Los estatales que dominan la central opositora igual harán su propio paro.
Todos dicen estar de acuerdo con la necesidad de elevar el piso a partir del cual los trabajadores asalariados comienzan a tributar el Impuesto a las Ganancias. Sin embargo, varios de los sectores que ven con buenos ojos el principal reclamo del titular de la CGT, Hugo Moyano, decidieron ayer mantener unaprudente distancia del dirigente camionero, con el que hasta hace pocos meses muchas veces confrontaban.
La baja más sensible para los planes de Moyano fue la de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) que lidera Pablo Micheli y en la que son mayoría los trabajadores estatales nucleados en ATE. Hace unas semanas, esa central propiciaba una protesta conjunta con la CGT, en torno a este y otros reclamos comunes. Pero ahora prefirió marcas diferencias con el estilo del sindicalista y su autonomía al lanzar –sin consultas– una marcha a Plaza de Mayo. Tomó distancia, también, para preservarse de lo que hasta ahora parece –más allá de la justicia del reclamo– una disputa abierta entre el gobierno kirchnerista y quien hasta hace poco era su principal aliado.
“No estamos acostumbrados a que nos convoquen por televisión, no nos parece que ésta sea la forma. La CGT tiene todas las razones y el derecho a tomar esta medida, pero nosotros somos de otro sector y por lo tanto tomamos nuestras decisiones. En ese contexto, hemos resuelto que, si se sostiene el paro, nosotros pararemos. Pero de ahí a movilizarnos es otra historia”, señaló ayer Micheli, explicando por qué quedaron a mitad de camino. ATE mantendrá un paro que había convocado con anterioridad por reivindicaciones propias y marchará al Congreso a las 13, pues mañana se conmemora el Día del Trabajador del Estado. Pero no aportará sus columnas al acto de Plaza de Mayo.
Desde la Federación Agraria, que históricamente mantiene vínculos sólidos con esta fracción de la CTA, también habían deslizado que podrían acompañar activamente la protesta por la suba de los mínimos imponibles. Pero su conducción resolvió que esa adhesión no fuera más que testimonial . “Somos solidarios con los laburantes que hoy ganan cinco mil pesos y son tratados como ricos, y con las luchas que llevan adelante la CTA y lo que está haciendo el movimiento obrero organizado. Acompañamos a los trabajadores de la ciudad y pedimos que también estos cambios alcancen a los pequeños y medianos productores, que tenemos mínimos no imponibles desde la época de la convertibilidad”, señaló Eduardo Buzzi, titular de la entidad. Pero de marchar no dijo nada.
Sucede que, a pesar de las antipatías que hoy resultan comunes sobre la gestión de Cristina Kirchner, para los productores resulta difícil de digerir la figura de Moyano, luego del explícito y activo apoyo que su sector sindical brindó al Gobierno durante el conflicto por la Resolución 125 en 2008.
Lo dejó muy claro ayer el entrerriano Alfredo De Angeli, protagonista de esos hechos. Tras adherir al reclamo de la CGT advirtió: “A ese camión yo no me subo” .
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