejercicio, 2011/2012 con fuerte sequía y muy pobres rindes agrícolas con pérdidas en maíz de 300 a 500 dólares por hectárea, el sistema ganadero de cría fue estable y con un margen bruto positivo de 95 dólares”, detalla un informe de los productores.
En este contexto, para estos productores “no se privilegia el margen bruto unitario, sino el estabilizado en el tiempo”.
Para Eduardo Bunge, eso no es otra cosa que “ingresos más diversificados”.
Logros
En el establecimiento subrayan otros logros, como los altos índices de preñez pese a la sequía que los afectó.
“Luego de la sequía de 2008, el tacto en otoño dio 70,1% sin mortandad de hacienda y durante la fuerte sequía 2011/2012 el valor fue del 96,8% de preñez”, comentaron los productores.
En este contexto, se han logrado mantener buenas producciones de carne pese a las adversidades. Registraron una marca de 197 kilos por hectárea en 2008/2009 y en 2011/2012 ese valor se ubicó en 263 kilos por hectárea.
Según los productores, la producción de carne puede seguir aumentando. “No llegamos al techo”, precisó Carlos Bunge.
El sistema tiene también un mérito por el costado social. Y Eduardo lo sintetiza así: “Nos está permitiendo reincorporar mano de obra con gente que trabaja en el lugar. Es un esquema intensivo con gente en el campo”.
Otro punto que se destaca como logro es la mejora en la fertilidad física y química del suelo por la rotación con pasturas en los mejores suelos agrícolas.
Además, como los Bunge incorporaron dos gramíneas en la rotación (avena/raigrás, que se siembran por avión con soja en pie y luego maíz tardío) están tratando de medir el aporte que se realiza en materia orgánica, carbono y nutrientes. Para ello eligieron un lote donde se va hacer un estudio para medir los distintos parámetros relacionados con el suelo.
La recuperación de los suelos bajos alcalinos, aumentando su productividad, es otro de los méritos que han tenido con la profesionalización de la actividad.
Por lo pronto, los Bunge sumaron también un aprovechamiento de las mejoras del campo, como mangas, molinos, etcétera.
“Estamos convencidos de que estamos utilizando toda la tecnología básica disponible y al alcance de todos. Seguimos aprendiendo algo todos los años. El momento que está pasando la ganadería nos invita a continuar este gran desafío de reconstruir la ganadería argentina y hacerla cada vez más eficiente y rentable”, señalan los productores.
96,8
por ciento
fue el porcentaje de preñez que tuvieron en el campo en el último ejercicio 2011/2012, según detalló el productor Alberto Bunge (foto)
Apuesta por el bienestar animal
Se procura no hacer cosas que irriten a la hacienda
Otro de los rubros sobre los cuales los productores le pusieron especial atención es el bienestar animal. En este sentido, según explicaron, en los corrales se trabaja “sin castigos y sin perros”. Así, se busca no irritar a los animales. Otra de las premisas que siguen al pie de la letra es tener una “intensa presencia a campo”, con recorridas diarias del rodeo y en época de parición dos veces por día. En el establecimiento, además, reciben la visita del técnico asesor dos días por semana para corregir y ajustar el sistema de producción. La capacitación del personal también es un eslabón importante para los productores, a la que le suman, además, una buena planificación, control y seguimiento de los trabajos a campo. Todo esto último apunta a lograr un sistema que genere buena información para la toma de decisiones. Los Bunge realizan trazabilidad del rodeo vacuno para lograr mejores precios. Con los terneros se llevan registros en planillas sobre fecha de nacimiento y características tanto de este animal como de la madre.
Más claves del sistema
- Entore precoz
Se hace un entore precoz de vaquillonas propias de 15 meses “con rigurosa selección y tacto preservicio”.
- Flexibilidad en el destete
El destete es convencional, precoz o anticipado de acuerdo al año y la disponibilidad forrajera. Con la última sequía hicieron destete anticipado de 60 días.
- Más pasto
Programa de fertilización para producir más pasto.
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